La Perfecta Cabrona y los hombres

Elizabeth Hilts

Fragmento

Indice

Índice

Portadilla

Índice

Dedicatoria

Introducción

I. El manual de la cabrona interior

II. Esperar

III. Ah, el amor

IV. Aquí estás

V. La vida de soltera

VI. La parte contratante

VII. El manual de la cabrona interior para tratar a los hombres

VIII. Salir con alguien

IX. Encuentros más íntimos

X. Momentos peligrosos

XI. La parte más sabrosa

XII. Relaciones

XIII. La cohabitación

XIV. Otras relaciones

XV. La ruptura

XVI. La B mayúscula

XVII. Y al final…

Sobre la autora

Créditos

1. Conhecer João

Para los verdaderos amores de mi vida: Neil Swanson, Shannon Hector y Cassidy Elizabeth Singleton. Y para Bernie; ojalá estuvieras aquí.

1. Conhecer João

images

«La intimidad es un arte difícil».

VIRGINIA WOOLF

Introducción

[Introducción]

En mi primer libro, Manual de la perfecta cabrona, hablaba de un fenómeno muy común al que denominaba «encanto tóxico». Desde su más tierna infancia, la mayoría de las mujeres es educada en el encanto tóxico y el síntoma más común de la enfermedad consiste en decir sí cuando realmente quieres decir no. El encanto tóxico te lleva a hacer cosas que realmente no quieres hacer y esto, a su vez, te lleva al resentimiento que puede llegar a surgir de mil maneras distintas: tono cortante, platos rotos, días y más días de malas caras… Este comportamiento, en realidad, no vale para nada y, por lo general, fastidia a todo el mundo incluyéndote a ti.

Lo que he dicho hasta ahora no nos da una imagen demasiado bonita.

Sigo pensando que conocer a nuestra cabrona interior elimina todo resentimiento, porque te hace capaz de decir no. Y cuando puedes decir no es que cuando dices sí lo dices de verdad. (De paso, te quiero decir que conocer a tu cabrona interior no significa que te comportes mal ni que te den ataques ni que te dediques a la manipulación. Esto sería pura mala educación y la vida ya es lo suficientemente dura como para añadirle mala educación).

A pesar de que eliminar el encanto tóxico de tu vida pueda suponer una transición difícil —si siempre has estado a disposición de todo el mundo, todos ellos se van a resistir a la aparición de tu yo real—, lo cierto es que es bastante sencillo. Cualquiera puede dominar el proceso utilizando la frase «yo creo que no», que explico detalladamente en mi primer libro. Os aseguro que merece la pena. Reconocer a tu cabrona interior te lleva, en realidad, a ser más sincera, más comunicativa y, en definitiva, a que tus relaciones con los demás sean mejores y, por descontado, a tener más tiempo para ti.

Pero ¿qué tiene que ver todo esto con el amor? Todo.

Conocer a tu cabrona interior significa que tu vida amorosa va a ser más sencilla. No va a ser necesariamente más fácil; sólo más sencilla. Esto se debe a que el camino de la cabrona interior hacia la intimidad significa que no vas a caer en las trampas que han rodeado a tus relaciones anteriores o que ahora están interfiriendo en tu actual relación.

«¿Cómo?», seguro que te preguntas. Vas a ver:

1. No tendrás miedo de pensar que, si este hombre te conociera de verdad, no querría ni verte.

2. No te sentirás frustrada porque no sabes ni lo que quieres ni lo que necesitas de tu relación.

3. No vas a estar agotada de perder el tiempo con posibles historias de amor que sólo son callejones sin salida.

4. Vas a estar más cómoda con tu situación amorosa, sea cual sea.

¿De dónde saco estas ideas tan increíbles? De la experiencia. Reconocer a mi cabrona interior y sacarla en mi vida amorosa me ha llevado a la mejor relación que he tenido nunca. Créeme. Si a mí me ha funcionado, a ti también te tiene que funcionar.

ENCANTO TÓXICO

Antes de conocer a mi cabrona interior, sufría de encanto tóxico crónico. Especialmente, respecto a los hombres. Mi vida amorosa era un desastre.

Después de dos divorcios, innumerables relaciones —algunas verdaderamente vergonzosas; algunas…, bueno, «pasables», que es lo mejor que puedo decir sobre ellas— y algunos momentos de sequía que harían parecer el Sáhara más verde que Cantabria, seguía creyendo en el verdadero amor y era una idiota. Me consideraba completamente idiota y era el felpudo de cualquier hombre que mostrara el menor interés por mí.

El momento decisivo llegó cuando me enfrenté a aquel chico tan guapo. Dos veces. Cuando me di cuenta de que no sólo soportaba que los hombres me trataran mal, sino que prácticamente se lo estaba pidiendo, supe que tenía que cambiar. Nada de sonreír cuando el macho sentado frente a mí dice cosas absurdas y hace comentarios estúpidos. Nada de seguir tolerando el comportamiento «típico de hombres» cuando están siendo sencillamente aburridos. Nada de pasarme la noche sin dormir pensando en lo que habré hecho mal cuando lo único que he hecho ha sido decir lo que pienso. Se acabó decir sí cuando quiero decir no.

Ya estaba harta. A pesar de que no lo conseguí a la primera, no pasó mucho tiempo

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos