Grandes recetas para cocinas pequeñas

Marta Carnicero

Fragmento

INTRODUCCIÓN

Disponer de una cocina pequeña no significa que tengamos que cocinar poco ni que debamos comer mal. Pero es innegable que hay recetas más adecuadas que otras: conviene preparar los platos con pocos ingredientes, de manera sencilla y sin ensuciar demasiados utensilios.

Muchas de las recetas que encontrarás en este libro son de este estilo. De vez en cuando también encontrarás algún plato un poco más laborioso, porque tener una cocina pequeña no debe estar reñido con hacer un extra, si el plato lo vale y disponemos de tiempo y ganas.

Verás que te proponemos algunas recetas pensadas para una persona, otras para dos y otras (las que nos parecen más festivas, o más adecuadas para compartir o invitar) para cuatro comensales. Que la cocina sea pequeña —o vivir en un micropiso— no combina demasiado con tener mucha gente a la mesa, y por esta razón te presentamos recetas para pocos comensales. Evidentemente, puedes aumentar la cantidad de ingredientes si quieres hacerlas para más personas.

ORGANIZARSE EN LA COCINA

Si no contamos con demasiado espacio, la organización es básica. Hay que tener una pequeña despensa abastecida de ingredientes de larga conservación, con los cuales se pueda preparar una variedad de platos que nos permita salir del paso en cualquier momento. Las recetas que te proporcionamos aquí te pueden servir de idea, pero te invitamos a dar un paso más y practicar una cocina de recursos como la que te presentamos a continuación.

Para hacerlo, te proponemos unos cuantos ingredientes que nos parecen imprescindibles para proveer tu despensa (muchos de ellos tardan bastante en caducar y no hay que temer por si los consumimos en un periodo de tiempo demasiado largo). Por otra parte, en los apartados de «recursos» encontrarás una serie de preparaciones básicas, muchas de las cuales las puedes cocinar con antelación y conservar en la nevera o en el congelador. Se trata, por tanto, de combinar estos recursos con los ingredientes de que disponemos, para crear recetas nuevas que te permitan salir de la rutina y que puedas adaptar a tu gusto añadiéndolos a tus platos preferidos.

Así pues, te presentamos a continuación algunos ingredientes y preparaciones que conviene tener a mano por su versatilidad:

EN EL FRIGORÍFICO

(No incluimos en esta lista ingredientes más delicados como los pescados, las aves y las carnes, que conviene comprar con la mínima antelación posible.)

FRUTAS Y HORTALIZAS

Espárragos verdes: salteados, te servirán para coronar una ensalada o preparar unos huevos revueltos de urgencia, con un chorrito de salsa de soja. Con la parte menos tierna y un poco de patata, puedes elaborar una crema deliciosa y añadirle encima una cucharada de mascarpone.

Lechugas y hojas variadas (hoja de roble, lollo rosso, rúcula, canónigos, espinacas frescas): son más que versátiles en la preparación de ensaladas (en el libro encontrarás muchas ideas). Además, puedes utilizar las espinacas para hacer un salteado rápido (que es buenísimo y se prepara en un abrir y cerrar de ojos) o para cocinar el arroz seco de espinacas y boquerones. Con la rúcula puedes preparar un pesto delicioso para acompañar pasta y ñoquis.

Setas (champiñones, setas de cardo, shiitake, setas de temporada: setas de Burdeos, níscalos, rebozuelos...): si tienes miedo de que se estropeen, puedes saltearlas con un poco de ajo y perejil picados y conservarlas ya cocidas en la nevera. Añádelas a cremas de verduras, sírvelas como acompañamiento o utilízalas en la preparación de huevos revueltos y platos de pasta. También puedes añadir un poco de nata líquida y virutas de queso parmesano y utilizarlas de relleno de los canelones.

Berenjenas: puedes freírlas con miel, ponerlas en una ensalada, hacer un mutabal o servirlas con alubias de Santa Pau, espinacas y lomo ibérico, o bien confitar la pulpa al horno para servirlas como acompañamiento, hacer un timbal con gamba roja y tomate confitado o utilizarlas en revueltos, croquetas, pastas y pizzas. En rodajas delgadas enharinadas y fritas, pueden servir de base de lasaña vegetal, alternada con «pétalos» de tomate confitado, albahaca fresca y virutas de parmesano hechas con un pelador.

Tomates: para enriquecer toda clase de ensaladas, preparar una sopa fría, elaborar una salsa de tomate rústica o servirlos, confitados, con burrata y piñones.

Aguacates: por su textura y su gusto, constituyen un recurso fantástico para completar ensaladas. Pruébalos en bocadillos y tostadas, como complemento del salmón en los rollos de sushi o utilízalos para preparar el guacamole (y no volverás a comprarlo hecho nunca más).

Calabacines: perfectos en salteados de verduras, en crema o para cocinar unos espaguetis con calabacín, quesitos y piñones.

Limas y limones: fantásticos para hacer vinagretas para ensaladas, para alegrar unas sencillas patatas al tenedor, preparar unos spaghettini al limón o unos pappardelle rápidos de verano, y para dar un toque diferente a pescados y aves.

Huevos: intenta encontrarlos ecológicos (los reconocerás porque el primer número de los que llevan impresos en la cáscara es un cero), su calidad merece la pena. Utilízalos para preparar un revuelto con salsa de tomate o verduras (por ejemplo, partiendo de un salteado de espárragos verdes y setas, tortillas (quedan muy buenas las de calabacín salteado, cebolla confitada y trocitos de butifarra), enriquecer una ensalada con un huevo escalfado o cocinar unos huevos con pisto y patatas fritas. Un plato delicioso (aunque muy calórico y del cual, por lo tanto, no es bueno abusar) son unos huevos fritos rotos sobre patatas fritas, que resulta todavía más espectacular si los sirves con un trozo de foie a la plancha, cocido vuelta y vuelta en una sartén antiadherente bien caliente, sin materia grasa añadida.

QUESOS

Parmesano o Grana Padano: son caros, pero en las cantidades que se utilizan y teniendo en cuenta su larguísima conservación en la nevera (bien envueltos con film alimentario), constituyen un recurso excelente en ensaladas, sopas y platos de pasta: rallado y mezclado con nata líquida, por ejemplo, te permitirá preparar unos macarrones exprés deliciosos.

Burrata: por su textura cremosa, se conserva muy poco tiempo, pero por sí misma es un entrante excelente si la acompañas con un buen tomate y unos piñones tostados, un poco de vinagre balsámico o unas hojas de albahaca fresca. Con rúcula, tomates cherry y un toque de olivada, se convierte en otro entrante que se prepara en cuestión de minutos. Si no encuentras, sustitúyela por una buena mozzarella de búfala.

Queso cremoso tipo Philadelphia: permite resolver platos de pasta de una manera muy sencilla (añádelos a unos macarrones con salmón ahumado y cebollino, por ejemplo), o preparar vasitos, perfectos para una fiesta o un pica-pica: ponlo sobre hummus, mutabal o guacamole y corónalo todo con huevos de trucha o el salmón marinado. También te servirá para preparar tostadas (unta el pan tostado y condiméntalo con zumo de lima, antes de cubrirlo con aguacate

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos