Marea tóxica

Chen Qiufan

Fragmento

Nota de Ken Liu sobre la traducción de lenguas y nombres

Nota de Ken Liu sobre la traducción de lenguas y nombres

En Marea Tóxica hay una gran variedad de lenguas siníticas (o, para ser más precisos, «topolectos», de los que hablaré más adelante). El idioma de los oriundos de Isla de Silicio se basa en el dialecto de Shantou (también conocida como Swatow), que forma parte de la familia de lenguas chinas min nan, entre las que también se incluye el hokkien, del que a su vez forman parte el taiwanés y el dialecto de Amoy.

Los residuales, trabajadores migrantes de las regiones de China con menor desarrollo económico, llevan al lugar sus propias variedades regionales de chino (la mayoría de las cuales son dialectos del mandarín), pero se comunican entre ellos y con los oriundos de Isla de Silicio en mandarín estándar, que es la lengua franca de la China contemporánea.

Además, dado que Isla de Silicio se encuentra en la provincia de Cantón, cerca de Hong Kong y de la ciudad del mismo nombre, muchos de los habitantes del lugar entienden y hablan el cantonés (sobre todo, el dialecto hongkonés en mayor o menor medida) y conocen la cultura cantonesa (entre la que se incluye Hong Kong).

La gente con un poco más de formación también adereza sus palabras con alusiones y referencias extraídas del chino clásico, que es una lengua literaria.

Esta riqueza lingüística, que también forma parte del día a día de muchos chinos, presenta varios desafíos a la hora de trasvasar el texto para los lectores anglohablantes. La desafortunada tendencia que tienen los medios occidentales de dar importancia únicamente al mandarín estándar y al cantonés de Hong Kong, las dos lenguas siníticas más reputadas de la actualidad, dificulta la representación de un paisaje lingüístico que, en realidad, es mucho más variado. (En chino, la eficiente solución a la controversia entre lenguas y dialectos es la palabra fangyan, que literalmente significa «habla regional». He decidido tener en cuenta el uso actual y traducirla como «topolecto» en lugar de «dialecto», que es una palabra más problemática e imprecisa.)

He limitado mucho el uso el palabras y expresiones chinas en esta traducción por razones de legibilidad. Para mostrar parte de esa riqueza lingüística, he usado la fonética del dialecto teochew en lugares puntuales y dejado las marcas tonales en las notas al pie de página para agilizar la lectura. (Solo hay un momento en toda la novela en el que he dejado las marcas tonales en el texto para que se distinga el teochew del mandarín.) Las palabras que se han incorporado al inglés desde el cantonés, como dim sum o hakau; desde el mandarín, como fengshui; o incluso desde el japonés, como nori, están escritas de esta manera, ya que les resultarán familiares a los lectores anglohablantes. He usado un pinyin basado en mandarín estándar sin marcas tonales para el chino clásico y los neologismos contemporáneos, como shanzhai, que considero que terminarán por incorporarse al inglés.

Los nombres chinos están casi todos escritos en mandarín con un pinyin sin marcas tonales y anteponiendo los apellidos, como es costumbre en China. Esta regla se infringe con los personajes de Hong Kong, para los que he usado un cantonés fonético y sin marcas tonales con los nombres antepuestos, como es costumbre en Occidente.

Prólogo

Prólogo

Las nubes se agitaban en el sudeste como caballos a la fuga. El tifón Saola, que aún se encontraba a trescientos kilómetros de la costa, se acercaba a Hong Kong.

La ruta del tifón, acelerada y errática, hacía honor a su nombre.

A Sug-Yi Chiu Ho le vino a la mente por un instante el aspecto de aquel animal tan grácil que ahora solo existía pixelado en imágenes de bases de datos o disecado en museos.

«Saola» (un animal cuyo nombre científico es Pseudoryx nghetinhensis) era una palabra de los dai que se usaba en Vietnam. Los científicos tuvieron que esperar a que hubieran pasado dieciocho años desde que descubrieron unos cráneos insólitos para que los lugareños admitieran que habían visto un espécimen vivo. Cinco años después, estaban extinguidos.

Los saola tenían unas franjas blancas que les recorrían el morro. Unos cuernos largos y rectos que se curvaban un poco hacia delante y que les granjearon el nombre de «unicornios asiáticos». Cuando existía, la especie poseía las mayores glándulas odoríferas de entre los mamíferos que no estaban extintos, lo que se convirtió en una de las razones principales de su extinción. En el folclore de Vietnam y Laos eran un símbolo de buena suerte, felicidad y longevidad.

Ahora todo eso parecía un chiste.

«Menudo frío.»

La mujer, Sug-Yi, se aferró al lateral de la pequeña lancha motora con una mano mientras usaba la otra para abrigarse mejor con la chaqueta. El Observatorio de Hong Kong había emitido la alerta por ciclones tropicales de nivel ocho, que indicaba una velocidad del viento constante de entre sesenta y tres y ciento diecisiete kilómetros por hora con rachas ocasionales que podían superar los ciento ochenta.

«Sin duda he acertado con el día.»

La Flor de Tusílago se elevó, rompió a través de unas olas coronadas de espuma y se acercó al Larga Prosperidad, un carguero de 8.000 TEU. El carguero había cruzado el Pacífico desde el puerto de Nueva York y New Jersey. Se dirigía a los muelles de Kwai Tsing, desde donde el cargamento se distribuiría a los puertos más pequeños de China.

El timonel le hizo un gesto a Sug-Yi y ella asintió. El fuerte viento le azotaba la cara, que tenía una palidez particular. Los números que descendían por las gafas de Sug-Yi indicaban que el objetivo había aminorado la velocidad en diez nudos, como exigía la norma de las autoridades portuarias, para reducir la cantidad de polución vertida en las aguas del puerto y la estela del barco, que podía afectar a embarcaciones más pequeñas.

«Pero también es una buena oportunidad.»

Hizo un gesto a la tripulación para indicarles que se mantuviesen alerta.

La Flor de Tusílago aceleró y se acercó al Larga Prosperidad hasta que quedaron a la par e igualó la trayectoria y la velocidad. Al lado de aquel contenedor gigante, fabricado por Sams

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