Tónico para el alma

Osho

Fragmento

cap-2

DIAGNÓSTICO

La conciencia no puede estar contra el cuerpo; tu conciencia reside en él, no pueden verse como contrarios. Te hablo y mi mano hace un gesto sin que yo le diga nada. Hay una profunda sincronía entre mi mano y yo.

Caminas, comes, bebes, y todo indica que eres un cuerpo y una conciencia, como un todo orgánico. No puedes torturar al cuerpo y elevar tu conciencia. El cuerpo debe ser amado, tienes que ser su gran amigo. Es tu casa, tienes que limpiarlo de toda la basura y recordar que está a tu servicio continuamente, día y noche. Incluso cuando duermes tu cuerpo está trabajando continuamente en la digestión, en convertir el alimento en sangre, en desechar las células muertas, en incorporar oxígeno nuevo y fresco al organismo... ¡Y tú estás completamente dormido!

Está haciendo todo lo necesario para tu supervivencia, para tu vida, aunque tú seas tan desagradecido que ni una sola vez le hayas dado las gracias. Por el contrario, las religiones han enseñado a las personas a torturarlo: «El cuerpo es tu enemigo y tienes que liberarte de él, de sus ataduras».

Yo sé que eres mucho más que el cuerpo y que no hay necesidad de tener ninguna atadura, pero el amor no es atadura. El amor y la compasión son absolutamente necesarios para tu cuerpo y su nutrición, y cuanto mejor sea tu cuerpo, mayor es la posibilidad de hacer crecer a la conciencia. Es una unidad orgánica.

El mundo necesita un tipo de educación totalmente nuevo en que esencialmente todas las personas sean introducidas en los silencios del corazón (meditación, en otras palabras), en que se las prepare para tener compasión de su propio cuerpo, pues a menos que tengas compasión por tu propio cuerpo, no la tendrás por el cuerpo de nadie más. Es un organismo vivo y no te ha hecho ningún daño. Ha estado a tu servicio continuamente desde que fuiste concebido y lo seguirá estando hasta que mueras. Hará todo lo que quieras, incluso lo imposible, y no te desobedecerá.

Es inconcebible crear un mecanismo así, tan obediente y tan sabio. Si tomas conciencia de todas las funciones de tu cuerpo te sorprenderás. Nunca has pensado en lo que tu cuerpo ha estado haciendo. Es tan milagroso, tan misterioso... Pero nunca lo has visto. Nunca te has molestado por intimar con tu propio cuerpo, ¿y pretendes amar a otra persona? No puedes, porque esa otra persona también aparece ante ti como cuerpo.

El cuerpo es el mayor misterio de la existencia y necesita ser amado; sus misterios y su funcionamiento deben ser examinados con detalle.

Por desgracia, las religiones han estado absolutamente en contra del cuerpo. Eso da una clave, una indicación definitiva de que si un hombre aprende la sabiduría del cuerpo y su misterio, nunca se preocupará por el sacerdote o por Dios. Habrá encontrado que lo más misterioso dentro de sí mismo y dentro del cuerpo es el altar mismo de la conciencia.

Una vez que estás al tanto de tu conciencia, de tu ser interior, no hay un dios por encima de ti. Solo una persona así puede ser respetuosa con otros seres humanos y otros seres vivientes, porque son tan misteriosos como él mismo; diferentes expresiones y variedades que enriquecen la vida. Además, una vez que un hombre ha encontrado la conciencia de sí mismo, halla la llave de lo esencial. Cualquier educación que no te enseñe a querer a tu cuerpo, a tener compasión por él, a entrar en su misterio, tampoco te enseñará a entrar en tu propia conciencia.

El cuerpo es la puerta, el escalón.

PRESCRIPCIONES

Disuelve la armadura

Tienes una armadura a tu alrededor; no está adherida a ti, tú estás adherido a ella. Cuando te das cuenta de que existe, puedes simplemente tirarla. La armadura está muerta; si tú no la cargas, desaparecerá. No solo la estás cargando sino que también la estás nutriendo y alimentando continuamente.

Todos los niños fluyen. No tienen partes congeladas en ellos; todo su cuerpo es una unidad orgánica. La cabeza no es importante y los pies sí lo son. De hecho no existe la división; no hay demarcaciones. Sin embargo, poco a poco esas demarcaciones comienzan a aparecer. Entonces la mente se convierte en el maestro, el jefe, y de pronto todo el cuerpo está dividido en partes. Algunas son aceptadas por la sociedad y otras no. Hay partes peligrosas para la sociedad y tienen que ser prácticamente destruidas. Esa es la raíz de todo el problema.

Para resolverlo debes observar en qué partes del cuerpo sientes limitaciones. Tan solo haz tres cosas. Una: caminando, sentado o en un lugar donde no estés haciendo nada, espira profundamente. El énfasis debe estar en la espiración, no en la aspiración. Espira profundamente, saca todo el aire que puedas. Espira a través de la boca poco a poco. Cuanto más tiempo te lleve, mejor, pues será más profunda. Cuando todo el aire que había en tu cuerpo haya salido, el cuerpo aspirará; no eres tú quien debe aspirar. La espiración debe ser lenta y profunda y la aspiración debe ser rápida. Esto modificará la armadura cerca del pecho.

Dos: si puedes comenzar a correr un poco, ayudará. No muchos kilómetros, uno y medio es suficiente. Solo visualiza cómo un peso está desapareciendo de las piernas, como si se estuviera cayendo. La armadura está en las piernas si tu libertad ha sido demasiado restringida, si se te ha ordenado qué hacer, cómo ser y adónde ir. Entonces empieza a correr y, mientras lo haces, presta más atención a la espiración. Una vez que recuperes tus piernas y su fluidez, tendrás un gran flujo de energía.

Tres: por la noche, cuando vayas a acostarte, desvístete y, mientras te quitas la ropa, simplemente imagina que no te estás quitando solo prendas, sino que también te estás quitando la armadura. Despójate de ella y haz una respiración profunda; después vete a dormir sin armadura, sin nada en el cuerpo y sin restricciones.

Caída libre

Todas las noches siéntate en una silla y deja caer la cabeza hacia atrás, para que esté relajada y descanse. Puedes usar una almohada para conseguir una postura en la que no haya tensión en el cuello. Entonces suelta la mandíbula, relájate de manera que la boca se abra ligeramente y empieza a respirar por la boca, no por la nariz. Hazlo sin modificar la respiración, debe ser natural. Las primeras respiraciones serán un poco cerradas, pero poco a poco se volverán más ligeras. El aire entrará y saldrá muy suavemente; así es como debería ser. Mantén la boca abierta, los ojos cerrados y relajados.

Entonces empieza a sentir que tus piernas se están soltando, como si te las estuvieran quitando, se sueltan de las articulaciones. Piensa que tú eres solo la parte superior. Ya no están las piernas.

Luego las manos: piensa que ambas manos se van soltando y que te las están quitando. Tal vez incluso oigas un pequeño «clic» dentro cuando se separan. Ya no son tus manos; están muertas, ya no están. Entonces solo queda el torso.

Piensa después en la cabeza, en que te la están quitando y ya no tienes cabeza. Entonces suéltala; hacia donde gire, derecha o izquierda, tú no puedes hacer nada. Simplemente déjala suelta; ya no la tienes.

Ahora solo tienes el torso. Siente que solo eres eso, el pecho y el vientre, nada más.

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