Daniel Sancho. Toda la verdad y nada más que la verdad

Fragmento

cap-1

PRÓLOGO

La muerte nos llega a todos sin distinción. La muerte, en suma, nos iguala. Nos separan las formas. La forma en la que mueres, la forma en la que te matan, la forma en la que te entierran, la forma en la que te despiden, la forma en la que te recuerdan.

El crimen más mediático del último lustro lo es por las formas. Un joven guapo, con una vida de ensueño, nieto de un grande del cine español e hijo de un actor conocido, es noticia por la forma en la que asesina a un hombre, por la forma en la que se deshace del cadáver y por la forma en la que explica el tipo de relación que mantiene con él. En cuestión de horas supera en fama a su padre. Todo el mundo habla de él y todo el mundo se pregunta el porqué.

Las formas nos conducen al absurdo, llegando a rozar la comedia. La puesta en escena de un equipo de abogados en rueda de prensa explicando por qué el autor confeso es inocente. La campaña mediática que intenta sembrar la duda sobre el muerto —quizá no era bueno, quizá se lo buscó—, que no puede explicar qué hay de cierto en la confesión del asesino. Y como si lo anterior no fuera suficiente, un documental que se emite al mismo tiempo que comienza el juicio.

En España se emiten programas siguiendo la jornada judicial, se respira en el ambiente cierta condescendencia con el autor confeso. ¿El motivo? Es guapo, es hijo de Rodolfo, es español…Vamos, Daniel, ¡no decaigas! Y entre todas las voces, una díscola. Un hombre lee el sumario, lo traduce y lo cuenta para miles de personas que lo ven a diario. Un hombre que en toda esta historia se convierte en fuente de derecho para los que opinan sin haber leído una sola línea.

Por primera vez en España, todos los datos del crimen. Todo lo que pasó e interesadamente se omitió. Un relato en primera persona que narra las primeras horas de Daniel Sancho en la isla y cómo se fueron desencadenando los acontecimientos hasta el conocimiento de la sentencia. Testimonios, declaraciones y mucho más en un libro que servirá de enmienda a la muerte de Edwin Arrieta.

BEGOÑA GERPE

INTRODUCCIÓN

Viajar a una isla paradisiaca y terminar en el infierno. Viajar con el corazón henchido de amor y recibir crueldad y odio. Viajar para encontrarte cara a cara con tu ser amado y terminar mirando a los ojos al mismísimo diablo. Viajar lleno de esperanza y vida y encontrar la muerte.

Muchas veces, a lo largo de la travesía que ha supuesto el caso de Daniel Sancho, he intentado imaginar a Edwin Arrieta entrando en el bungalow donde encontró su final. Muchas veces, al ver su última imagen en la motocicleta montado junto a su verdugo, intento imaginar qué pudo pasar por su cabeza al ver, por última vez, la mirada fría, despiadada y cruel de aquel que pensaba que lo amaba. ¿Le dio tiempo a preguntar por qué? ¿Tuvo tiempo de saber realmente que le estaban arrebatando la vida? Intento imaginar los sentimientos que tuvieron que agolparse en la mente del doctor en sus momentos finales; esos sentimientos encontrados unidos al terror y al pánico. Seguramente dejó de pensar en su asesino. Quizá el último de sus pensamientos fue para sus verdaderos seres queridos, aquellos a los que nunca más volvería a ver por la decisión de un malnacido. A miles de kilómetros de su hogar, en la soledad de aquella habitación, casi con total seguridad sintió más que nunca la cercanía y el calor de los suyos.

La mente es sabia y sabe cuándo tiene que apartar la conciencia del horror que está viviendo para otorgar algo de paz en los momentos finales. Porque en una situación así llega a un punto en el que sabes que el final ha llegado, que tu vida toca su fin, que aquello por lo que has luchado, peleado y trabajado no va a servir para nada; que tu historia está a punto de escribir su último capítulo.

Es justo en ese momento cuando todo se para, cuando ya no hay dolor ni odio ni rencor ni ira; solo buscas la paz donde verdaderamente siempre ha existido: en el amor que profesas por aquellos que se lo merecen.

Me gusta pensar que eso fue lo último que pasó por la mente de Arrieta y no la imagen de un energúmeno, sediento de sangre y lleno de rabia, haciendo añicos toda su existencia.

Fotografía en blanco y negro desde arriba de Daniel y Edwin en una moto

CAPÍTULO 1

UNA BREVE HISTORIA DE AMOR Y ODIO

De cómo se conocieron Edwin y Daniel realmente solo se sabe lo que Daniel quiso contar. Sin embargo, se presenta un problema que vosotros iréis descubriendo a lo largo de este libro: la palabra de Sancho debe tomarse o creerse en su justa medida. Para ser lo más estricto posible y divagar lo justo, me ceñiré a lo que contó y confesó en las declaraciones que realizó ante la policía tailandesa y ante el juez una vez cometió el crimen.

Al parecer, Arrieta y Sancho se conocieron a través de la red social Instagram. Según narró Daniel, él colgaba fotografías sobre cocina, ya que su supuesta profesión es la de chef. Cuenta que el doctor comenzó a comentar en dichas publicaciones y que ambos empezaron a intercambiar mensajes. No se aclara en el sumario en qué momento deciden quedar para conocerse o qué los lleva a realizar dicho encuentro, pero se deja entrever que Edwin tenía algún tipo de interés en invertir en negocios de hostelería, razón que sirvió de hilo conductor para que ambos terminaran encontrándose en una discoteca de Madrid, España, en algún momento de 2022; según comenta el propio Daniel, aproximadamente un año antes del crimen.

Tras este encuentro y sin explicar los pormenores de cómo sucede, entre ambos comienza un idilio. Continúa contando que, al principio, el doctor no le parecía atractivo, pero que terminó estableciendo una relación con él. Existen muchas fotografías y evidencias de ambos compartiendo momentos juntos en restaurantes, realizando excursiones e incluso viajando.

Como bien he dicho, voy a ceñirme a lo que declara el propio Daniel en sus confesiones. Esto no quita que, más adelante, plasme en este libro la versión dada por algunos amigos de Edwin. Ellos cuentan algo diametralmente opuesto a lo que narró Sancho sobre la verdadera unión que tenía con el cirujano.

«Según Daniel, en algún momento entre febrero y marzo de 2023 decide terminar la relación. Es entonces cuando es amenazado por Arrieta. Explica que este le insiste en que, si rompe con él, hará públicas las fotografías íntimas que se habían intercambiado por teléfono, lo que dañaría no solo su reputación, sino también la de su familia».[1]

Como bien sabéis todos a día de hoy, Daniel es hijo de Rodolfo Sancho, actor español de series y películas y también nieto de Sancho Gracia, un actor muy conocido por su interpretación en la serie Curro Jiménez, donde daba vida al famoso bandolero.

«Según continúa contando Sancho, no solo amenaza con publicar dichas fotografías, sino que, además, realiza amenazas de muerte contra él y su familia. El “chef” dice estar asustado y hace referencia ante la policía tailandesa del gran poder que tiene Edwin en Colombia y de lo peligrosos que son sus contactos, entre ellos, su cuñado. Llega incluso a relatar que, debido a este miedo y a la presión a la que es sometido por el cirujano, tiene que terminar la relación con su novia, una relación que tenía visos de boda».1

Como muchas de las historias o excusas contadas por Daniel, todo esto es falso. Testimonios recogidos demuestran no solo que Sancho llevaba una doble vida, sino que Arrieta no fue el causante de la ruptura con su novia. Hemos conseguido averiguar que Laura, nombre de la que era su novia hasta el momento de su detención en Tailandia, había dado por finalizada la relación con el hijo de Rodolfo no porque este mantuviese un affaire con otro hombre, sino por haberle sido infiel con una mujer, algo que, al parecer, era algo habitual en Daniel. Comentan sus allegados que era muy promiscuo. Incluso cuando su novia lo deja y él comienza su idilio con Arrieta también le es infiel con numerosas chicas.

Poco antes del crimen, Sancho estaba comenzando un nuevo acercamiento a su exnovia. Este parecía ir por buen camino, ya que días antes de cometer el asesinato habían quedado en encontrarse ella y su familia con el «chef» en Tailandia. Laura aprovecharía un viaje familiar que tenía por Vietnam para dar el salto y encontrarse con su novio en el país asiático. Según me cuentan, iba a ser una nueva presentación en sociedad de su relación.

Justo cuando la noticia explota en los medios y a escasas horas de viajar la joven con sus padres para ver a Daniel, la madre decide poner rumbo de nuevo a España sin pisar suelo tailandés. Lógicamente, la familia de la chica primó su seguridad, ya que quizás ella misma hubiese tenido que pasar por dependencias policiales para prestar declaración si llegaba a poner un pie en Tailandia, y tal vez se habría visto envuelta en un suceso que pilló con la misma sorpresa a ella que al resto del mundo.

Como he comentado previamente, esta es la versión de Daniel, pero casi con total seguridad no es cierta. Cuando un acusado es interrogado suele dibujar un escenario que termina llevándolo sin remedio a cometer el acto atroz que finalmente cometió. Por eso, a estos relatos hay que darles el valor que merecen; el de una persona que, ante todo, intenta cubrirse las espaldas y culpar de sus actos a la víctima.

Voy a contar un poco de lo que he conseguido averiguar por los testimonios que he podido recoger entre los amigos de Edwin. Antes de contar lo averiguado, he de comentar que el cirujano era una persona muy reservada en sus relaciones íntimas y muy pocos allegados suyos conocían la existencia de Daniel. Es cierto que lo nombró en algunas ocasiones y que incluso algunos de estos amigos llegaron a verlo en videollamada, pero nunca fue presentado como su pareja formal; el «chef» era uno más de sus amigos.

Tras varios meses he conseguido hablar con algunas personas que conocían la existencia de esta relación, aunque es cierto que ninguno de los que han testificado conocían los pormenores de esta. Como veréis, narran un escenario muy distinto al que dibujó Sancho tras su detención.

Al parecer, Edwin estaba muy enamorado del joven español. El cirujano había comenzado a hacer dieta y ejercicio; llegó a perder más de catorce kilos en un par de meses. Edwin quería sentirse atractivo y joven por el nuevo amor que había llegado a su vida. A los pocos que contó de su relación, siempre les habló de su pareja, no de un capricho o de algo esporádico. Incluso llegó a comentar que comenzarían una nueva vida en Barcelona. Un servidor conoce a la persona que iba a alquilarle el piso a Edwin para que pudiera vivir junto a Sancho mientras compraban una casa en una zona mucho más adinerada de la ciudad condal. Allí, una vez Edwin convalidara su título de cirujano plástico, podría empezar a atender pacientes en España sin problema.

La versión del pobre Arrieta llega a plantear un escenario que, visto con los ojos del presente, reflejan un acto atroz e inhumano.

Muchos llegaron a preguntarse por qué Edwin viajó solo a Tailandia. Había reservado estancia en uno de los hoteles más lujosos de Koh Phangan solo para estar una noche. Daniel, por el contrario, llegaría dos días antes que él, a mi parecer, para prepararlo todo. Nos referimos en este caso a la famosa Fiesta de la Luna, cuna de la futura pedida de mano y sello del compromiso. Como bien he dicho, mirando esto en retrospectiva, se hace imposible no sentir dolor al imaginar que Arrieta, que pensaba salir de Tailandia con la promesa de una nueva y hermosa vida junto a su amor, terminó saliendo en una urna funeraria porque ese que iba a prometerle amor eterno le asesinó. Y no solo lo mató: lo descuartizó y esparció sus restos por la isla.

Como ya he comentado anteriormente, esto es lo poco que se conoce de la relación entre los dos protagonistas de este libro. Daniel Jerónimo Sancho Bronchalo, que en el momento del crimen tenía veintinueve años, y Edwin Miguel Arrieta Arteaga, el cual contaba con cuarenta y cuatro años de edad.

Por los testimonios recogidos y por las confesiones de Daniel, sí podríamos afirmar que existía algo más que una amistad entre los dos. Edwin y Daniel mantenían una relación de pareja, seguramente de amor por parte de Arrieta y de necesidad o aprovechamiento por parte de Sancho.

Me considero bastante liberal en este sentido y por eso creo que no todas las relaciones entre personas adultas y responsables tienen por qué darse por amor. Me refiero a que si cada uno sabe lo que aporta y lo que recibe, son totalmente lícitas. Aunque, ¿fue este el caso de estos dos hombres? Es algo que nunca sabremos. De los dos implicados, solo contamos con la versión del asesino, que es de por sí poco fiable, ya que el otro participante, por desgracia, no está para contar y explicar qué sentía o qué promesas recibía por parte de su pareja.

CAPÍTULO 2

PREÁMBULO DE UN CRIMEN

Era 5 de agosto de 2023 cuando los nombres del asesino Daniel Sancho y la víctima Edwin Arrieta se convirtieron en el foco de atención de la población mundial. Estamos hablando de un crimen cuyo eco mediático fue tan ensordecedor que se apropió de programas de televisión, vídeos de YouTube y portadas de periódicos y revistas durante meses. Es un caso que dio mucho de qué hablar y que analizaremos a lo largo de este libro, pero antes de entrar en detalles nos centraremos en lo que sucedió días antes.

El español Daniel Sancho llega a Tailandia el día 30 de julio de 2023, concretamente a las 13.34. Lo hace en el aeropuerto de Suvarnabhumi, a unos veintisiete kilómetros de Bangkok. Al aterrizar y pasar por aduanas, se para en el banco del mismo aeropuerto a cambiar sus divisas a la moneda local (baht). Este detalle es importante, ya que cuando Daniel es detenido y el lugar de los hechos es inspeccionado, aparece dinero tanto en bahts como en dólares, por lo que se confirmaría que poseía dinero que no era suyo, como él mismo termina reconociendo en la ampliatoria de su primera declaración que aparece en el sumario.

Siempre se había pensado que Sancho cogió otro vuelo a Samui tras su llegada a la capital tailandesa, pero esto no fue así: el joven permaneció toda esa tarde en Bangkok y viajó a su destino definitivo a la mañana siguiente alrededor de las 9.30.

¿Dónde pasó Sancho todas esas horas? Es una pregunta que carece de respuesta. Sin embargo, lo que parece evidente es que Sancho no se alojó en un hotel. De ser así, hubiese quedado registrado en su ficha de aduanas, y de esto no hay constancia alguna. Con todo, hay varias opciones que podemos considerar: o bien no se hospedó en ningún sitio y estuvo fuera hasta el día siguiente o se quedó en casa de algún amigo o conocido.

Aquí os dejo algunas imágenes de las cámaras de seguridad de los aeropuertos que se recogen en el sumario. En ellas se puede observar el recorrido de Sancho desde Bangkok hasta Samui.

Imágenes de las cámaras de seguridad

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Imagen extraída del sumario, documento J.35.

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Imagen extraída del sumario, documento J.35.

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Imagen extraída del sumario, documento J.35.

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Imagen extraída del sumario, documento J.35.

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Tras su llegada a Samui, Sancho coge un ferri hasta Koh Phangan. Arriba aproximadamente a la 13.20. Esto queda registrado por la cámara que graba a Sancho a la salida del muelle de la isla.

Seguidamente, Sancho se dirige a una tienda de alquiler de motocicletas llamada Anugpaw. Este hecho es de vital importancia, ya que cuando un extranjero arrienda un vehículo en Tailandia los dueños le exigen que deje su pasaporte en depósito. Esta práctica es tan habitual que para registrarse en un hotel tailandés no es necesario presentar documentación auténtica; basta con una fotocopia o una fotografía tomada desde un móvil (ver imagen en página siguiente).

Luego de haber alquilado la motocicleta, Daniel se dirige al Panviman Resort, hotel donde pensaba hospedarse. Sin embargo, la reserva no la había realizado él, sino el cirujano Edwin Arrieta, que el 27 de julio abonó un total de 26.520 bahts (unos 720 euros o 790 dólares) por tres noches (del 31 de julio al 3 de agosto). Edwin también mandó un correo al Panviman Resort para indicar que su amigo Daniel Jerónimo Sancho Bronchalo se hospedaría en la habitación reservada antes de su llegada.

Ficha de alquiler de la motocicleta junto al pasaporte que deja en depósito.[4]

Reserva del Panviman Resort realizada por Edwin Arrieta el 27 de julio.[2]

El lunes 31 de julio, Daniel hace el registro alrededor de las 14.00. Le dan la habitación 6404, la cual tendría que compartir con el cirujano la noche del 2 al 3, que es cuando este llegaba a la isla, aunque, por desgracia, Edwin nunca pudo disfrutar de tan bello alojamiento.

Durante el resto del día, Sancho se dedicó a hacer un poco de turismo, comer fuera y acercarse a un gimnasio donde se practicaban combates de muay thai, un arte marcial tailandés del que Sancho era un gran aficionado. Más tarde regresa al hotel y pasa la noche.

Las cámaras de dicho gimnasio recogieron la imagen de Daniel como espectador de uno de esos combates el 31/07/2023.[5]

Al día siguiente (martes, 1 de agosto), Daniel empieza a urdir su plan para terminar con la vida del doctor Edwin.

Mucho se ha debatido durante los meses previos al juicio sobre si Sancho actuó con premeditación o no. Existen personas que, al contrario que los jueces y el fiscal, consideran que el homicidio fue un suceso espontáneo acaecido tras una pelea fortuita. Tras haber analizado los movimientos de Sancho previos a la llegada de Arrieta, coincido con el veredicto final y creo que Sancho sí mató a Edwin de manera premeditada. Tanto si queda alguna duda sobre la veracidad de esto o no, a continuación analizaremos los detalles del crimen que saltó a la palestra mediática el verano de 2023.

El 1 de agosto, Daniel decide reservar por internet un nuevo hotel, concretamente un bungalow situado en el extremo opuesto de la isla. Este recinto está compuesto por pequeñas edificaciones individuales separadas entre sí unos cuatro metros de distancia.

Bungalows del Bougain Villas donde puede observarse la separación entre ellos.[6]

Si nos fijamos en la imagen, nos damos cuenta de que las casitas son un mejor escenario para cometer un crimen en comparación con el Panviman Resort. Existen varios motivos:

– La separación de cuatro metros entre una edificación y otra ofrece una mayor intimidad al inquilino que las habitaciones de hotel, pegadas unas a otras.

– Todos los bungalows cuentan con un amplio refrigerador, el cual resulta muy útil para almacenar los miembros de un cuerpo descuartizado.

– El aparcamiento es privado y tiene un acceso directo a la playa a aproximadamente trescientos metros.

– No hay recepción, así que cualquiera puede entrar y salir sin ser visto.

– El recinto se encuentra mucho más cerca de los comercios.

En torno a las 16.00, Daniel coge su motocicleta y se dirige hacia su nuevo alojamiento. No obstante, en el camino hace una parada extraña que será determinante.

A las 16.51, se le ve llegar con su motocicleta a una cadena de establecimientos muy conocida en Tailandia, Big C.

Imagen de la cámara de seguridad

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A partir de este momento os vais a dar cuenta de que Koh Phangan es como el programa de televisión Gran Hermano, ya que la isla está repleta de cámaras que registran cada pequeño movimiento. Después de llevar tanto tiempo estudiando y escudriñando este crimen, estoy seguro de que Daniel no era consciente de que estaba siendo grabado y que tiempo después esas imágenes servirían como futuras pruebas.3

Imágenes de las cámaras de seguridad

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Imagen extraída del sumario, documento J.35.

Copia del Ticket con los productos adquiridos por Daniel en el Big C.3

Daniel entra al Big C y adquiere una serie de productos cuando menos inquietantes (ver imagen en página siguiente).

Hay un total de veintidós artículos. Lo que más destaca es el cuchillo, pero no debemos pasar por alto la gran cantidad de productos de limpieza así como las más de doscientas bolsas que adquirió. Estas eran de diferentes tamaños y algunas tenían asas mientras que otras no. Otro factor a tener en cuenta es su color: algunas eran negras y el resto verdes. Estas últimas jugarán un papel fundamental en la investigación, pero antes debemos esclarecer una cuestión en particular.

Imagen extraída del sumario, documento J.35.

Transcripción del ticket traducido al español.3

Hay quienes justifican esta extraña compra aduciendo que, aparte de adquirir lo anteriormente mencionado, Sancho también compró varios productos alimenticios. Se trata de unas porciones de sandía y melón ya cortadas y un paquete de uvas que, casi con total certeza, iban a ser consumidas con prontitud. Daniel era una persona que se preocupaba por su alimentación (digo «era» porque, dondequiera que esté, probablemente ya no le importe qué comer, sino comer en sí), pero que comprara fruta no justifica lo poco ortodoxo de los productos listados en el ticket.

Luego de abandonar el Big C, Daniel pone rumbo a su nuevo alojamiento, el Bougain Villas. Este recinto está junto a la playa de Haad Salad, donde llega aproximadamente a las 17.21.

Imágenes de las cámaras de seguridad

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Después de dejar la compra en el bungalow, Sancho realiza una acción que resulta, cuando menos, extraña: se dirige a la playa y permanece allí durante casi media hora.

Muchos insistían en que Daniel alquiló un kayak la misma tarde en que cometió el crimen y que fue algo totalmente improvisado que demostraba la falta de premeditación en el homicidio. Pues bien, según muestran estas imágenes, Sancho tuvo casi media hora para observar con precisión dónde podía adquirir una embarcación, su precio y los horarios, ya que la tarde anterior al crimen se paseó por las inmediaciones. Este dato pone de manifiesto que, aunque no alquiló el kayak ese día, sí tenía pleno conocimiento de dónde hacerlo.

Tras este paseo, Daniel pone rumbo al Panviman Resort. La actitud de Sancho es muy llamativa: ¿por qué iba alguien a alquilar un bungalow si ya dispone de una habitación de hotel? La respuesta ya la hemos expuesto: Sancho empleó el bungalow recién alquilado para almacenar los productos que había comprado anteriormente en el Big C, algo que no podría haber hecho en el Panviman Resort sin levantar sospechas.

Imágenes de las cámaras de seguridad

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Tabla con los datos de la factura

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Planteemos una cuestión: imaginemos que, tal como afirmaría Sancho, el bungalow fue alquilado para grabar vídeos de cocina y que la compra de productos también tenía ese propósito. Entonces, ¿por qué alquilar la habitación uno o dos días antes si no iba a ser utilizada de inmediato? ¿Acaso no cabían los productos en el Panviman? ¿Por qué gastar dinero en un hotel solo para dejar una bolsa con una compra, cuando menos, peculiar para un turista?

Como hemos relatado, el «chef» Sancho se dirige a la habitación 6404 del Panviman después de este movimiento inusual. Allí descansa hasta el día siguiente, un día que se le tornaría como mínimo laborioso.

El miércoles 2 de agosto, Daniel vuelve a subir a su motocicleta y pone de nuevo rumbo al Bougain Villas, pero como sucedió el día anterior, hace un alto en el camino; un alto que despierta otra vez la atención de los investigadores que participaron en la resolución del caso.

Sancho para en una ferretería donde compra unos artículos ciertamente llamativos para una persona que está en la isla haciendo turismo.3

Imagen extraída del sumario, documento J.35.

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Como podéis ver, Sancho compra una sierra, otro cuchillo y una tabla de corte. Para que os hagáis una idea de cómo se ven estas herramientas, os voy a poner una imagen extraída del catálogo de la propia tienda.

Imagen de la web de la tienda con el cuchillo de carnicero de acero

Este sería el cuchillo de carnicero, también denominado en algunas descripciones como cuchillo picador.[7]

En esta imagen se ven los tres artículos juntos.[8]

Tras adquirir estos enseres, Daniel vuelve a poner rumbo al bungalow donde había guardado el otro cuchillo, las bolsas y los productos de limpieza. Llega a la 13.12.

Imágenes de las cámaras de seguridad
Imagen extraída del sumario, documento J.35.

Imágenes comprando en la ferretería la sierra, la tabla de corte y el cuchillo.3

Imagen extraída del sumario, documento J.35.

Daniel Sancho pagando en la ferretería y muestra del ticket original.3

Imagen extraída del sumario, documento J.35.

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Imagen extraída del sumario, documento J.35.

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Vamos a recapitular y poner en orden los pasos que ha seguido Sancho durante estos dos días.

El día 1 reserva un segundo hotel apartado, con casitas individuales y acceso directo a la playa. El mismo día que se dirige a este nuevo alojamiento se detiene a comprar una serie de productos un poco sospechosos. Seguidamente, los deja en la nueva habitación y se da una vuelta por la playa de casi media hora, tiempo suficiente para verificar, planificar y reconocer el lugar donde pretende deshacerse de un cuerpo o, como mínimo, ocultar un cadáver. Luego toma su motocicleta y vuelve a su verdadero alojamiento, el Panviman, donde están todas sus cosas. Se dirige a la habitación 6404 y descansa para lo que acontecerá al día siguiente. ¿Dormiría tranquilo sabiendo lo que iba a pasar? ¿Fue capaz de conciliar el sueño o pasó la noche y la madrugada ensayando en su mente los actos venideros?

El día 2, Sancho se dirige nuevamente al segundo hotel, pero en el camino se detiene en una ferretería donde adquiere una nueva tanda de productos sospechosos que luego lleva al bungalow. Es probable que, durante la noche anterior, mientras repasaba el plan en su mente, se diera cuenta de que iba a necesitar más herramientas para lo que estaba a punto de suceder.

Ahora tiene en esa habitación: dos cuchillos, una sierra, más de doscientas bolsas de basura, tres rollos de papel film estirable que suman un total de ciento ochenta metros, dos paquetes de guantes que suman varios pares, estropajos de aluminio, estropajos de esponja y todo lo necesario para limpiar profundamente una estancia que ha alquilado y tiene limpieza y servicio de habitaciones. Eso sin contar que ya en la misma habitación existe una gran variedad de cuchillos y enseres, puesto que dispone de una pequeña cocina completamente equipada.

Cocina del Bougain Villas.[9]

Tras su llegada al Bougain Villas, Daniel permanece dentro de la habitación casi cuarenta y cinco minutos antes de salir a recoger a Edwin.3

De acuerdo con lo que hemos visto, Sancho se encarga de llenar este alojamiento de productos que claramente han sido comprados con algún fin muy específico. Él intentará explicar en su tercera declaración que la compra de los mismos obedecía a su necesidad de grabar unos vídeos de cocina, pero es muy difícil dar credibilidad a esto cuando concurren varias circunstancias que ponen de manifiesto la alta probabilidad de que sea falso.

Primero: el canal de YouTube de Daniel se encontraba prácticamente abandonado: el último vídeo que subió fue en octubre de 2022 y no es que hasta entonces le dedicase mucho esfuerzo, ya que publicaba contenido una vez al mes. En total disponía de seis vídeos, el primero de ellos subido en mayo de 2023. La cantidad de suscriptores del canal antes que la existencia del mismo saltase a los medios tras el crimen no era más que de unos cientos. Esto genera más dudas acerca de si las compras y el alquiler del hotel fueron pensados para crear contenido. Además, si se suponía que iba a cocinar, ¿dónde estaban los alimentos? No hay compra de pescado, carne, verduras, especias, ni tan siquiera un triste bote de sal.

