Cómo vender su marca personal

Raquel Gómez H.

Fragmento

Presentación

Lo que me motivó a plasmar mis experiencias en este libro fue mi interés por el bienestar de las personas y el deseo de inspirar a otros en el proceso de asumir su vida y su nombre de una manera consciente, como el emprendimiento más importante que pueda tener cualquier ser humano.

Pasaron muchos años y viví sucesos dolorosos antes de aceptar mi responsabilidad en cada uno de ellos. No me daba cuenta de que cada acción u omisión en mi vida personal y profesional estaban ligadas a mi marca personal, a la inevitable huella que van dejando mis pasos en los que me rodean, todo esto unido a sucesos y circunstancias que al final determinaban la manera como cada persona me veía, para bien o para mal.

Pasar de considerarme víctima de las circunstancias a tomar las riendas de mi vida fue un proceso que me costó lágrimas pero también me dio oportunidades, propició relaciones y negocios, unos exitosos y otros no. Esa transformación me llevó a apasionarme con el tema de la marca personal. Pasé por un largo proceso de introspección, del cual salí fortalecida, para empezar un nuevo periodo en mi vida en el cual yo era la protagonista y responsable de cada asunto.

Cuando hablo de marca personal no me refiero a tratar a las personas como productos, sino a mostrarles la importancia de conocerse y de activar sus talentos. Se trata de que adopten su mejor versión, para que se diferencien, para que encuentren su valor mayor y lo comuniquen, para que se hagan responsables de todo lo que les sucede.

El concepto de marca personal es innovador y profundamente humanista. Cuando vemos nuestra vida como la empresa unipersonal más importante y el activo más relevante que tenemos, la calidad de nuestro trabajo o emprendimiento es el producto, y desde nuestros pensamientos, palabras y acciones le ponemos el sello que nos hace únicos. El mundo necesita de marcas personales conscientes, singulares y activas. En los últimos años este concepto ha inspirado a muchos que lo están estudiando y aplicando en su vida.

El concepto lo propusieron hace más de diez años Tom Peters y Peter Drucker, conscientes de que había una forma diferente de trabajar y pensar que se centraba en el profesional como persona, más que en la empresa. “Es el trabajador quien debe tomar primero las riendas de su vida y trabajo, asumir su responsabilidad y por lo tanto recoger los frutos”. Puede decirse que, más que una técnica, es una forma de vivir la vida.

Identificar nuestra marca personal es encontrarnos con nuestra esencia, con todo lo fundamental que nos rige y con los deseos personales y profesionales. Ese descubrimiento hace florecer la mejor versión en cada uno de nosotros, que es, sin duda, la que queremos mantener en la vida y el trabajo.

Congruencia y comunicación son principios que respaldan este concepto. Primero encontramos nuestra marca y luego encontramos el camino para comunicarla. Si somos responsables de nuestra historia, nos volvemos más coherentes en nuestras elecciones y más consistentes con nuestras acciones porque estas producen un resultado.

Si conscientemente somos diligentes, proactivos, respetuosos, amables, considerados y tácticos con quienes nos rodean, esas acciones tendrán un efecto bumerán y retornarán a nosotros de igual manera y lograremos encontrar el lugar y el momento para dar lo mejor de nosotros. Las obras de una marca personal consistente y coherente son lo que mejor habla de nosotros. Son un imán poderoso para atraer lo bueno que nos merecemos y encontrar el escenario adecuado para construir nuestra vida: trabajo, amigos, pareja, oportunidades…

Mi encuentro con mi marca personal me llevó a tomar decisiones difíciles y a hacer renuncias, pero ha valido la pena. Una marca personal definida tiene claras sus elecciones en el trabajo y la vida personal. En mi caso, me permitió encontrar los escenarios profesionales acordes con mis intereses y capacidades y tener un enfoque claro de mi quehacer, tarea que no ha sido fácil ni rápida, pero que ha tenido todo el sentido: ser mi propia embajadora y aceptar ser la embajadora de marcas corporativas y proyectos con los que estuviera en sintonía. En lo personal, me permitió encontrarme con mi coequipero, perfecto en lo fundamental, complemento en la diferencia y un buen ejemplo para mis hijos. En la cotidianidad, me permitió la construcción de un nido de armonía y valores, que siempre soñé, rodeada de personas y amigos diferentes en el hacer pero sintonizados en el ser, y la compañía de seres vivos que aliñan el día a día y alimentan mi alma: los animales y las plantas. Por eso hablo de marca personal con pasión, porque para mí ha significado el encuentro con mi propósito de vida, me ha dado claridad para enfocarme en lo que me gusta y elegir el camino adecuado para lograr lo que me he propuesto.

En veinte años de vida profesional, como ejecutiva, líder de procesos y de personas en diversas culturas organizacionales colombianas, estadounidenses y españolas, he tenido la oportunidad de interactuar con muchos seres humanos, unas veces como clienta, otras como vendedora, colaboradora, jefe, encargada de seleccionar profesionales para una empresa, miembro de juntas directivas, aspirante a ser promovida ante un consejo directivo, entrevistada por exigentes jurados de headhunters, miembro de un grupo negociador o participante en un evento social obligado.

Esta movilidad corporativa, constante en mi caso, fue producto de cambios intencionados en mi búsqueda incansable y en mi afán por encontrarme, crecer, avanzar y situarme en el escenario propicio a mis intereses profesionales, personales y económicos, y en sintonía con mi misión de madre responsable. Hoy es, sin duda, una de mis mayores fortalezas como persona, conferencista, coach y presentadora de mi sección en televisión y ahora autora de estas páginas.

Lo más importante de este viaje profesional ha sido moldear mi carácter, aprender a ponerme en los zapatos de otros, trabajar con personas que tienen diferentes modos de ser y hacer las cosas, tomar decisiones y aprender a sortear conflictos para sacar adelante los procesos y resultados corporativos con los mejores niveles de calidad posibles. Destaco otros logros en este ejercicio, que fue un gran motor en mi transformación personal y profesional: aprender a guardar silencio con prudencia, a esperar, a sortear un comentario desafortunado, a pasar la página, a opinar, a presentarme, a hacer lobby, a tocar puertas, a motivar a muchos a marcar el teléfono y conmover a un interlocutor desconocido, a tranquilizar a un cliente furibundo, a pedir excusas corporativas, y también a presentar y defender con argumentación una buena idea.

Pasé de ser una víctima tímida e invisible a ser conferencista, líder y protagonista de mi vida. Y esto se debió a una decisión personal, porque entendí que tenía que sobrevivir en un mundo de negocios demandante. Fue también gracias a grandes mentores que creyeron en mí y me confiaron importantes misiones y a otros maestros que me enseñaron las acciones negativas que debía evitar: la falta de ética, l

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