Mamá come sano

Julio Basulto

Fragmento

1

La alimentación saludable la forman alimentos saludables, no «nutrientes saludables»

Como consumidores, salimos ganando cuando pensamos más en términos de alimentos que de nutrientes . Por el contrario, las empresas obtienen mejores resultados si hablan de nutrientes en lugar de, simplemente, alimentos .

Juanjo Cáceres, Consumo inteligente

Amar la trama más que el desenlace

En los próximos capítulos me centraré de lleno en las particularidades de la alimentación de la mujer embarazada o que da el pecho . Sin embargo, creo que antes es necesario describir las características que tiene (y que no tiene) una dieta sana . Por si se te pasa por la cabeza saltarte este capítulo, te recuerdo lo que dice el refrán: «No dejes camino por coger vereda, que crees que adelantas pero rodeas» . Este otro también viene al pelo: «Vísteme despacio, que tengo prisa», que en lengua inglesa es común escuchar en esta otra forma: «More haste, less speed» («A más prisa, menos velocidad») . Puede que no te persuadan los refranes por aquello de «gente refranera, gente embustera» . Si te contestara con «gente de refranes, gente de verdades», posiblemente tampoco te convencería, y por eso he utilizado, para titular este apartado, el verso «amar la trama más que el desenlace» del grandísimo cantautor (y médico) Jorge Drexler . Vayamos pues con la trama .

No da igual la díaita que sigas

La salud, en todas las etapas del ciclo vital (como en el embarazo y la lactancia), no depende tanto del médico, del número de fármacos, de «plantas medicinales» o de «quemagrasas» que tomemos, ni mucho menos del número de regímenes dietéticos milagrosos, «depurativos» y estrafalarios que hagamos, sino de una palabra llamada «dieta», que proviene del término griego díaita . Para los griegos, la dieta se refería a la regulación de los hábitos de vida en general, incluyendo los alimentarios . Así, de acuerdo con esta sana y ancestral perspectiva, no podemos ignorar que el tabaco, la mala alimentación, la inactividad física y el alcohol causan la mayor parte de los fallecimientos en nuestro país, ni que los malos hábitos se están globalizando . «La rápida urbanización y la globalización de los estilos de vida insanos, entre otros motivos, están determinando nuestra salud», dijo en septiembre de 2012 la doctora Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) .

Una prueba de ello la tenemos en un estudio que realizó un seguimiento de 2 .000 varones durante 35 años, en el que se definieron, antes de comenzar, cinco ítems relacionados con la salud:

1. No fumar .
2 . Mantener un peso saludable (tienes más información en el capítulo 6) .
3 . Consumir más de tres raciones diarias de frutas y hortalizas (apuntaron bajo, porque en realidad conviene que los adultos tomemos más de cinco raciones/día) .
4 . Practicar ejercicio de forma regular .
5 . Tomar poco alcohol .

La investigación, recogida en la edición de diciembre de PLoS One, observó que menos del 1 % de los voluntarios cumplían con los cinco parámetros antes citados . El seguimiento de 35 años, además, mostró que el número de individuos cuyos hábitos de salud eran buenos estaba «estancado» . El dato es lo suficientemente desolador para que los que nos dedicamos a la salud lo dejemos estar por imposible . La doctora Wendy Levinson publicó en 2001 (Annals of Internal Medicine) otro dato igual de desalentador: solo el 20 % de los pacientes que buscan servicios médicos se muestran dispuestos a realizar cambios sostenidos en su estilo de vida . Pero no soy de los que tiran la toalla así como así, sino de los que piensan que la constancia todo lo alcanza, de modo que allá voy .

La confluencia de una alimentación saludable (o, mejor dicho, «no insaludable»), la práctica rutinaria de actividad física y evitar el tabaquismo puede prevenir nada menos que el 90 % de las diabetes tipo II, el 80 % de las enfermedades del corazón, el 70 % de los derrames cerebrales y aproximadamente el 70 % de los cánceres . Si nos centramos en la alimentación, la OMS asegura que «mejorar la nutrición podría ser el factor aislado más importante para reducir las enfermedades» . La frase aparece en su libro Food and Health in Europe: a New Basis for Action . En él leemos que 8 de cada 10 enfermedades que hacen que perdamos «años de vida saludable» tienen un componente nutricional acusado o «muy acusado» . Para la OMS, de los 10 riesgos que más perjudican a la salud, 6 están relacionados de forma directa con la alimentación, y causan el 40 % de las muertes .

Apostaría algo a que has leído o escuchado decenas de veces que las frutas y las hortalizas son saludables, aunque no sé si eres consciente de la magnitud del asunto: 1,7 millones de defunciones podrían prevenirse cada año si tomáramos suficiente cantidad de estos alimentos, según la OMS . ¿Qué te parece? Pero espera, que hay más: un magnífico estudio llevado a cabo por Reiss y colaboradores en diciembre de 2012 (Food and Chemical Toxicology) reveló que si la mitad de la población estadounidense tomara una ración más cada día de frutas y hortalizas se podrían evitar 20 .000 casos de cáncer cada año . Asimismo, evaluaron si los pesticidas utilizados en el cultivo de estos alimentos suponían un problema, para concluir que «los consumidores no deben estar preocupados por los riesgos de cáncer de consumir frutas y verduras de cultivo convencional» .

Todo lo anterior es para que no te quepa duda de que no es lo mismo seguir que no seguir una buena díaita . Si hay algo que me gustaría conseguir con mis textos, clases, charlas o conferencias es promover una conciencia pública de la importancia de unos buenos hábitos para la salud . El 8 de mayo de 2011, el periodista Lucas Arraut de El País, entrevistó al doctor Ben Goldacre (autor del libro Mala ciencia, altamente recomendable) y le preguntó: «¿Cuál es el error médico más extendido?» . Su respuesta dio en el clavo :

No saber detectar si algo en tu estilo de vida te genera problemas . Se necesitan ideas muy sencillas que no se enseñan en los colegios . Esa es la tragedia .

También me gustaría despertar a los legisladores de su letargo para que restrinjan la olla a presión de la publicidad de comida malsana dirigida a niños (inteligentísima y muy bien calculada, como un misil «inteligente») y que prohíban la enajenante publicidad (directa, indirecta o encubierta) del alcohol . No lo pido yo solito, lo propuso la OMS en 2010 en su «Informe sobre la situación mundial de las enfermedades no transmisibles» . Hablaré de ello más adelante, pero, antes, un repaso al concepto «comer de todo» .

¿Dieta sana? Yo ya la sigo, porque como muy variado y «de todo» (sic)

En 2006, la Comisión Europea publicó un documento denominado «Eurobarómetro de salud y alimentos» . En él aparece una encuesta a una muestra representativa de la población europea . Una de las preguntas que se formuló fue «¿qué cree usted que define una alimentación saludable?» . La mayoría de los encuestados respondió «Seguir una dieta equilibrada», pero también «Consumir una variedad de diferentes alimentos» . Esto ilustra que cuando los dietistas-nutricionistas hablamos de una alimentación saludable mucha gente piensa, erróneamente, que hacemos referencia a una «dieta variada» . En todos mis libros he renegado de dicho concepto, y aquí no voy a ser menos . Vivimos en una sociedad en la que transmitir que debemos come

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