Foodtropia

Paola Freire

Fragmento

cap-1

Prólogo

Hay mucha gente que asocia las redes sociales a algo vacío, a imágenes irreales y a vidas ficticias. Sin embargo, para mí siempre han sido una fuente de inspiración. He hecho amigos, conectado con clientes, encontrado ideas fantásticas para proyectos, lugares de vacaciones, restaurantes y, sobre todo, inspiración y aprendizaje.

Ahí fue donde me topé con Foodtropia durante el confinamiento duro: fotografías cuidadas y recetas fantásticas que no intimidan. Cercanía y veracidad. Foodtropia se convirtió en Paola a través de mensajes de texto directos, intercambio de ideas y mensajes de voz en los que pasamos a conversar como si nos conociéramos de toda la vida.

En las redes de Paola escasean los selfis del mismo modo que escasea todo lo irrelevante; no hay ostentación de lugares exóticos, ni fotos innecesarias de su familia o unpackings interminables y sobreactuados. Tampoco hay envoltorios de comida industrial ni envases de plástico acompañados de etiquetas para vender. Hay autenticidad y mucho contenido que se centra en compartir sus conocimientos de manera rigurosa.

Para Paola las redes sociales son un foro de intercambio al estilo romano y ella, la más ferviente seguidora del estoicismo (el bien no está en lo superficial, sino en la sabiduría y el dominio del alma). Yo te doy, tú me das, me haces pensar, crecer y viceversa. Aquí conectamos, colaboramos y aprendemos todos.

Paola, además, en el mundo de la gastronomía representa una generación de mujeres que va a cambiar el panorama actual gracias a que sustenta su profesión en convicciones de raíces profundas y bien ancladas en la tierra. Digo profesión, que no afición, porque la profesionalidad te hace anteponer los intereses de otros a los tuyos. Hace que tu trabajo pivote en torno al de enfrente, al cliente, al que te escucha, y entiendes que eres parte de una cadena y no el centro de todo.

Es, sin duda, el trabajo bien hecho lo que mueve a Paola a seguir creciendo, a seguir regalando conocimiento a la vez que lo adquiere de otros. Y, me apuesto el cuello, también a ser mentora de otras que vendrán después. He visto ese talento, la actitud perfeccionista de Paola, la intención y la gravitas en muchos cocineros excelentes. Cocineros que poseen la misma humildad y curiosidad que ella.

Espero que este libro sea solo el primero de muchos porque estoy segura de que nos quedan muchas versiones de Foodtropia por descubrir: su pasión por los vegetales, la búsqueda del producto auténtico, su amor por los mercados de abastos, los viajes y las recetas de su abuela. Esto es solo el comienzo y apenas estamos viendo por una rendija una parte mínima de su universo.

¡Gracias, amiga, por ser tan generosa y compartir siempre!

PATRICIA MATEO

cap-2

Introducción

En este libro encontraréis la esencia de Foodtropia, un poco de mí, de mi infancia, de mis raíces y de mi formación como chef y pastelera en la escuela de alta cocina Le Cordon Bleu en Madrid.

imagen

Si, hace unos años, me hubieran dicho que convertiría mi afición por la cocina en mi profesión y que hoy estaría escribiendo un libro para compartir con vosotros mis recetas, no me lo habría creído. Pero la vida da muchas vueltas y, si algo he aprendido durante esta etapa es que, con trabajo, pasión y esfuerzo, puedes lograr lo que te propongas.

Como casi todo lo bueno, mi afición por la cocina nació en mi casa, cuando era pequeña. Mi madre nos transmitió a mis hermanas y a mí las bases de una alimentación saludable a través de recetas fáciles, sanas y ricas. Sin embargo, no fue hasta que me mudé a Madrid para ir a la universidad cuando realmente empecé a apreciar y valorar los buenos hábitos alimenticios que nos había inculcado.

Gran parte de esta pasión por los fogones también se la debo a mi abuela Merche, que fue una gran cocinera, tanto que tenía su propia columna de recetas en el periódico La Voz de Galicia. Ha sido una fuente de inspiración para mí ya que, con sus recetas, me ha permitido viajar a los clásicos de la cocina para recuperarlos y darles un toque moderno.

Tan importante es saber cocinar como seleccionar y tratar el producto que vas a utilizar. Sobre esto me ha enseñado, y lo sigue haciendo, mi padre. Él es quien me ha transmitido el placer de comprar en los mercados locales, de sumergirte entre los puestos y de disfrutar de los productos de temporada que tanta importancia tienen en este libro.

imagen

Sin embargo, a pesar de encantarme la cocina y todo lo relacionado con ella, la realidad es que, hasta hace unos pocos años, solo era una afición a la que dedicaba apenas unas horas de mi día a día como abogada.

Todo cambió cuando mi hermana decidió crearme una cuenta en Instagram para que publicara las recetas que preparaba a diario en casa. Decía que la gente tenía que ver cómo es posible cocinar recetas sanas y ricas en poco tiempo. Así fue como hace algo más de tres años nació Foodtropia —un nombre que se le ocurrió a mi marido— sin imaginarme que este pequeño proyecto me traería tantas alegrías con el tiempo.

Empecé a compartir fotos con recetas que preparaba en mis ratos libres explicando el paso a paso de la elaboración con vídeos sencillos y, poco a poco, el número de seguidores fue aumentando gracias al boca a boca.

Entonces, por sorpresa y en el mejor momento, llegó un parón profesional en mi vida. Me fui a vivir a Londres durante 6 meses con mi marido y decidí darle una oportunidad a la cocina. Dediqué esa esa pausa a formarme y a reflexionar sobre si quería que la gastronomía fuera solo una afición o algo más.

Cuando volví de Reino Unido lo tenía claro, quería apostar por la cocina y me inscribí en la prestigiosa escuela Le Cordon Bleu para cursar Le Gran Diplome y convertirme en chef y pastelera. La decisión no pudo ser más acertada. En Le Cordon Bleu me formé con los mejores profesores y aprendí a cocinar como una verdadera profesional, conocí las bases de la cocina, el respeto por el producto y la temporada, la importancia de la organización y la disciplina para ofrecer siempre lo mejor de mí en cada elaboración.

En medio del curso llegó la pandemia y, de un día para otro, se suspendieron las clases. Recuerdo perfectamente aquellos primeros días en los que animaba a la gente a quedarse en casa y cocinar. No me imaginaba que lo que iban a ser unos días de confinamiento se convertirían en meses.

Durante ese periodo trabajé sin descanso y no paré de compartir recetas. Me volqué en Foodtropia más que nunca para tratar de aportar algo de distracción a las familias y que pudieran encontrar un respiro conmigo en la cocina. Cocinaba, grababa y publicaba mis desayunos, comidas y cenas para dar ideas con las que combatir la monotonía de aquellos dí

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos