ILLUMINAE. Expediente_01 (Illuminae 1)

Jay Kristoff
Amie Kaufman

Fragmento

libro-4

Bien, aquí tiene el expediente por el que casi me matan, directora.

No la aburriré con la cantidad de bases de datos que hemos saqueado, la cantidad de años luz que hemos tenido que saltarnos, o la cantidad de niños llorosos, encantadores, que han quedado huérfanos al compilarlo: la dificultad ya va incluida en nuestros honorarios. Pero estos trapos sucios están ahí fuera, si uno sabe dónde buscar. Parece que sus equipos de limpieza no fueron tan exhaustivos como a usted le gustaría, y esta guerra corporativa suya no es tan secreta como usted esperaba.

Encontrará aquí compilado en copia física todo el material sensible que hemos podido desenterrar sobre el desastre de Kerenza. Se han incluido escaneos de la documentación original cuando ha sido posible. El jaleo empieza con la destrucción de la colonia de Kerenza (hoy hace un año) y continúa de manera cronológica con los sucesos a bordo del portaeronaves Alexander y la nave científica Hypatia en la medida en que los hemos podido reconstruir.

Todos los datos visuales y de audio se incluyen en su formato original junto con sus transcripciones por escrito. Todas las anomalías gráficas y tipográficas figuran en los archivos originales. Los comentarios de mi equipo están indicados con el icono de un clip. La AUT censuró ciertos documentos escritos, y nuestros técnicos los han tenido que reconstruir, aunque las palabras malsonantes se han mantenido censuradas siguiendo sus instrucciones. Cierto, es una historia que arranca con la muerte de miles de personas, pero Dios nos libre de que contenga palabrotas.

El Grupo Illuminae

«En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario.»

—Orwell

libro-5

Creación: 30/01/75

Entrevistador: Hábleme sobre lo de ayer.

Kady Grant: Estaba en clase cuando empezó. Sonará estúpido, pero rompí con mi novio por la mañana, y él estaba allí mismo, en la otra punta del aula. Estoy mirando por la ventana, pensando en todo lo que le diría a ese imbécil, cuando esas naves pasan volando sobre nosotros y empiezan a temblar todas las ventanas.

Entrevistador: ¿Sabía usted que estaba sucediendo algo?

Kady Grant: No. Una invasión no es lo primero que se te pasa por la cabeza. El asentamiento de Kerenza no era lo que se dice «legal», pero aun así teníamos tráfico en los alrededores de la mina y la refinería. Me imaginé que sería algún transporte volando muy bajo y me volví a concentrar en el batacazo que se iba a llevar el idiota de mi ex.

Entrevistador: ¿Cuándo se percató de la invasión?

Kady Grant: Eso fue cuando empezaron a sonar todas las alarmas. Algún lumbreras que ahora estará muerto hizo sonar las alarmas de los puertos espaciales. El Defiant —nuestra nave de protección del WUC— había transmitido una señal de alerta para informarnos de la llegada de una gente hostil fuertemente armada, y…

Entrevistador: ¿Cómo sabe usted que el Defiant transmitió una señal de advertencia?

Kady Grant: Se me dan bien los ordenadores. Quería saber lo que estaba pasando en el puerto, así que eché un vistazo.

Entrevistador: ¿Procedió a la evacuación en ese momento?

Kady Grant: Hace usted que parezca mucho más organizado de lo que fue.

Entrevistador: ¿Y cómo fue?

Kady Grant: Todo paz y tranquilidad, aparte de los gritos y las explosiones.

Entrevistador: ¿Cómo salió de allí?

Kady Grant: Practico el pensamiento lateral.

Entrevistador: Lo cual significa que utilizó su ordena…

Kady Grant: Lo cual significa que rompí una ventana.

Entrevistador: Ah.

Kady Grant: Tenía una camioneta en el aparcamiento. Cogí prestada la de mi madre porque no quería volver a casa en metro con él. Tener allí la camioneta me salvó la vida. Vi a uno de mis profesores en el aparcamiento, y apareció en el cielo ese cacho de metal con un estruendo, y…

Entrevistador: ¿Señorita Grant?

Kady Grant: Por un momento creí que me había dejado las llaves en mi mesa, así que vacié la bolsa y lo desparramé todo; supongo que sabía que ya no me haría falta nada de aquello, qué curioso, ¿verdad? Sin embargo, encontré las llaves en el fondo y me subí a la camioneta, y justo cuando pongo el motor en marcha, miro por la ventanilla y ahí está él de pie, mirándome. Le juro que…

Entrevistador: Un momento, están actualizando la lista de supervivientes. ¿Cuál era el nombre que buscaba?

Kady Grant: Ezra Mason.

Entrevistador: Lo tenemos. Está en el Alexander.

Kady Grant: [Inaudible.]

Entrevistador: ¿Se encuentra bien como para continuar, señor Mason?

Ezra Mason: Estoy bien. Me duele el hombro.

Entrevistador: Pediré a un celador que le traiga más pastillas. ¿Qué me decía sobre cómo escapó del instituto?

Ezra Mason: Nunca había visto nada parecido. Todo ese montón de gente, y los gritos. Profesores. Alumnos. Quiero decir que nos conocíamos los unos a los otros. En una colonia tan aislada, prácticamente todo el mundo se conoce. Pero fue como si todos perdiesen la cabeza. Recuerdo que me vi empujado por el gentío y me pregunté por qué notaba blando el suelo del pasillo. Y entonces me di cuenta de lo que estaba pisando.

Entrevistador: ¿Y cómo salió usted?

Ezra Mason: Mido uno noventa y seis, y he jugado en la punta de la defensa del equipo de geeball del instituto. Una vez golpeé a un receptor tan fuerte que lo tuvieron que identificar con el ADN.

Entrevistador: ¿Adónde fue usted después del primer ataque con misiles?

Ezra Mason: Todos se dirigían a la estación de metro, pero yo pensé que, con los estallidos de las bombas, lo último que alguien querría es quedarse enlatado en un túnel bajo el hielo. Así que…

Entrevistador: Espere, ¿es que tenían ustedes una red de metro? Creía que se trataba de un asentamiento ilegal, ¿no?

Ezra Mason: Mira, colega, la mina de Kerenza ha funcionado veinte años sin que nadie se entere. Ahí vivían familias enteras. ¿Sabes lo lejos que estamos del Núcleo?

Entrevistador: Tal vez más lejos de lo que usted cree…

Ezra Mason: ¿Qué demonios quieres decir con eso?

Entrevistador: Nada. Discúlpeme.

Entrevistador: ¿Qué me decía sobre el metro?

Ezra Mason: Sí… claro. Básicamente, no me quería arriesgar a bajar ahí, así que me largué por la salida de incendios y regresé al aparcamiento, aunque tal vez no fuese el mejor de los planes, dado que no tenía coche. Y entonces me pongo a mirar a mi alrededor, del cielo llueve el fuego

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