Esto sí es un dulce. 80 recetas deliciosas y saludables

Silvia Alcedo

Fragmento

cap-1

SOBRE MÍ

Suena a tópico lo de «me dedico a esto por casualidad», pero en mi caso fue tal cual: pasé de aborrecer la repostería a que se convirtiera en mi gran pasión. Y es que del amor al odio hay una línea muy fina…

Aún recuerdo cuando estaba esperando a mi hija mayor, Eva, y, durante el reposo del embarazo, veía un canal de cocina argentino donde unas chicas decoraban pasteles con «pasta de azúcar» y se pasaban semanas haciendo muñequitos para coronar aquellas tartas imposibles de cortar y que jamás se podían comer, pero eso sí, ¡maravillosas de la muerte! Por aquel entonces, yo no lo podía entender. ¡Qué pérdida de tiempo! Y madre mía, si es que una no puede decir nunca de esta agua no beberé…

Cuando Eva cumplió 2 años, en mi esfuerzo por ser la mejor mamá, quise investigar y hacerle a mi hija la tarta más espectacular de su vida. Y mira tú por dónde, ¡lo conseguí (y ya te digo yo que fue por pura chamba)! Todavía me acuerdo de cómo me chorreaba todo, se me doblaba y encima, por aquel entonces, había que hacerlo todo a mano, desde la cobertura al relleno, porque no existían tiendas que vendieran utensilios para elaborar este tipo de recetas.

Siempre me ha gustado superarme a mí misma, y quedé tan contenta con el resultado de la tarta, que me puse a indagar más y, como siempre he sido un poco MacGyver para las manualidades (herencia de mi padre), pues resulta que me vi de repente inmersa en un embolao maravilloso que cambió mi vida. A lo largo de esta experiencia aprendí mucho, fallé mucho más, pero toda esta aventura me ha hecho ser quien soy ahora: una apasionada de la repostería, tenaz y trabajadora.

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Nunca he tomado clases en ninguna academia, aunque me hubiera encantado, pero esos años coincidieron con muchas otras cosas en mi vida que hicieron que fuera imposible. De todos modos, no me arrepiento, porque todo eso me hizo trabajar aún más duro, probando mil cosas, y, entre fallos y aciertos, logré mejorar cada día.

Durante más de 4 años viajé por todos los rincones de España impartiendo cursos y al cabo de un tiempo, respondiendo a la petición de muchas de mis alumnas, creé en 2008 mi tienda online de productos de repostería y menaje de cocina. Tuve que pelear con proveedores extranjeros sin saber ni papa de inglés, pero eso sí ¡con la ilusión más grande del mundo!

En el transcurso de todo este tiempo, he ido evolucionado y he hecho «mía» la repostería. De hacer tartas repletas de azúcar, he acabado preparando recetas más saludables, pero sin perder la esencia de un buen dulce. Por eso el libro tenía que llamarse así: Esto sí que es un dulce. Porque, no te engañes, igual que ocurre en la vida, en la repostería es imprescindible un equilibrio.

Odio la expresión «dulces fit». Créeme, ¡eso no existe! Ni puedo con eso de «este dulce es supersaludable y puedes comerlo a todas horas». No es cierto, no lo es por más dátiles medjoul, maca o chía que lleve. Todo en exceso es malo, también lo es atiborrarse de lechuga mañana, tarde y noche. Si quieres tomar un buen dulce, solo hay un secreto: hazlo verdaderamente bien, prepáralo con ingredientes de la mayor calidad y, sobre todo, disfrútalo. Es mejor poco y bueno que hartarse a comer postres catalogados como «fit», malísimos y repletos de saborizantes y polvos impronunciables, por muy pocas calorías que lleven.

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Y después de tanto rollo que te acabo de contar, ¿sabes lo más importante que he conseguido a lo largo de todos estos años? Confianza. Esa confianza ciega que la gente que me sigue ha depositado en mí: en mis recetas, pero sobre todo, en mi persona. Por encima de los éxitos y logros, y eso lo puedo jurar por lo que más quiero (tenía que sacar mi rama gitana andaluza), me quedo con seguir siendo la misma: natural, auténtica y sin tapujos.

Como me hubiera gustado poder compartirlo con mis padres, sobre todo con mi padre, que pobrecito mío se fue cuando estábamos en plenas reformas de mi primera tienda física. Esa es mi espinita clavada, que él no llegara a verlo. Pero en lo más hondo de mi corazón, sé que ahí arriba están los dos juntitos, mirando todo lo que he conseguido, todo lo que estoy haciendo, y que además mi hermana está conmigo, es mi mano derecha. Sé que se sienten orgullosos de las dos.

Pero bueno, ¡se acabaron las penas! ¡No quiero empezar con tristezas! ¡Aquí La Mega no lo va a permitir! Prepara todo lo necesario para disfrutar de un libro auténtico, con recetas inéditas y ¡doy fe de que todas están pa’chillarle! ¡Vamos a montar el club de los Sacrificios Mortales!

¿Te apuntas?

cap-2

LAS REGLAS DE ORO EN LA REPOSTERÍA

1 LEE LA RECETA ANTES DE EMPEZAR

Mira, calcula y haz una lista con todos los ingredientes que vas a necesitar para que, en el momento de ponerte a hacer la receta, no te falte de nada.

2 PREPARA LOS INGREDIENTES O LAS SUSTITUCIONES

Ten preparados y pesados todos los ingredientes en distintos boles.

Si no lo especifico en la receta, usa siempre ingredientes a temperatura ambiente.

Recuerda que la receta no quedará igual si utilizas sustituciones. En el libro siempre está puesta la opción original, la que mejor queda, en primer lugar. Pero si decides usar sustituciones, también quedará bien.

Para tener una idea inicial, el tamaño de los huevos equivale al siguiente peso sin cáscara:

• Huevos pequeños ≈ 55 g

• Huevos medianos ≈ de 55 a 65 g

• Huevos grandes ≈ de 65 a 75 g

3 ESTUDIA EL PROCESO DE LA RECETA

Mide el tiempo de cada paso del dulce que hayas elegido hacer. Organízate según estos tiempos y sigue las indicaciones de cada elaboración. Hay recetas que se pueden preparar y comer en el momento, pero muchas otras necesitan reposo para que mejore el acabado.

4 NO INTENTES ACELERAR LO QUE NO SE PUEDE

Respetar los reposos, los levados y los tiempos —tanto de la preparación como del horneado— es clave para conseguir el mejor resultado. En cada receta, para que puedas organizarte, está indicado el tiempo completo que te llevará hacerla y el tiempo de horneado.

5 PREPARA EL MOLDE QUE VAYAS A USAR Y TEN SIEMPRE UNA REJILLA A MANO

En cada receta indico el tamaño y el tipo de molde que yo he usado.

Ten en cuenta que, si usas un molde de 20 o 22 cm de diámetro, cuando yo he utilizado uno de 15 cm, nunca te quedará igual y, en ese caso, tendrás que modificar las cantidades (doblándolas o incluso triplicándolas). Haz una regla de tres usando de referencia los huevos, por ejemplo, o el ingrediente que sea por unidad.

Utiliza siempre una rejilla para enfriar lo que saques del horno, sea lo que sea. De esta manera el aire circulará y el resultado no quedará húmedo.

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