Diario de mi residencia en Chile

Maria Graham

Fragmento

María Graham (María Dundas de nacimiento y María Calcott al final de su vida), fue una viajera, escritora, pintora, naturalista. Nació el 19 de julio de 1785 en Papcastle, Inglaterra. En 1808 vivió con su padre en la India, en donde se casa con el capitán de la marina real inglesa Tomas Graham. Ambos se embarcan en una fragata hacia América del sur, en 1821, con el fin de defender intereses comerciales británicos. Permanecen un tiempo en Brasil, hasta que zarpan a Valparaíso. A la altura del Cabo de Hornos, Tomas fallece. María Graham lo entierra en Valparaíso y decide quedarse en el puerto. Durante su año en Chile se dedicó a recorrer el valle central, escribir, pintar, dibujar y observar la naturaleza y la sociedad chilena. Entabló amistad con importantes figuras públicas como Bernardo O’Higgins y Lord Cochrane, con quien se embarca el 18 de enero de 1823 hacia Brasil. Viajó casi toda su vida y publicó diarios de sus estadías en la India, Chile, Italia y Brasil, cartas, libros infantiles y también sus colecciones de dibujos naturalistas, entre ellas el herbario ilustrado de las plantas y árboles nombrados en la Biblia.

María Ester Martínez Sanz fue profesora de literatura, directora del departamento de Literatura y directora de la revista académica Taller de Letras en la Pontificia Universidad Católica, entre otros cargos. Master of Arts en la Universidad de Wisconsin-Madison y doctora de la Universidad de Indiana.

Javiera Palma Dabed es profesora de inglés y literatura inglesa, actualmente coordinadora académica en la Universidad Mayor. Es licenciada en Lengua y Literatura Inglesa, Magíster en Pedagogía Universitaria y además de esta traducción ha publicado un libro de literatura infantil.

Mrs. Graham, retrato dibujado por Sir Charles Eastlake, en Roma, 1818. © The Trustees of the British Museum

María Graham: entre la política y la naturaleza

MARÍA GRAHAM:

ENTRE LA POLÍTICA Y LA NATURALEZA

Diamela Eltit

En 1822, muere el oficial inglés Thomas Graham mientras viaja por América de Sur. El marino es enterrado en Valparaíso luego de perder la vida en altamar. Su viuda, María Graham, que lo acompaña durante la travesía, se queda por varios meses en la ciudad. Ella, después de la conmoción por la pérdida (expresada con una contenida emotividad), se vuelca a observar la incierta nación que se debate entre los vaivenes de una intensa impronta colonial y los movimientos y decretos de la todavía inconclusa independencia. De esa manera, la forma del duelo se desplaza en recorridos por la ciudad en los que absorbe, medita y se sorprende ante los nuevos escenarios.

María Graham era ya una escritora de viajes e ilustradora con una reconocida trayectoria en Inglaterra cuando se dedica a documentar su estancia en Chile bajo la forma de un diario. Su texto puede ser entendido como una crónica o un testimonio o quizás habría que pensar en una conjunción de cada una de estas vertientes literarias que comparecen para organizar uno de los relatos más interesantes escritos a principios del siglo XIX. Precisamente, su alta capacidad de observación detallista es lo que posibilita una gran cercanía con el texto, tal como si su lectora o su lector la acompañara en cada uno de los recorridos.

La reedición de este libro, hoy, dos siglos después, permite leer una parte del país, el de hace doscientos años, plagado de intrigas y sucesos políticos relevantes pero, en otro registro de lectura, es posible imaginar que estamos ante un Chile actual si nos proponemos dislocar los detalles tecnológicos en los que habitamos. Esta forma curiosa de visitar el presente mediante la visión de un pasado que debate su destino de manera crucial, se materializa por el nivel que alcanza la escritura: su distribución, su engranaje, la precisión de una mirada fotográfica que recorre con maestría la encrucijada de los rostros y los niveles y desniveles de un paisaje para ordenarlos en un relato que los vuelve móviles, comprensibles, activos.

El texto adquiere toda su eficacia pues María Graham conoce el poder de la letra. Ella es ya una escritora experimentada que sabe cómo la escritura consigue configurar poderosas imágenes que permiten «ver» lo narrado. Pero también es posible acercarse a la narradora misma para leerla o más bien leer su mirada, el curso y transcurso que adopta, cómo se enfrenta a lo local, de qué manera está dispuesta y disponible para diversos desplazamientos en los que nunca se aleja de las múltiples aristas que presenta el paisaje. La autora demuestra un gran conocimiento e interés por las plantas al punto de que este tema ocupa parte importante de su texto. La propiedad de sus comentarios confirma que en efecto es una naturalista entregada a una observación minuciosa del entorno.

Por otra parte, la escritora representa a la mujer «emancipada», porque está perfectamente capacitada para circular de manera autónoma, alejada de prejuicios y presupuestos, movida por su interés en profundizar sus conocimientos que abarcan desde los usos y costumbres hasta las intrigas políticas y los proyectos en que se filia la incipiente nación. Sus observaciones no están traspasadas del sentimentalismo adjudicado a la mujer de su tiempo, más bien la mueve una analítica que le permite pensar, comparar, definir. La literatura de viajes fue una vertiente literaria muy importante en el siglo XIX, pero hay que considerar que la mayoría de estos textos fueron escritos por hombres capaces de «atravesar el mundo» para escribirlo y describirlo. Desde esa perspectiva, María Graham es una excepción, su viaje a Chile conforma una inestimable «primera fuente» histórica y cultural que es citada de manera incesante. Quizás no se ha analizado aún con una mirada de género su trabajo y desde esa óptica podría ampliar

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