Últimos testigos

Svetlana Alexiévich

Fragmento

 ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith?

Índice

Últimos testigos

En lugar de prefacio..., una cita

«Le daba miedo mirar atrás...»

«Mi primer y último cigarrillo...»

«La abuela rezaba... Pedía que mi alma regresara...»

«Rosados, yacían encima de las brasas apagadas...»

«Pero quiero que venga mamá...»

«Esos juguetes alemanes tan bonitos...»

«Un puñado de sal... Todo lo que queda de nuestra casa...»

«Y besé todos los retratos del libro de texto...»

«Los recogía con las manos... Eran muy, muy blancos...»

«¡Quiero vivir! ¡Quiero vivir!»

«Por el ojal de la chaqueta...»

«Solo oí el grito de mi madre...»

«Nosotros tocábamos y los soldados lloraban...»

«En el cementerio los muertos estaban fuera de las tumbas..., como si los hubiesen vuelto a matar...»

«Comprendí que era mi padre... Las rodillas no dejaban de temblarme...»

«Cierra los ojos, hijo... No mires...»

«Y se ponía a llorar porque él no estaba cuando vivía papá...»

«La primera en venir fue esa niña...»

«Yo soy tu mamá...»

«Pedíamos: “¿La podemos lamer?”...»

«Media cucharadita más de azúcar...»

«¡Casita, no ardas! ¡Casita, no ardas!»

«Tenía una bata blanca igual que mamá...»

«Señora, ¿puedo sentarme en sus rodillas?...»

«Y se puso a mecerla igual que a una muñeca...»

«Ya me habían comprado el libro del abecedario...»

«Tan jóvenes... Todavía no eran novios, ni soldados...»

«Ojalá al menos sobreviva uno de nuestros hijos...»

«Y con la manga se secaba las lágrimas...»

«Colgaba de la cuerda como un niño...»

«Ahora seréis mis hijos...»

«Nosotros les besábamos las manos...»

«Los veía a través de mis ojos de niña pequeña...»

«Mamá nunca sonrió...»

«Tardé mucho en acostumbrarme a mi verdadero nombre...»

«Su camisa militar estaba mojada...»

«Igual que si hubiera salvado a su propia hija...»

«Todo mi interior estaba herido, de la cabeza a los talones...»

«Y yo, ¿por qué soy tan pequeño?...»

«Les atraía el olor humano...»

«¿Por qué le han disparado a la cara? Mamá era tan guapa...»

«Me pedías que te rematara...»

«Yo no tenía ni un pañuelo...»

«No tengo con quien jugar en la calle...»

«Por la noche abriré la ventana... Y el viento se llevará las hojas...»

«Cavad aquí...»

«Enterramos al abuelo debajo de nuestra ventana...»

«Incluso dieron unos golpecitos con la pala para que quedara bien igualada...»

«Me compraré muchos vestidos...»

«¿Cómo que ha muerto si hoy no ha habido disparos?...»

«Porque nosotras somos niñas y él es un niño...»

«Le grité que ya no era mi hermano...»

«Ni nos acordábamos de esa palabra...»

«Usted debe ir al frente y matar a los nazis, ¿cómo se le ocurre enamorarse de mi madre en un momento así?...»

«Justo en el último momento, los tres gritan sus nombres y apellidos...»

«Las cuatro nos enganchamos al trineo...»

«Que estos dos niños se volviesen tan ligeros como los gorriones...»

«Sentía vergüenza porque llevaba unos zapatos de niña...»

«Yo gritaba, gritaba... No podía parar...»

«Todos los niños nos cogimos de la mano...»

«Antes de la guerra no teníamos ni idea de cómo se enterraba a alguien...»

«Ni siquiera consiguió llenar la cesta...»

«Sacaron los gatitos de la casa...»

«Acuérdate: Mariúpol, Párkovaia, número 6...»

«OÍ como se le paró el corazón...»

«Yo me escapé al frente a pie, siguiendo a mi hermana...»

«En dirección a la salida del sol...»

«En la oscuridad, la camisa blanca brillaba, podían verme desde lejos...»

«En el suelo limpio que yo acababa de fregar...»

«¿Dios estaba viendo todo aquello? ¿Y qué pensaba?...»

«El mundo es digno de ser contemplado eternamente...»

«Volvían con unas golosinas largas y finas...»

«El cofrecito era justo de su medida...»

«Me quedó solo un sueño...»

«Soñaba que era hija única... y que mi mamá me mimaba...»

«Pero ellos no se hundían, como si fueran pelotas...»

«Recuerdo el cielo muy azul. Y nuestros aviones volando por ese cielo...»

«Se parecía al de las calabazas maduras...»

«Comíamos el parque...»

«Si lloráis, os dispararemos...»

«“Mami” y “papi”. Para mí son palabras de oro...»

«Los perros la trajeron a pedazos...»

«Los pollitos acababan de nacer... Me daba miedo que los matasen...»

«Rey de tréboles, rey de diamantes...»

«Una gran fotografía de familia...»

«Al menos os lleno los bolsillos de patatas...»

«Ma-má pe-la pa-ta-tas...»

«Me dio un gorro kubanka adornado con una cinta roja...»

«Y disparaba al aire...»

«Al primer curso de la escuela mamá me llevaba en brazos...»

«Perro bonito, perdóname... Perro bonito, perdóname...»

«¡Esa no es mi hija! ¡No es mía! No es mía...»

«Pero no éramos niños. A los diez u once años ya éramos hombres y mujeres...»

«No le des a este desconocido el traje de papá...»

«Por la noche yo lloraba: “¿Dónde está mi madre, ella, siempre tan alegre?”...»

«Intentaba irme volando y él me lo impedía...»

«Todos queríamos besar la palabra “Victoria”...»

«Vestido con una camisa hecha con la camisa militar de mi padre...»

«Lo adorné con clavelitos rojos...»

«Estuve esperando a mi padre mucho tiempo. toda la vida...»

«En esa línea... en esa frontera...»

Sobre este libro

Sobre Svetlana Alexiévich

Créditos

Notas

cap

En lugar de prefacio..., una cita:

Entre 1941 y 1945, durante la Gran Guerra Patria, murieron millones de niños soviéticos: rusos, bielorrusos, ucranianos, judíos, tártaros, letones, gitanos, kazajos, uzbekos, armenios, tayikos...

Revista mensual

Druzhba naródov, 1985, n.º 5

... y una pregunta de un clásico de las letras rusas:

Mucho tiempo atrás, Dostoievski formuló la siguiente pregunta: «¿Puede haber lugar para la absolución de nuestro mundo, para nuestra felicidad o para la armonía eterna, si para conseguirlo, para consolidar esta

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