La dama de las camelias

Alexandre Dumas (hijo)

Fragmento

Creditos

Título original: La Dame aux camélias

Traducción: Nuria González Esteban

1.ª edición: octubre, 2016

© Ediciones B, S. A., 2016

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

Diseño de portada e interior: Donagh I Matulich

ISBN DIGITAL: 978-84-9069-554-8

Gracias por comprar este ebook.

Visita www.edicionesb.com para estar informado de novedades, noticias destacadas y próximos lanzamientos.

Síguenos en nuestras redes sociales

       

Maquetación ebook: emicaurina@gmail.com

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

Contenido

Contenido

Portadilla

Créditos

 

Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VI

Capítulo VII

Capítulo VIII

Capítulo IX

Capítulo X

Capítulo XI

Capítulo XII

Capítulo XIII

Capítulo XIV

Capítulo XV

Capítulo XVI

Capítulo XVII

Capítulo XVIII

Capítulo XIX

Capítulo XX

Capítulo XXI

Capítulo XXII

Capítulo XXIII

Capítulo XXIV

Capítulo XXV

Capítulo XXVI

Capítulo XXVII

la_dama_de_las_camelias-3

Capítulo I

En mi opinión, no se pueden crear personajes sino después de haber estudiado mucho a los hombres, del mismo modo que no se puede hablar una lengua sino se la ha aprendido seriamente.

Como todavía no he llegado a la edad de inventar, me limito a relatar.

Le pido, entonces, al lector que se convenza de la realidad de esta historia, cuyos personajes, a excepción de la heroína, todavía viven.

Por otra parte, hay en París testigos de la mayor parte de los hechos que aquí recojo, y que podrían confirmarlos, si mi testimonio no bastara. Por una circunstancia particular solo yo podía escribirlos, porque solo yo fui el confidente de los últimos detalles, sin los cuales hubiera sido imposible hacer un relato interesante y completo.

Pues bien, veamos cómo llegaron a mi conocimiento esos detalles.

El 12 de marzo de 1847 vi en la calle Lafitte un gran cartel amarillo en que se anunciaba la subasta de unos muebles y otros curiosos objetos de valor. Dicha subasta tenía lugar tras un fallecimiento. En el cartel no figuraba el nombre de la persona muerta, pero la subasta iba a llevarse a cabo en la calle Antin, número 9, el día 16, de doce a cinco de la tarde.

El cartel indicaba, además, que el 13 y el 14 se podía ir a ver el piso y los muebles.

Siempre he sido aficionado a las curiosidades. Me prometí no perderme aquella ocasión, ya que no de comprar, por lo menos de ver.

Al día siguiente me dirigí a la calle Antin, número 9. Era temprano y, sin embargo, ya había gente en el piso: hombres e incluso mujeres, que, aunque vestidas de terciopelo, envueltas en cachemira y con elegantes cupés esperándolas en la puerta, miraban con asombro y hasta con admiración el lujo que se ostentaba ante sus ojos.

Más tarde comprendí aquella admiración y aquel asombro, ya que, al ponerme a observar yo también, advertí sin dificultad que estaba en la casa de una cortesana. Y si hay algo que las muje

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos