Técnicas de coaching de Vladimir Putin

Robert Sears

Fragmento

cap

PRÓLOGO

ADVERTENCIA AL LECTOR

Fueron muchas y largas las discusiones que mantuvimos antes de decidirnos a lanzar Técnicas de coaching de Vladímir Putin al mundo.

Los riesgos potenciales son elevados. Imagina un mundo lleno de entusiasmados mini-Vlads armados de tácticas y consejos extraídos de este libro. Tus compañeros de trabajo. Tu abuela. La mujer risueña que valida el carnet del gimnasio. Todos conspirando para ejercer su dominio sobre ti y los demás y aumentar su poder sobre su pequeño rincón del mundo.

Un escenario de pesadilla que nadie querría sobre su conciencia.

Por otro lado, seguramente la mayoría de los mortales somos demasiado pacatos, patéticos y pusilánimes para convertirnos en un verdadero Putin. La gente como nosotros es incapaz de planear algo a veinte minutos vista, así que ya no digamos plantearse el cultivo de Novichok en la nevera de casa.[1] ¿Podríamos beneficiarnos de una milésima parte de esa mentalidad estratégica y capacidad de liderazgo del dirigente ruso sin convertirnos en una amenaza para nuestras comunidades?

Al final, en lugar de limitarnos a publicarlo y encomendarnos a lo que fuese, hemos decidido trasladarte a ti, el lector, la disyuntiva.

Si crees que tú (o la persona a quien le regales el libro) podrías ser un proto-Putin —tal vez ya poseas una faceta cruel o la costumbre de agitar el fervor nacionalista en tu gato—, te rogamos que cierres este libro ahora mismo. El peligro de empoderar aún más a tu Vlad interior es demasiado alto.

Sin embargo, si eres un ser inofensivo que carece de la astucia y la fuerza de voluntad del dirigente ruso, continúa leyendo sin problemas. De hecho, el ejemplo de Putin podría ser justo lo que necesitas para aprender a arreglártelas, impedir que los demás se aprovechen de ti y perseguir algunas metas a largo plazo de una vez por todas.

No obstante, si aún albergas dudas respecto de si es seguro continuar, tal vez el siguiente test te ayude a decidirlo.

¿Cuánto de Putin hay en ti?

 

P1. ¿Cuál es tu juego favorito?

A. Las damas.

B. El ajedrez.

C. El póker 5-D con seres humanos en lugar de cartas y el futuro de las naciones como apuesta.

P2. ¿Vives de alquiler o tienes una vivienda en propiedad?

A. De alquiler.

B. En propiedad.

C. Me he adueñado de una pequeña parte de la casa de otra persona, pero no hace falta entrar en detalles.

P3. Un amigo te confía un secreto. ¿Qué haces?

A. Lo guardo, como le he dicho que haría.

B. Cotilleo, está claro.

C. Almaceno el nuevo activo en mi carpeta de secretos hasta que su utilidad supere la de mi amigo.

P4. ¿Cómo te mantienes en forma?

A. Tengo una app de zumba en el móvil, pero los anuncios son un tostón.

B. Corro.

C. Mi compañero de ejercicios se disfraza de oso y luchamos tres horas al día.

P5. Tus amigos estadounidenses quieren cenar pizza, pero a ti te apetece más comida china. ¿Qué haces?

A. Los acompaño a la pizzería, siempre puedo pedirme una ensalada.

B. Decidimos cenar por separado y quedamos para ir a tomar algo más tarde.

C. Pongo anuncios en su página de Facebook en los que aparece Hillary Clinton dándole un beso de tornillo a un Satán de músculos desproporcionados con el texto «La pizza es para los cornudos».

P6. Es tu primer día de trabajo. Tú:

A. Te integras e intentas pasar desapercibido.

B. Te muestras profesional y asertivo; no te han contratado para ser un mero espectador.

C. Impresionas a todo el mundo irrumpiendo medio desnudo, con un arco, a lomos de un dromedario (o cualquier otro mamífero que haya a mano).

Mayoría de A: No tienes ni una pizca de Putin y puedes continuar leyendo sin poner el mundo en peligro. Incluso podrías convertirte en una persona más dinámica siguiendo el ejemplo de Putin en la vida real.

Mayoría de B: Da la impresión de que eres una persona bastante equilibrada, aunque podrías esconder algunas trazas de Putin. Procede con precaución y detente de inmediato si te descubres entrelazando los dedos e intrigando para tus adentros más de quince minutos al día.

Mayoría de C: Ya eres un proto-Putin. No podemos detenerte —posiblemente nadie pueda—, pero por el futuro del planeta te imploramos que tires este libro a la basura y no sigas leyendo.

 

Sea cual sea tu puntuación, si decides continuar adelante, ten presente que ni el autor ni el editor aceptarán ninguna responsabilidad por las injerencias electorales, invasiones extranjeras, retrocesos democráticos o pulsos nucleares que pudiesen producirse de resultas de este libro.

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