Existen también otras circunstancias que hacen dudar mucho sobre la explicación que da Daniel sobre realizar metrajes para su canal. Si esa era la finalidad, ¿qué cámara iba a usar? ¿Con qué iluminación o micrófono pretendía realizarlos? Cualquiera que haya intentado grabar con un teléfono móvil dentro de una cocina sabe que el resultado es muy amateur tanto en sonido como en calidad de imagen, ya que en la cocina hay ruidos, humos y otros factores externos que afectan a la grabación. ¿Te gastas un dinero en alquilar un hotel, realizas una compra enorme en enseres y no tienes en cuenta esto? Todos los que nos dedicamos a YouTube sabemos que no haces un desembolso de esa magnitud si no va a tener un retorno económico; nadie invierte al principio de un canal esa cantidad de recursos para obtener solo unos cientos de visitas que no van a aportar nada a nivel económico, ya que el canal de Sancho, con el número de visitas y de suscriptores que tenía en el momento del crimen, no estaba ni monetizado, por lo que no le dejaba ni un solo euro.

Por el contrario, lo que sí tenía en aquella habitación era un conjunto de herramientas y productos que encajaban a la perfección con lo que sucedería después. Estos artículos resultaron ser exactamente lo necesario para matar y descuartizar un cuerpo. Sancho pretende hacer creer que esa compra fue una simple coincidencia, como si hubiera adquirido justo lo que requeriría en caso de que ocurriera lo que finalmente sucedió. Es decir, para no haber comprado esos productos con la intención de cometer un asesinato y desmembrar un cadáver, hizo una compra sorprendentemente precisa. Esto puede encajar para quienes creen en las casualidades, pero para cualquier persona con un mínimo de sentido crítico resulta extremadamente difícil dar credibilidad a la versión de Sancho.

Hasta este punto, hemos analizado los días previos de Daniel. Ahora es momento de hacer lo mismo con los de Edwin Arrieta.

Edwin sale desde Chile (donde tenía una clínica de estética), pero no en dirección a Tailandia, sino a la isla de Fuerteventura. Allí se reúne con unos amigos que comparte con Daniel.

El 29 de julio realiza algún viaje en barco acompañado de esos amigos y pasa un día que, por las fotos e historias que cuelga en su Instagram, resulta muy gratificante.

Su llegada a Bangkok se retrasa hasta el día 1 de agosto, arribando al aeropuerto de Suvarnabhumi a la 13.58.

Tras su llegada, se dirige a un taxi y pone rumbo al hotel Courtyard Marriott Bangkok, donde pasará la noche antes de emprender su viaje a Samui. Al contrario que Daniel, Edwin sí tenía un alojamiento registrado donde sabemos que pasó las horas que distaban entre su llegada y su nueva partida hacia la isla de Koh Phangan.2

Imágenes de las cámaras de seguridad

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Incluso tiene tiempo de salir a dar una vuelta por la tarde de aquel 1 de agosto por las calles de la capital tailandesa.

Después de entrevistar a Samira, una de sus mejores amigas, hoy sabemos que durante ese paseo los dos mantuvieron una conversación telefónica de más de dos horas. En esa charla, le compartió lo hermoso que le parecía el lugar que visitaba por primera vez. Para ella, esa llamada que guarda en su memoria y en su corazón representa la despedida de su amigo. Aunque más tarde volvería a hablar con él, fue solo por unos minutos, cuando Arrieta se encontraba en el barco camino a la isla.2

Imágenes de las cámaras de seguridad

Estas imágenes muestran a un Edwin confiado, comenzando el que sería su último viaje. A uno se le hiela la sangre al pensar en cómo puede alguien enfrentarse a su destino sin estar preparado para ello. ¿Cómo puede una persona dirigirse hacia el ocaso de sus días de una manera tan inocente? ¿Cómo es posible que alguien sea engañado de tal forma para caminar hacia el matadero lleno de felicidad? 2

Imágenes de las cámaras de seguridad

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Tras su llegada a Samui, Edwin coge un ferri que termina llevándolo a Koh Phangan.

Como vimos en una imagen anterior, a las 13.59 Sancho ya había subido a la motocicleta, había abandonado el Bougain Villas y había puesto rumbo al muelle para recoger al cirujano.

Antes de su llegada, Arrieta y su verdugo intercambiaron varios mensajes de WhatsApp que no podían presagiar lo que ocurriría solo unos minutos después. Eran mensajes comunes, como los que cualquiera podría enviarse momentos antes de reencontrarse. Sin embargo, ahora, al mirar hacia atrás, algunas de esas palabras pueden helar la sangre y poner los pelos de punta. En aquel instante, parecían las palabras cotidianas que cualquiera de nosotros cruzaría con su pareja.

Os pongo las imágenes de los mismos que constan en el sumario.[10]

Mensajes en los que se dirigen el uno al otro en términos como «chiqui», o incluso frases como las que Edwin le dice a Daniel «Chiqui tengo que quererte mucho para esta travesía», que nos hace ver dos cosas: primero, que su relación era de pareja y segunda, que la visita a Tailandia había sido idea del propio Sancho.

Algunos de estos mensajes ponen los pelos como escarpias, cuando se hace referencia a que está lloviendo y a que ha escampado, la frase de Daniel es cuando menos premonitoria: «Koh Pangan te va a recibir abriéndose el cielo».

