PRÓLOGO
La primera vez que escuché el concepto de “Hambre de Hombre” me impacté, reconocer que uno tiene, o ha tenido “Hambre de hombre”, ¡¡¡duele!!!
¿Por qué duele? Porque habla de nuestras propias carencias, de no amarnos lo suficiente, de poner en un hombre todos nuestros sueños y expectativas, de hacerlo el sol ante el cual giramos sin límites. Y claro, si ese hombre por alguna razón se va de nuestra vida, crea un hueco emocional y existencial devastador, nos deja sin aire, sin ganas de vivir, sin sueños… Hasta que aparece otro hombre al que adornamos, maquillamos y construimos en nuestra mente aún “mejor” que el anterior, tan sólo para volver a hacer de él, el centro de nuestra existencia.
Pareciera que esta situación es como si fuera la historia de nuestras abuelas, quizá de nuestras mamás, no de nosotras que vivimos en pleno siglo XXI, en donde nos creemos mujeres independientes, conscientes y dueñas de nosotras mismas. Sin embargo, en la soledad de nuestro cuarto, sin nadie más como testigo, a veces reconocemos que sí, sí hemos tenido hambre de hombre, o quizá aún la tenemos, y no sólo hambre, sino que también sufrimos de inanición.
Siendo honestas con nosotras mismas ¿te has fijado lo que pasa cuando vamos al supermercado con hambre? Llenamos el carrito de cuanto producto encontramos a nuestra paso, sin pensar si es nutritivo, si es caro, si está lleno de calorías, si sabe delicioso. Lo que importa es saciar de inmediato el hambre que nos consume, y para hacerlo, somos capaces de abrir algunos empaques mientras ponemos otros en el carrito, pues no podemos manejar la ansiedad de llegar hasta la casa para sentarnos cómodamente y consumir lo comprado. ¡¡¡Noooo!!! Es mejor comer, comer y comer “lo que sea”, hasta que nos vuelva a dar otro ataque de hambre que nos llevará a realizar la misma acción.
Bueno, pues lo mismo nos pasa en el “súper” de la vida con los Hombres. Por la vieja idea de que una mujer vale más cuando tiene a un hombre en su vida, cuando éste no aparece empezamos a sentir hambre, ganas de “echar” uno al carrito para después “comerlo”, y así, con la ansiedad a flor de piel, empezamos a elegir hombres sin realmente tomar en cuenta si vale la pena o no, si hay un proyecto de vida juntos, si va a valorarnos y amarnos como lo merecemos. No lo pensamos bien, lo único que nos importa es saciar nuestro vacío, sentirnos “llenas”, ocupar nuestros huecos emocionales con ÉL.
Desafortunadamente esta situación está muy lejos de llevarnos a la felicidad, al amor y a la plenitud; al contrario, nos lleva a la tristeza, al enojo, a la insatisfacción. Creemos que lo de afuera nos hará sentir bien, que la sola presencia de un hombre en nuestra vida es suficiente. Pero no es así, nos aferramos a una relación por miedo, para no enfrentar la soledad, el abandono, las heridas de la infancia, el desamor que nos tenemos. A pesar de no ser felices, preferimos tener una relación insatisfactoria a echarnos el clavado interno y enfrentar nuestra propia sombra, pues hacer consciente lo inconsciente y resignificar el presente requiere valor, entrega y, sobre todo amor propio y sentir que merecemos lo más valioso de la vida.
Romper nuestras creencias y patrones aprendidos -y repetidos- no es tarea fácil; la única manera de hacerlo es el viaje interior, y Anamar Orihuela en este libro nos toma de la mano, de forma muy amorosa, pero al mismo tiempo nos confronta para navegar desnudos en el mar de nuestro corazón y así descubrir nuestras fallas y nuestros aciertos.
En Hambre de hombre, Anamar Orihuela tiene la habilidad, a través de sus palabras, experiencia terapéutica y conocimiento, de ponernos de forma clara y nítida ante una especie de espejo, en el que podemos reconocernos, vernos más allá de los roles impuestos y descubrir nuestras heridas y carencias, para después llevarnos a un mejor lugar en el que el amor a nosotras mismas es fundamental.
Descubrirnos y encontrarnos a través de Hambre de hombre nos permitirá elegir mejor a nuestra pareja, crear relaciones más sanas, trabajar en nuestras heridas de infancia pero, sobre todo, nos ayudará a descubrirnos a nosotras mismas desde un lugar más amoroso, en el cual sólo aceptaremos hombres en nuestra vida que nos lleven a un mejor entendimiento y evolución.
Debemos tener presente que hasta que la mujer se habite en su plenitud dejará de mendigar cariño y de tener HAMBRE DE HOMBRE. Sólo si vive satisfecha con lo que es podrá construir una relación satisfactoria, primero con ella misma y luego con el hombre que elija, así vivirá en una vibración alta y deliciosa, como lo es el verdadero AMOR
Martha Carrillo
INTRODUCCIÓN
Hambre de hombre parece una idea fuerte. Pero cuando analizamos elecciones, actitudes y acciones con las que hemos vivido y nuestra búsqueda de amor, podríamos decir que ilustra con claridad la manera en que hemos buscado ser amadas a cualquier precio.
Hambre de hombre es el resultado de muchos prejuicios colectivos respecto al amor y a lo que las mujeres deberíamos hacer para ser buenas, bonitas, aceptadas, suficientes. La familia, la cultura, la religión, las novelas, la moda y todo lo que educa, nos llevan a ideas como: “Una mujer sola es una quedada”, “No tener pareja es estar sola”, “Si pasas de los treinta y no te has casado, ¡peligro!, la caducidad se acerca.” O bien, si no tienes hijos, se piensa: “Pobre, quién la va a cuidar”, etcétera. La concepción de las mujeres solas y abandonadas, sin un hombre a su lado, hace que nos defina un sentido de urgencia y de minusvalía si carecemos de pareja.
Recordemos que la generación de nuestras madres fue educada con base en el hambre de hombre; incluso tu madre pudo ser un modelo de hambre de hombre y te heredó toda una visión del amor y las relaciones, y quizá a ello se agregó el modelo de un padre ausente, infiel, infantil, etcétera.
Este libro es el resultado de un proceso con mi propia hambre de hombre y con las mujeres a las que he acompañado a lo largo de diez años de trabajo en los talleres y las terapias que imparto. Sin duda, todo lo que nutre estas páginas son experiencias reales de mujeres que desean complacer, que buscan en los hombres al príncipe, a su padre, al amor en un hombre en quien no confían, un hombre que llene todos sus anhelos de reconocimiento, protección, caricias, afecto, sin entender que eso no existe y no es sano.
Mi historia de vida