Karl Marx

Gareth Stedman-Jones

Fragmento

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AGRADECIMIENTOS

 

 

 

 

La vida y obra de Karl Marx han sido fuente de inspiración para muchos y connotados autores, empezando por Franz Mehring, el prominente socialdemócrata alemán, y su biografía pionera de Marx publicada en 1918, dando inicio así a una tradición proseguida incansablemente desde entonces. Mi estudio se apoya en las múltiples conclusiones a que tales obras han dado pie, pero se diferencia de ellas en al menos un aspecto relevante.

Por más interesante que fuese la vida de Marx, su importancia tan perdurable es fruto del impacto suscitado por las múltiples ideas que desarrolló en un sinfín de textos notables, cuya valía y significación han motivado, desde su misma concepción, arduos debates en la esfera política. Quizá para preservar la distancia con las pasiones políticas ocasionalmente violentas y aún bullentes que esos textos provocan, sus biógrafos académicos han tendido, por lo general, a brindar recuentos meramente descriptivos de sus escritos teóricos, prefiriendo centrarse en cambio en su vida.

Como contrapartida, he optado por prestar aquí tanta atención al pensamiento de Marx como a su vida, considerando sus textos como las intervenciones del autor en determinados contextos políticos y filosóficos que el historiador ha de reconstruir luego puntillosamente. A pesar de su evidente originalidad, Marx no era un explorador solitario que avanzaba por un territorio ignoto rumbo a una teoría social novedosa y no formulada hasta entonces. Por el contrario, ya fuese como filósofo, como teórico político o crítico de la economía política, sus escritos aspiraban a ser intervenciones en campos ya existentes del discurso conocido. Es más: tales intervenciones iban dirigidas a sus contemporáneos, y no a sus herederos de los siglos XX o XXI. Mi propósito en este libro en particular se parece al del restaurador, que va removiendo los retoques y alteraciones hechos a una pintura en apariencia conocida, para devolverla a su condición original. Es la razón por la que he prestado tanta atención a las propuestas y reacciones de sus contemporáneos como a las planteadas por el propio Marx, pero esto solo es posible si se sitúan a la vez, a Marx y sus contemporáneos, en un escenario más vasto que el suyo propio. De ahí la necesidad, al menos en parte, de repensar la historia del siglo XIX, esa de la que Marx y sus contemporáneos forman parte.

El apoyo generoso que me ha prestado durante varios años la Fundación Edmond de Rothschild, dirigida por Ariane de Rothschild y Firoz Ladak, ha hecho posible la investigación previa a este libro y los múltiples coloquios asociados a él. Hago extensiva mi deuda a las formas en que, durante años, han abordado la historia de las ideas mis colegas de la Universidad de Cambridge, la Universidad Queen Mary de Londres y el Instituto de Investigaciones Históricas, y en particular, al fallecido Chris Bayly, a Duncan Bell, Eugenio Biagini, Richard Bourke, Christopher Clark, Tim Harper, Colin Jones, Shruti Kapila, Duncan Kelly, William O’Reilly, Jonathan Parry, Michael Sonenscher, Sylvana Tomaselli, Robert Tombs, Adam Tooze y Georgios Varouxakis. Las obras de Marx precisan cierto anclaje en planteamientos específicos de la Economía política y el Derecho natural, áreas en las que aprendí muchísimo de quienes integran el proyecto desarrollado por el Centro de Investigación del King’s College sobre «Economía política y sociedad», entre ellos John Dunn, Bianca Fontana y Michael Ignatieff, y especialmente de la obra pionera del fallecido Istvan Hont. De enorme provecho me resultó, en una fase posterior, la investigación desarrollada en el Centro de Historia y Economía de Cambridge, estudio liderado por Emma Rothschild y por mí, que contó con la colaboración de Inga Huld Markan y Amy Price. En este sentido, las intuiciones de Emma acerca de la historia previa de la Economía política han contribuido de manera significativa a modelar el enfoque adoptado en este libro.

Esta obra ha sido posible, además, por la existencia del proyecto editorial aún vigente, el Marx-Engels-Gesamtausgabe (Obras Completas de Marx y Engels), una iniciativa formidable tanto en su concepción original, durante la década de 1920, como en la reformulación académica integral tras ser reincorporada a la Berlin-Brandenburgische Akademie der Wissenschaften en 1991. Quisiera agradecer especialmente a uno de sus actuales editores, Jürgen Herres, por sus intuiciones y la continua asesoría prestada a mi labor. Además, a la Karl-Marx-Haus en Tréveris, hoy parte del Friedrich-Ebert-Stiftung de Bonn y Berlín, y al Instituto Internacional de Historia Social de Amsterdam, por el acceso a su muy relevante material de archivo.

Innumerables amigos y colegas han desempeñado un papel fundamental en mis propias reflexiones en torno a los temas de este libro. En el área de la filosofía alemana, Douglas Moggach ha sido una fuente de apoyo constante, al igual que Keith Tribe en el de la Economía política. Joachim Whaley me brindó su asesoría inspiradora y su guía en todo lo relacionado con la lengua y literatura germánicas del siglo XIX. En el curso de los años he tenido a la vez el placer de supervisar la investigación doctoral de cierto número de notables académicos en tales campos, todos ellos son hoy distinguidos historiadores. Agradezco, en este sentido, el beneficio enorme que supuso mi interacción con Carolina Armenteros, Callum Barrell, Duncan Campbell, Edward Castleton, Gregory Claeys, Simon Cook, David Craig, Isabel Divanna, David Feldman, Margot Finn, Tom Hopkins, Tristram Hunt, Thomas Jones, Christina Lattek, Jon Lawrence, Julia Nicholls, David Palfrey, Susan Pennybacker, Daniel Pick, Anna Plassart, Diana Siclovan, Nick Stargardt, Miles Taylor, William Whitham y Bee Wilson. Estoy en deuda, asimismo, con Sally Alexander por sus muy valiosas críticas y su compromiso permanente con este libro. Otros varios amigos y colegas aportaron también comentarios y sugerencias, a saber: Sylvie Aprile, Jonathan Beecher, Fabrice Bensimon, Jonathan Clark, Widukind de Ridder, Ludovic Frobert, Peter Ghosh, Samuel Hayat, Joanna Innes, David Leopold, Karma Nabulsi, Mark Philp, Iorwerth Prothero, Loïc Rignol, Amartya Sen, William Steinmetz, David Todd, Mark Traugott, Marcel van der Linden y Richard Whatmore.

Me complace agradecer a la vez a Mary-Rose Cheadle, editora del Centro de Historia y Economía, y ante todo una gran amiga, quien, con sus aptitudes lingüísticas y editoriales además de su buen ojo para dar con las imágenes apropiadas, supervisó de manera experta la edición del libro, desde la fase de borrador de cada capítulo hasta el manuscrito definitivo. Maggie Hanbury ha contribuido con su apoyo paciente durante años y se ha asegurado de lograr las mejores condiciones para la publicación del libro. Todo el equipo de Penguin se comportó a su vez de manera formidable y, particularmente, Chloe Campbell y Mark Handsley, quienes me brindaron en todo momento sus brillantes sugerencias editoriales. Simon Wender, también de Penguin

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