Sea como fuere, estos mensajes no denotan que existiera algún conflicto, pelea, riña o disputa entre ambos. Por el contrario, son comunicaciones que reflejan la relación de dos personas que van a realizar un viaje de placer, deseando encontrarse y pasar tiempo juntas. Uno de ellos, claro está, creía que esto era cierto; el otro, a través de sus actos previos, daba a entender que tenía otros planes que distaban mucho del amor.

CAPÍTULO 3

EL CRIMEN

Daniel recoge a Edwin en el muelle de Koh Phangan en torno a las 15.16; existen imágenes de todo el recorrido que él y el cirujano realizan desde dicho muelle hasta la entrada del Bougain Villas. Estas imágenes han servido para montar una defensa errónea y basada en especulaciones, sin prestar atención a lo que realmente reza en el sumario sobre ellas, pero esto lo explicaremos un poco más en profundidad en el capítulo dedicado única y exclusivamente a este aspecto.

Imágenes de las cámaras de seguridad

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Aquí tenéis la primera de las imágenes que figuran en las actuaciones y el informe de las cámaras recogido por los investigadores con el máximo detalle y pulcritud. En ella se observa a Daniel y a Edwin caminando a la salida del muelle en dirección a la motocicleta, para montarse y viajar juntos hacia la habitación del terror.

¿Sabía Edwin que el camino que había escogido no conducía a su alojamiento? Pienso que no, ya que el cirujano nunca había visitado la isla y seguramente desconocía cómo llegar al Panviman.

Imágenes de las cámaras de seguridad

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Existen diversas imágenes que recogen todo el recorrido realizado por los dos hasta la llegada al bungalow.

Imágenes de las cámaras de seguridad

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En esta imagen se puede observar cómo Edwin va montado en el asiento trasero de la motocicleta alquilada por Daniel cargando su equipaje en la espalda. Se le ve confiado, relajado y con total seguridad, ajeno a lo que realmente pasaba.

Pero una de estas imágenes es, a mi parecer, particularmente estremecedora. Es una instantánea ante la que puedes pasar horas preguntándote: «¿qué pasaría por la mente de esas dos personas?»; una de esas imágenes que podría hacer volar la imaginación de lo que iba a suceder pocos minutos después.

Aquí la tenemos. Un instante congelado en el tiempo: un retrato que muestra la última imagen con vida del doctor Edwin Arrieta Arteaga.

Fotografía desde arriba de los dos en la moto

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Esta foto fue tomada a las 15.37 de aquel 2 de agosto de 2023. Esta es la imagen de un asesino frío llevando a su víctima a un lugar desconocido para él, a un lugar que Arrieta pensó posiblemente que era el Panviman; un lugar al que entraron dos y solo salió uno.

De lo que ocurrió allí dentro poco o nada podemos saber. De cómo entró Edwin a un lugar que él sabía que no era el hotel reservado (me consta por testimonios recogidos que había pasado imágenes de dicho hotel a algunos de sus amigos), tampoco tenemos idea. ¿Qué excusas puso Daniel para que el doctor entrase en ese bungalow? ¿Entró él delante, Daniel detrás y luego le atacó? ¿Esperó a que se distrajese, o les dio tiempo a discutir como explicó Sancho en sus primeras declaraciones?

Como bien comenté al comienzo, vamos a ceñirnos al sumario para contar lo que supuestamente sucedió durante la última tarde de Arrieta.

De acuerdo con estos primeros testimonios, Daniel se sienta en la cama y comienza una conversación con Edwin, conversación que, según él, va tornándose cada vez más acalorada. Dicha conversación se convierte en discusión cuando, según Sancho, este le dice a Arrieta que su relación tiene que terminar. Es entonces cuando, cuenta el propio Daniel, Edwin quiere mantener relaciones sexuales. En ese instante, el cirujano se encuentra de pie junto a la puerta del lavabo y Daniel sentado al borde de la cama. Este dice que se levanta, Arrieta retrocede al ver venir al «chef» hacia él, siendo en ese instante cuando, según las palabras del propio acusado, le da un fuerte puñetazo con su mano izquierda en la cara al colombiano. En consecuencia, Edwin cae hacia atrás golpeándose la parte trasera del cráneo con la encimera del lavabo. El golpe le provoca una herida, pero Edwin no llega a perder el conocimiento. Es entonces cuando Sancho se acerca y toma la cabeza del cirujano, que aprovecha la cercanía de los brazos de Daniel para morderle los antebrazos. Luego Sancho levanta a Edwin con fuerza y comienza a golpear su cabeza contra la esquina del lavabo. Lo golpea varias veces con tal fuerza que esta vez sí consigue hacerle perder el conocimiento. Por un momento, dice quedar contrariado. Se aparta del cuerpo inconsciente y sangrante, que comienza a convulsionar. Entonces, se sienta al borde de la cama y espera alrededor de una hora, cuando, vuelvo a repetir, siempre según sus palabras, verifica que Edwin ha fallecido.

Antes de pasar a la parte donde narra el horrendo acto del descuartizamiento, vamos a analizar el punto del asesinato. Veamos algunas cosas que a mí, al menos, me resultan curiosas.

Según contó Daniel, llevó a Edwin al Bougain Villas para cortar la relación que ambos mantenían. Si esto fuese cierto, ¿qué sentido tiene llevar a Arrieta a un bungalow donde no están ninguna de tus pertenencias para terminar la relación con una persona que, después, tendrás que volver trasladar al Panviman? Quiero decir, si la ropa y todos los efectos personales de Sancho estaban en el primer hotel, lo más lógico sería que llevase a Edwin a su habitación. Entonces allí terminas tu idilio, recoges tus cosas y te vas a ese segundo hotel que habías alquilado y en el que no había absolutamente nada. ¿Qué sentido tiene ir a uno si después tendrás que volver al primero?

