ÍNDICE
Prólogo
Introducción
1. Baja California
Esteban Cantú
Ensenada
Mexicali
Tijuana
El doctor Bernardo B. Bátiz
El general Juan Felipe Rico
Enrique Diarte y Max Cossman
Onésimo Rivera Carrera
El capitán Fontes
Marcos Alcázar Vega
Salvatore Vitale
Antonio Gastélum
Salomón Sández
Toca Cangas
2. Chihuahua
Ciudad Juárez I
El sheriff Fox y José Quevedo
El general Rodrigo Quevedo
Ciudad Juárez II
La Nacha
Un testimonio
3. Sonora
Cultivos y fármacos ilícitos
El agente Lane
Lino Razo Trejo
Charles H. Derry
Huatabampo
Cananea
Agua Prieta
FBI
Strickland
Nogales
Miguel Parra
Corcoran, Lavat y González
Landavazo y los Pavlovich
Baldomero Castañeda
Otilio Garavito Tapia
4. Sinaloa
Opio y extranjeros
Enrique Senés Castro
Agentes sospechosos
Loaiza, Macías y el Gitano
Roberto Domínguez o Manuel Macías
El pacto mítico
Informantes
Roberto Méndez
La opinión de un general
El candidato
5. Tamaulipas
Los hermanos Treviño
Reynosa
6. Otros estados
Yucatán
Ciudad y Estado de México
Lola La Chata
Coahuila
Durango
Veracruz
Colima
Nayarit
Rogelio Velarde Carrillo
Chiapas
Nuevo León
Gastón Vaca Corella
Michoacán
Guerrero
7. Divergencia y convergencia
Compromisos
Cifras cuestionadas
Un acuerdo informal
El senador Sanborn Young
Droga destruida
Departamento de Salubridad
José Siurob
Diplomacia y vigilancia
El doctor Leopoldo Salazar Viniegra
El embargo
8. Las campañas
1940
1942
1943
Agentes federales
1944
1945
1946
1947-1948
Anslinger en México
La cosecha de 1951
9. Vigilancia permanente
Sospechas infundadas
El coronel Carlos I. Serrano
El Cadillac cargado de opio
Autos y opio
10. Conexiones
PJF
Frindell
Cocaína
Garza Aguilar
Asaf Bala y Escabi
Couttolenc
Una radiografía
11. La “guerra contra las drogas”
El tráfico en y hacia Estados Unidos
Jóvenes y drogas
La interpretación de las leyes
Una preocupación creciente
Discusiones informales
La Operación Intercepción
Conclusiones
Agradecimientos
PRÓLOGO
El tráfico de sustancias psicoactivas ilegales ha sido un tema de preocupación en la agenda de las relaciones bilaterales México-Estados Unidos desde principios del siglo XX. Los Archivos Nacionales en College Park, Maryland, contienen una abundante documentación al respecto. El lector podrá apreciar en este libro, que abarca las primeras seis décadas del siglo xx, el detalle de las observaciones de los diversos funcionarios estadounidenses sobre los cultivos ilegales en varias partes de México, su extensión, los dueños o presuntos dueños de los mismos, los nombres de los traficantes más conocidos en cada época y sus vínculos mencionados o probados con policías, militares, políticos y empresarios. También, las relaciones entre funcionarios de ambos países y sus reacciones ante las propuestas, sugerencias, acciones y exigencias para ejercer mayor control sobre las drogas prohibidas, que se reflejará en las leyes, el papel de algunas policías con atribuciones para investigar asuntos de drogas, en la destrucción de cultivos de plantas ilegales, particularmente adormidera y marihuana, y la detención, encarcelamiento y condena de personas acusadas de ser traficantes.
Hay que destacar la indudable influencia del gobierno de Estados Unidos en el diseño y las características de la política de drogas del gobierno mexicano, con la notable y única excepción de finales de los años treinta y principios de los cuarenta. Y algo de suma importancia que se observa a lo largo del periodo estudiado con base en la información consultada: la subordinación estructural del campo del tráfico de drogas en México al campo de la política, los bajos niveles de violencia relacionados con el negocio ilegal y la exclusión de los traficantes de la actividad política. El negocio nació dentro del campo del poder donde el de la política ocupaba la posición dominante, hegemónica, y el del tráfico una secundaria, periférica, pero no ajena ni autónoma. Por ello, en el desarrollo posterior del negocio no habrá “infiltración” ni “penetración”, versión favorita de quienes desconocen la historia y piensan el campo político como impoluto desde sus orígenes, sino un mayor desprendimiento de la supeditación, una mayor autonomía relativa, y en ciertos momentos y lugares una relación de subordinación invertida.
Más de diez años después de ser publicado por primera vez, este libro vuelve a circular y pone a disposición del público lector una parte del proceso histórico que derivó en la llamada “guerra contra las drogas” del gobierno de Richard Nixon y sucesores. Su impacto diplomático y la secuela sangrienta se verían muy pronto en México con la Operación Intercepción a finales de los años sesenta, donde termina el periodo analizado en este libro, y la Operación Cóndor en la segunda mitad de los setenta. Esta última y el desarrollo ulterior del proceso histórico han sido estudiados y publicados en otros textos de mi autoría como parte de un proyecto de investigación de largo plazo. La metáfora bélica se convirtió en política prioritaria de Estados Unidos, con efectos devastadores. México, con la Operación Cóndor, fue el primer laboratorio en América Latina donde se inició la estrategia que implicaba la participación central, creciente y masiva de las fuerzas armadas. Antes, por lo menos desde 1938, su papel se concentraba en la destrucción de cultivos ilegales en coadyuvancia con la autoridad civil. El ensayo continental continuó con la Operación Fulminante (1978-1980) en Colombia, la Operación Blast Furnace (1986) en Bolivia, la Operación Snowcap (1987) en 12 países pero principalmente en Perú, Bolivia y Ecuador, la Iniciativa Andina (1989) en Colombia, Perú y Bolivia, el Plan Colombia (2000), la Iniciativa Mérida (2008) y la Iniciativa Regional de Seguridad para América Central (2008). Y las que se agreguen m