Voyagers 3 - Rebelión Omega

Patrick Carman

Fragmento

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Capítulo 1

 

Diario de navegación 12.12

[Miembro del equipo Alfa: Dash Conroy]

[Vía de comunicación: sistema de audio, Gato Nebuloso]

 

«Soy Dash Conroy y estoy al mando del equipo Alfa de los Viajeros del Espacio. Todo lo que podía salir mal ha salido mal. Tenemos suerte de seguir con vida.»

 

[Se produce una interrupción de siete segundos en el mensaje]

 

«En este momento, un miembro de nuestro equipo está desaparecido. La situación en la superficie es demasiado inestable como para regresar. Estoy en el puente del Gato Nebuloso y veo desde lo alto el huracán que sacude la superficie marina de Aqua Gen.»

 

[Se produce una interrupción de cuatro segundos en el mensaje]

 

«Si no consigo traer de vuelta al miembro de mi equipo, dimitiré de mi puesto con efecto inmediato.»

 

[Fin de la transmisión]

 

26 horas antes.

El puente de navegación del Leopardo Nebuloso bullía con la actividad de los ZRK cuando Carly Diamond se acercó a la ventana frontal, en forma de curva. Habían abandonado la velocidad gamma solo unas horas antes, y los ZRK estaban muy ocupados examinando todos los sistemas de la nave en busca de posibles daños. Carly bajó la mirada a la superficie líquida de un planeta que centelleaba bajo la luz de un sol que a ella le resultaba ajeno.

—Eso sí que es un océano de verdad —comentó mientras, asombrada, sacudía la cabeza de un lado a otro—. Es una bola de agua del tamaño de un planeta.

Gabriel Parker y Piper Williams se acercaron y se situaron a su lado.

—Tendría que haber metido en la maleta mi equipo de pescar —bromeó Gabriel—. Me encantaría echar el anzuelo a lo que sea que ande rondando por ahí abajo.

Piper miró a uno y otro lado de su silla flotante y sintió que esta se tambaleaba ligeramente debido a sus movimientos.

—No puedo nadar —declaró—. A menos que este artilugio tenga un mando que yo no conozca.

Dash consultó su MTB, o Mobile Tech Band, donde acababa de llegar un mensaje de Chris: «Sesión informativa sobre el planeta en el puente principal, dentro de dos minutos. Llegaré enseguida».

Dash levantó la vista y miró a Piper a los ojos. Era consciente de que tenía que manejar la situación con delicadeza.

—Aqua Gen está completamente cubierto de agua. Y muy profunda —explicó Dash—. Todavía más que la de los océanos más profundos de la Tierra —negó con la cabeza para mayor efecto—. Casi con toda seguridad, el equipo de búsqueda tendrá que sumergirse en el agua en algún momento.

Piper entornó los ojos y tensó la mandíbula. Dash conocía aquel gesto de determinación.

—No estoy diciendo que no puedas hacerlo —se apresuró a añadir—, pero no tiene sentido someterte a un riesgo innecesario si no es imprescindible.

Dio la impresión de que Piper compartía la idea. Hasta cierto punto.

STEAM 6000 emitió varios pitidos, como si su cerebro electrónico estuviera calculando un problema complicado, y con su voz metálica empezó a recitar estadísticas de un tirón.

—La puntuación conjunta del entrenamiento en el submarino y en las embarcaciones ha tenido como resultado los siguientes datos: Gabriel, preparado para la misión; Carly, preparada para la misión; Dash, preparado al noventa y uno por ciento para la misión; Piper…

—No lo digas —le interrumpió ella. Elevó su silla flotante a poco más de un metro por encima de las cabezas de sus compañeros y se puso a trazar agresivos círculos en el aire. A veces, era su manera de tranquilizarse.

—No se le da mal pilotar ese cacharro —observó Carly.

—Impresionante, ¡sí, señor! —exclamó STEAM 6000—. Piper, preparada al sesenta y siete por ciento para la misión.

Dash sacudió la cabeza de un lado a otro y clavó la vista en el suelo.

—STEAM, no me lo estás poniendo nada fácil.

Piper se acercó flotando hasta pocos centímetros de la cabeza de STEAM y le lanzó una mirada furiosa.

—Podría hacerlo si fuera necesario. El agua me da miedo, nada más. Siento que me voy a ahogar, no puedo evitarlo.

—Lo comprendo, totalmente —aseguró Dash.

—Lo tenemos dominado —declaró Gabriel, que hizo crujir los dedos para mayor énfasis—. Estoy más que listo para montarme en esas lanchas. ¡Venga, vamos!

La seguridad en sí mismo de Gabriel preocupaba y alegraba a Dash en igual medida. Siempre podía contar con él para que se lanzase a cualquier reto y lo diera todo. Pero Gabriel corría muchos riesgos. Y con una tripulación reducida, literalmente a años luz de la Tierra, Dash solo podía aceptar el riesgo en pequeñas dosis.

Chris llegó al puente con una tableta digital en la mano. Pulsó varios mandos en la pantalla y soltó la tableta en el suelo. El holograma de un planeta acuático surgió en mitad del grupo.

—Aqua Gen. No se parece a nada de lo que hemos conocido hasta ahora. Va a ser peligroso.

—Me gusta lo que oigo —comentó Gabriel—. Toda el agua del planeta es venenosa, ¿a que sí? No, un momento: el monstruo del lago Ness está ahí abajo, solo que es más grande que Godzilla. ¡Una especie de edificio con garras y dientes!

—Gabriel, por favor —le dijo Dash.

Código 1

—Perdón —respondió Gabriel, pero no podía evitarlo—. ¿Sabéis lo que hay sí o sí en un planeta de agua? ¡Piratas! No, un momento, ¡piratas zombis!

Carly le dio un puñetazo en el hombro.

—Piratas zombis —repitió mientras ponía los ojos en blanco.

Dash esbozó una sonrisa.

—Carly, deja de pegar a los miembros de la tripulación.

Chris alargó una mano y giró la esfera holográfica con gesto serio.

—Gabriel, tienes más razón de la que te imaginas.

Piper se desplazó por el aire para aproximarse. STEAM se reactivó y también se acercó rodando. Gabriel se inclinó hacia delante.

—Tengo que saberlo —insistió—. ¿Son piratas, monstruos o las dos cosas?

A

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