Hermanos de sangre

Nicola Gratteri

Fragmento

Introducción

Después de once ediciones, decidimos actualizar Hermanos de sangre, un libro que nació en 2006 del deseo de comprender para hacer comprender. Sin grandes pretensiones, salvo la de demostrar que en todos estos años la ’Ndrangheta había cambiado sus ámbitos de actuación pero no sus costumbres, su comportamiento pero no su lógica, y había mantenido las características de siempre: adaptabilidad y tradición, continuidad y transformación, fuerza de choque y mediación, lógicas tribales y coparticipación político-financiera.

En los dos últimos años, la ’Ndrangheta ha vuelto a la primera plana de los periódicos, cosa que no sucedía hacía tiempo. Después de la matanza de Duisburg, el gobierno estadounidense ha incluido a la mafia calabresa en la lista negra del narcotráfico. Esto ha hecho que muchos medios de comunicación, sobre todo en el extranjero, hayan descubierto a la ’Ndrangheta, considerada hasta ese momento como una versión pobretona, doméstica, de la mafia siciliana.

Crecida en el silencio, la ’Ndrangheta es actualmente la organización que da más miedo, la más poderosa, la que tiene más capacidad de difusión. Un informe de los servicios secretos italianos ha puesto en evidencia recientemente la posibilidad de las ’ndrine de infiltrarse en las grandes obras públicas, desde la alta velocidad hasta la Expo 2015. Desgraciadamente, hoy en día no existe en Italia nada capaz de alcanzar el mismo ritmo de beneficios. Con un volumen de negocios que ronda los 44.000 millones de dólares —sin tener en cuenta los ingresos relacionados con el blanqueo de dinero—, la ’Ndrangheta es la «empresa» más rica, más agresiva, más invasiva, la que mejor ha logrado infiltrarse en la economía y en las instituciones, así como la única realmente globalizada, con filiales en casi todas las regiones de Italia y ramificaciones en Europa, África, Asia, América y Oceanía.

Los productores de droga la prefieren porque, contrariamente a las otras mafias, es de fiar: no habla, no se arrepiente. La asfixia familiar la hace invulnerable: la sangre no destiñe y aprisiona con sus obligaciones.

Actualmente, las ’ndrine van allí donde oferta y demanda se encuentran, adaptándose a los tiempos que cambian. En junio de 2008, una investigación de la Dirección de Distrito Antimafia de Reggio Calabria descubrió otros aspectos inquietantes sobre esta organización que ya se ha convertido en sistema, en modelo económico. Sebastiano Altomonte, un concejal del ayuntamiento de Bova Marina, hablando con su mujer sin saber que los carabineros estaban grabando su conversación, dijo que pertenecía a un nivel oculto de la ’Ndrangheta, el de los «invisibles», inatacable e inalcanzable, contiguo a logias masónicas más o menos secretas, donde al parecer se toman las decisiones más importantes. Altomonte, detenido junto con otros presuntos mafiosos, también le había dicho a su hija que formaba parte de la Gran Logia regular de Italia, una obediencia masónica fundada en 1993 para revitalizar la imagen de la Libera Muratoria evitando mezclarse con la política y el mundo del hampa. Es otro camino de la lógica de poder que ha inspirado siempre a las ’ndrine desde los tiempos de la Picciotteria. En los años sesenta, la ’Ndrangheta, para defender mejor sus propios intereses, había creado la Santa, una zona gris de confluencia de la política, las instituciones y la masonería desviada.

Los únicos que no han visto estos preocupantes lazos de poder han sido los políticos, que hasta ahora han prestado escasa atención a los ponzoñosos miasmas con los que la ’Ndrangheta corrompe e intoxica el mundo. En Italia, el problema del desarrollo está unido a la lucha contra el crimen organizado. La cuestión meridional se ha convertido hoy, como había intuido Leonardo Sciascia, en cuestión nacional.

Este libro debe mucho a numerosas personas, pero en particular al comandante del Grupo Operativo de los carabineros de Reggio Calabria, el teniente coronel Valerio Giardina, y a su segundo, el capitán Gerardo Lardieri, al difunto Pasquale Galotto, teniente de la Compañía de los carabineros de Roccella Ionica, a Ercole d’Alessandro, inspector del Grupo Operativo Antidroga de la Guardia de Finanzas de Catanzaro, a Renato Panvino, subjefe de policía adjunto de la Brigada Móvil de Reggio Calabria, al funcionario de la Dirección de Investigación Antimafia de Reggio Calabria, el subjefe de policía adjunto Leonardo Papaleo, y a Gaetano Vaccari, teniente de la Compañía de los carabineros de Taurianova. Gracias también a Roberto Saviano, a Gianfranco Manfredi, a Raffaele Lopeiato y a Rosa Frammartino por sus sugerencias y sus estímulos. Esta publicación, sin embargo, no habría visto la luz sin la clarividencia de Walter Pellegrini, el editor que ha publicado las once primeras ediciones de Hermanos de sangre.

Estamos agradecidos sobre todo a Massimo Turchetta, director general de Mondadori, que ha querido volver a publicar este libro, en una versión actualizada y revisada, en la colección «Strade blu», dirigida por Edoardo Brugnatelli. Expresamos también nuestro agradecimiento a Francesco Anzelmo y a Sergio Pellaschiar, que se han ocupado de esta edición. Gracias, por último, a Marina, Antonella, Francesco, Marco, Massimo y Emily.

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«Omertà» eterna

El volumen de negocios de las cuatro principales organizaciones criminales de Italia, un país de legalidad limitada, como lo ha definido el Eurispes,1 es igual al 11,4 por ciento del producto interior bruto. Desde hace tiempo, la ’Ndrangheta no solo es la más rica, sino también la que más ha penetrado en la economía nacional, con graves y peligrosas infiltraciones en Europa y en el resto del mundo.

Soberana en las provincias cercanas a Sicilia, la mafia de las ’ndrine ha llegado

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