ABC de la crianza

Annie De Acevedo

Fragmento

Antes de empezar…

Queridos papás, decidí escribir este libro en forma de glosario para que puedan usarlo de referencia cuando tengan dudas, o inquietudes, sobre cómo enfrentar las situaciones cotidianas, que viven durante la crianza de sus hijos. A lo largo de las páginas que siguen, encontrarán una recopilación de conceptos, que van desde la A a la Z, de todo lo que he aprendido a lo largo de más de 35 años de experiencia, apoyando a padres y familias. Además, está escrito de una manera innovadora para que puedan consultar con facilidad cuestionarios, consejos, testimonios y temas muy variados, que con seguridad enriquecerán su experiencia como padres. Espero, de la mejor manera posible, que el ABC de la crianza logre abordar la mayor cantidad de conceptos, que he incluido en mis otros libros, y que también he investigado en las obras literarias de otros autores, que se han dedicado a fortalecer y a mejorar los procesos de educación.

Siempre lo he dicho: los padres son los pilares de la crianza y su participación es definitiva para la construcción del éxito y la felicidad de sus hijos. Por eso, papás: para criar hijos felices y exitosos en este mundo moderno, el amor y la disciplina son tan importantes, como la sabiduría que logren transmitir y estoy convencida de que estar bien informados y adquirir conocimientos les permitirá tomar siempre las mejores decisiones. Muchas veces los padres dudamos si estamos haciendo lo correcto o si, por el contrario, estamos cometiendo errores; nos angustiamos y nos sentimos culpables al creer que nos hemos equivocado con la crianza de nuestros hijos. Y en ese sentido, les aseguro que este libro se convertirá en un apoyo para que se sientan más seguros, e informados. No olviden que los errores son maravillosas oportunidades para aprender. Por eso, si en algún momento sienten que se han equivocado, reflexionen sobre lo que creen que hicieron mal, ya que la idea es aprender, mejorar, crecer, evolucionar y reconocer que cada equivocación es un aprendizaje necesario para continuar el camino como padres.

Los padres del siglo XXI están continuamente enfrentándose a retos, especialmente diferentes, ya que sus hijos son producto de una época que se ha caracterizado por emerger en medio de una revolución tecnológica, en la que los niños crecen más rápido, saben más y, por lo general, son impacientes. En ese sentido, me alegra poder acompañarlos en este recorrido para lograr que la familia se convierta en un lugar emocionalmente seguro, en el que los niños puedan crecer sanos y anímicamente fuertes. Y espero, queridos lectores, que este libro se convierta en una compañía cercana y amable, mientras experimentan la maravillosa experiencia de criar.

Annie de Acevedo

Amor entre padres e hijos

El primer amor que recibe todo ser humano es el de sus padres y es a partir de este instante que se desarrolla un vínculo bueno o malo, que va a perdurar para siempre. Por eso, es tan importante crear y construir día a día un amor sano y constructivo. El amor bueno, el que sirve y da fuerza es el que se da incondicionalmente, es el que aprueba y acompaña, pero también pone límites y es honesto. Es un amor generoso que sabe cuándo dejar ir, cuándo guiar, cuándo hacer presencia y siempre orienta sin juzgar. Por otro lado, está el amor que es permisivo, controlador, desaprobatorio, crea dependencia, es condicionado y maltrata con el abandono y el constante enjuiciamiento. Es fácil caer en la trampa de estos amores y también oscilar entre uno y otro. Un buen amor nunca es excesivo, ni se aprovecha de la intimidad y proximidad para maltratar y dominar. Se puede maltratar también con un amor excesivo, lo cual puede convertir a sus hijos en seres humanos necesitados, a quienes después les va a ser difícil reconocerse y satisfacerse con un amor normal. El amor excesivo y posesivo puede llevar a una búsqueda errónea de algo que no existe. Amores serenos y sosegados, no conflictivos, ni posesivos (de los cuales hablan las canciones y novelas de amor), son los que necesitamos.

Se debe reflexionar, entonces, sobre las manifestaciones del amor. Para cada quien los gestos de amor son diferentes. Para algunos hijos el amor debe ser expresado constantemente y de manera abierta con palabras cariñosas, para otros, pequeños actos son suficientes. Por otro lado, hay hijos más necesitados de amor que otros. Cada padre debe preocuparse por ver cómo están sus manifestaciones de “amor” para con sus hijos. No es suficiente quererlos, sino que ellos también reciban y sepan de su gran afecto. Nada que de más fuerza en la vida que ser el objeto del amor de alguien.

“Soy especial porque amé con todo el corazón
y fui amado”.
Nicholas Sparks, autor norteamericano

Para que el amor llegue tiene que haber tiempo compartido en el que los hijos se sientan queridos y, por lo tanto, importantes para sus padres. Estos momentos, que van a ser inolvidables, pueden ser desde actividades sencillas, como juegos y tareas, hasta los viajes en familia. Es la única mane

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