Embarazada, ¿y ahora qué?

Caroline Correia
Pilar Rubio

Fragmento

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Agradezco en primer lugar a Dios por todas las cosas maravillosas que me proporciona, a mis padres, Kira y Everardo, por apoyarme en todo.

Mi hermana Camila por estar siempre a mi lado, mi novio Marcus por todo su cariño y apoyo, a Pilar, Elisa y Chris, por haber estado conmigo cuando estaba ingresada en el hospital.

A mis pacientes por confiar en mi trabajo, y a todos mis amigos.

Caroline Correia

La vida está llena de personas maravillosas y he tenido la suerte de haber conocido a muchas de ellas durante mis embarazos.

Mi agradecimiento a los que se esfuerzan por dar más sin que nadie les exija, a los que buscan un hueco para ayudarte desinteresadamente.

A todos los profesionales que han hecho que ahora esté aquí escribiendo estas líneas con gran ilusión. Mi nuevo «retoño» quiero dedicárselo a los que me han cuidado durante esta aventura de la vida y me han asesorado en este libro. A mi ginecóloga, la doctora Cristina Franco Tejeda, las primeras manos que sostuvieron a mis pequeños, a David, Roberto, Carlos, Vicente, Mari Carmen, Rosi, Raquel, Garbiñe, Elisa, Amanda, Belén, Daniel, Paloma, la doctora Villaseca, Ana, Dani, Pablo, Laura, el doctor Bartha, Soraya, Diana, Pedro, Astrid, Ainara, Maria José, Kira, Camila y Caroline Correia, todos ellos un ejemplo de talento, fuerza, amor por su trabajo, humanidad y vitalidad. De ellos he aprendido mucho. A mis amigos, a mis padres y a mi hermano, que con su paciencia y apoyo me han dado fuerzas para conseguir este sueño. Y a mis tres hombres, Sergio, Sergio Jr. y Marco, los protagonistas de mi vida; os quiero con locura. Rn´R.

Pilar Rubio

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Introducción

Si me hubiesen preguntado hace unos años, no habría sabido qué responder. Tal vez que era demasiado pronto para dejar de ejercer únicamente el papel de hija y convertirme en madre. Puede que me pareciese casi impensable hacer un hueco, en una vida tan caótica cómo la mía, a un ser a quien dedicarme a tiempo completo. Seguía siendo aquella niña a la que la idea de ser madre le parecía bonita pero lejana, una aventura para la que aún no estaba preparada. Pero la vida siempre se adelanta y hace que de pronto tu rumbo cambie.

Finales de octubre de un otoño que se iniciaba y una pareja que recibía la mejor noticia de todas, un gran regalo que ponía la guinda a ese pastel que la mayoría llamamos «amor».

Era una inexplicable mezcla de sensaciones que me llenaban de una alegría especial, a la vez que experimentaba miedos e inseguridades hasta entonces desconocidos. Comenzaba la cuenta atrás y yo necesitaba más que nunca un golpe de realidad que respondiese a ese «¿y ahora qué?» que no paraba de rondarme a todas horas.

Empezaba una gran aventura junto a esa personita que llevaba dentro de mí. Si tuviese que definir aquella sensación, diría que era como ese superpoder que solo una madre puede entender. Me sentía increíblemente fuerte, me parecía que de repente podía con todo, que problemas que antes lo eran habían dejado de serlo y que no podía estar más feliz.

Durante aquella etapa siempre tuve clara una cosa: quería seguir siendo yo misma. Me daba miedo dejar de ser una mujer como yo lo concebía hasta entonces para convertirme solo en madre. Yo quería ser mujer y madre a la vez.

Este no es únicamente un libro acerca del embarazo, sino sobre todo un libro de mujeres que también son madres. Un libro que pretende que las madres se mimen y que te ofrece algunas claves para hacerlo, a la vez que cuidas tu embarazo. En medio de esa lluvia de meteoritos con consejos e ideas bienintencionadas pero cargadas de confusión a los que se enfrenta una embarazada, hacemos un repaso por lo que supone convertirse en madre sin dejar de ser mujer. Dudas y cientos de versiones que a veces no se acercan a la realidad. Hablan aquellos profesionales que saben de las preocupaciones que tuve como madre durante mis dos embarazos. Cuestiones diversas y temas tan variados como la nutrición de una madre o los tipos de parto. ¿Puedo practicar ejercicio durante mi embarazo?, ¿qué son los hipopresivos?, ¿qué puedo hacer para aliviar los dolores del parto?, ¿qué debo llevar al hospital el día del parto?

Y dos años después de mi primer embarazo, con dos niños que son el centro de mi vida, me encuentro con que he vivido experiencias irrepetibles que nunca habría imaginado: he ido al concierto de Scorpions de ocho meses, me sé de memoria los grandes éxitos de la música para niños, he practicado paddlesurf en el ecuador de mi embarazo, me he oído repitiendo las típicas frases de madre que nunca pensé que diría y he acabado escribiendo en este libro mis opiniones, mis dudas, las respuestas de los profesionales y un sinfín de temas que cualquier madre como yo alguna que otra vez se cuestiona en momentos en los que piensas: «¿Qué hace una chica como yo con un embarazo como este?».

Normalidad antes del embarazo

Recuerdo que una pregunta me rondaba la cabeza sin cesar tras ver el resultado positivo (nunca mejor dicho) en el predictor que decía que estaba más acompañada que nunca antes en mi vida: «¿Y AHORA QUÉ?».

«Por el principio, Pilar», me repetía en un intento por buscar un camino entre aquel mar de dudas.

Lo primero que hice entonces fue confirmar que el resultado de ese test de embarazo que compré casi a escondidas en una farmacia era tal y como indicaba, así que fui corriendo a ver a mi ginecóloga, la doctora Franco. Cuál fue mi sorpresa cuando me encontré con que yo, que tenía un retraso de solo cinco días en mi ciclo menstrual, según aquel test, estaba de más de tres semanas… Entonces llegó mi ginecóloga para arrojar un poco de luz en aquel asunto:

¡Estaba embarazada de ocho semanas! No entendía nada; era imposible porque el mes anterior había tenido el período. Era imposible, o eso creía, hasta que me explicaron lo que había ocurrido.

El sangrado durante el embarazo

No es inusual que la mujer sufra un sangrado en las primeras semanas del embarazo. Esto ocurre debido al asentamiento del embrión en las paredes del útero. Estas paredes pueden sufrir una descamación que provoca el sangrado.

La realidad era que llevaba dos meses embarazada y no lo sabía. Seguía con mi vida como siempre, cumpliendo aquella rutina diaria cargada de deporte, trabajo y actividades varias como montar a caballo, algo que no era muy recomendable para una mujer embarazada de tan poco tiempo.

En la primera consulta supe qué se sentía cuando te hacen ese tipo de ecografía. Me resulta muy difícil explicar con palabras la sensación de ese momento. Ahí dentro había una «cosita» que latía, sí, estaba dentro de mí.

Ha pasado mucho tiempo y, aún ahora, cuando lo recuerdo se me vuelven a saltar las lágrimas como en aquel momento. De repente una perfecta combinación de alegría total, amor, fuerza, responsabilidad y energía invadían cada centímetro de mi cuerp

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