Catalanes y escoceses

John H. Elliott

Fragmento

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NOTA SOBRE EL USO DEL ESTILO

Ha sido imposible mantener una completa uniformidad en la utilización de los nombres en español y en catalán en el texto de este libro. Me he inclinado a mantener los nombres de las instituciones en el original catalán (por ejemplo, Generalitat). Los nombres de ciudades y villas aparecen en su forma castellana. Los nombres de los personajes catalanes presentan un problema irresoluble. Durante la mayor parte del siglo XIX era frecuente que ellos mismos utilizasen la versión castellana en público, incluso aunque hablasen normalmente en catalán. Hoy en día la forma catalana es la que se usa en Cataluña (por ejemplo el general Joan Prim y no Juan Prim). He seguido esta práctica desde alrededor de 1800 en adelante aunque con algunas excepciones. Por ejemplo, el líder rebelde del siglo XVII es conocido siempre como Pau Claris y no como Pablo Claris, y sería absurdo emplear la versión castellana de su nombre. Los nombres de los autores son especialmente dificultosos, puesto que ya desde el movimiento romántico sus libros solían publicarse bajo los nombres castellanos, y así es como aparecen en las bibliografías y en los catálogos de las bibliotecas. Así, el antiguo comerciante y proyectista, Narciso Feliu de la Peña, suele ser conocido hoy en día por la versión catalana de su nombre como Narcís Feliu de la Penya, pero sus tratados fueron publicados en castellano y su nombre aparecía en castellano. He respetado esta práctica hasta alrededor de 1800, donde he trazado la línea divisoria aproximada, aunque con la duda entre Antonio de Capmany o Antoni de Capmany, el bien conocido historiador y político cuya carrera se desarrolló a caballo entre los dos siglos. Mi última opción, la forma catalana, es absolutamente arbitraria.

Se advertirá que las fechas en el encabezado de los capítulos pretenden servir de indicación cronológica del periodo general que cubre cada capítulo y solo deben ser consideradas como aproximadas.

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INTRODUCCIÓN
NACIONES Y NACIONES-ESTADO

Este libro es la historia de dos autoproclamadas naciones que, al menos en el momento en que se escriben estas páginas, no poseen Estado propio. En los últimos años, tanto Escocia como Cataluña han presenciado el crecimiento de poderosos movimientos cuyo propósito ha sido el de conseguir la independencia de sus respectivas mayores supraentidades políticas respectivas, Gran Bretaña y España, a las que se hallan incorporadas desde hace tiempo. Escocia solicitó, y consiguió en 2014, un referendo que los defensores de la independencia esperaban que les permitiese alcanzar su meta por el camino del mandato popular. Tras su celebración, el electorado no consiguió el objetivo esperado, lo cual dejó a una minoría desengañada con la esperanza de que un nuevo referendo en un futuro no muy lejano podría dar lugar a un desenlace diferente. Por su parte, los partidarios de la independencia de Cataluña, los cuales tenían una mayoría en el Parlamento catalán, aprobaron el 6 de septiembre de 2017 la celebración de un referendo sobre la independencia. Basándose en esta votación, el Gobierno autonómico, en contra del Estado español y de la Constitución española de 1978, convocó por su cuenta un referendo ilegal para el 1 de octubre de 2017 y proclamó la independencia de la República Catalana nueve días después.

En su propósito de convertir a sus respectivas naciones en estados soberanos, los líderes de esos movimientos independentistas han seguido un camino bastante transitado ya. Europa, entre finales del siglo XVIII y mediados del XIX, experimentó el surgimiento de un sentimiento nacionalista en el curso del cual pueblos y etnias minoritarios desearon, o intentaron, separarse de las formaciones políticas a las que pertenecían y constituirse como naciones-Estado independientes. Al hacerlo así, se inspiraron en dos grandes movimientos intelectuales e ideológicos de la época: el liberalismo, con su insistencia en los derechos de los ciudadanos a tener alguna forma de representación política, y el romanticismo, con su énfasis en la naturaleza orgánica de las sociedades y en los lazos históricos, étnicos y sentimentales que les daban cohesión.

Esas mismas influencias se estaban ejerciendo también de manera simultánea

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