El «chef» también narra que se encuentra sentado en la cama y que está manteniendo una conversación con el cirujano. En ella le explica que deben terminar su relación; a continuación, Edwin quiere mantener relaciones sexuales. Es entonces cuando él se levanta, se dirige hacia la víctima y le propina el primer puñetazo. En este punto yo me pregunto: ¿cómo puede intentar tener relaciones sexuales una persona que se encuentra alejada de ti? Según la propia reconstrucción de los hechos y sus propias palabras y gestos durante la misma, estaban a más de dos metros. Me resulta muy difícil imaginar un contexto en el que una persona te está diciendo que desea dejar de ser tu pareja y tú, que estás alejado un par de metros, intentas abusar de él. Este punto es, cuando menos, extraño e inexplicable, eso sin contar que Edwin se encontraba completamente vestido cuando fue asesinado ya que, al morir, llevaba hasta dos pares de calzoncillos, unos pantalones cortos y una camiseta. Por más vueltas que le doy en la mente me resulta imposible imaginar dicha escena.

En su relato, habla de una pelea entre ambos, pero en las imágenes grabadas donde realiza la reconstrucción de los hechos, más que una pelea se ve una agresión por parte de Daniel hacia Edwin y este, cuando ya está tendido entre el lavabo y el váter del baño, al ser agarrado por la cabeza por el propio Sancho, intenta defenderse usando los dientes, que es lo único que podía hacer. Como dice la expresión, «se defendió con uñas y dientes»; no conozco la expresión: «me atacó con uñas y dientes». Esto sin contar que, como él mismo narra, golpea repetidamente la cabeza del doctor hasta que ve cómo pierde el conocimiento, por lo que la intención de matar quedaba bastante patente. No creo que nadie golpee un cráneo contra una esquina puntiaguda con todas sus fuerzas con el único fin de producir un daño leve.

Luego está la cuestión de no haber pedido auxilio o ayuda. Volviendo a su propia confesión, Arrieta no fallece de forma instantánea, sino que muere tras una agonía en la que incluso convulsiona. Si su intención no era terminar con su vida y simplemente se trató de un desgraciado accidente, ¿por qué no pidió ayuda externa? ¿Por qué no llamó a emergencias o intentó buscar a algún responsable del hotel que pudiese socorrerle? En lugar de esto, su idea fue esperar una hora hasta que, según sus palabras, se aseguró de que su pareja había fallecido. Muerto Arrieta, Daniel comienza a descuartizarlo con unos artículos que había en la habitación y le venían como anillo al dedo. Mira qué casualidad.

Durante estos meses, la defensa y muchos de los acólitos que han surgido en torno a la figura de este asesino han intentado justificar que Sancho no llamase a nadie sabiendo que se encontraba en un país donde existe la pena de muerte. Si Daniel conocía este punto, ¿a qué conclusiones llegamos? ¿Que había estudiado el Código Penal tailandés? Yo mismo, hasta este caso, desconocía si en el país asiático existe o no la pena capital como castigo ante estos crímenes, pero si él lo sabía, entiendo que también conocía que si probaba que se trataba de un accidente habría sido condenado a una pena por homicidio imprudente, la cual acarrearía una condena más leve y asumible en una prisión cómoda como es la de Koh Samui. A mi corto entender, ni el «cocinero» parecía consciente de la pena que podría enfrentar por un asesinato, ni se preocupó por ello. Su mente, atrapada en la ilusión de la astucia y la inteligencia, le hizo creer que su meticulosa preparación del crimen sería suficiente para poner tierra de por medio antes de que se suscitara la más mínima sospecha sobre su autoría. En su despreocupación, ignoraba que la verdadera fortaleza reside en aceptar las consecuencias de nuestras acciones, no en eludirlas.

Pero sigamos adelante con lo que Sancho hizo tras el asesinato de Edwin. Como él mismo cuenta, una vez se asegura del fallecimiento, agarra el cuerpo por uno de sus brazos y lo arrastra hacia la ducha. Luego de meterlo, abre el agua lo más caliente posible, pues quiere evitar que la sangre se coagule. Acto seguido, se dirige a la entrada del bungalows donde tiene escondidos los cuchillos y la sierra bajo un colchón de una de las camas literas, como declaró él mismo durante la reconstrucción de los hechos que todos pudimos ver en exclusiva en el programa Y ahora Sonsoles.

Fotografía de Daniel apoyado en una litera

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Coge los enseres que había comprado con anterioridad y se dirige al baño para comenzar con la labor de deshacerse de lo único que podía vincularlo con el crimen: el cuerpo de Edwin.

Declara que comienza por las manos. Pretende cortar los tejidos blandos, la piel, los tendones y los músculos con los cuchillos y las partes óseas con la sierra. Al parecer, en el momento crucial descubre que el cuchillo adquirido para tal fin no está lo suficientemente afilado como para desgarrar la piel. Esta frustración le provoca un arranque de ira que lo lleva a clavar el cuchillo en la cabeza del doctor, tal como se desprende del sumario.

Tercera declaración de Daniel: «No utilicé el cuchillo mientras el Sr. Edwin estaba aún con vida, pero cuando me encontraba desmembrando el cuerpo, el cuchillo no estaba lo suficientemente afilado. Esto hizo que me enojase y terminase clavándolo en la zona de la cara».[12]

Como hemos señalado anteriormente, comienza por las manos, los brazos y a continuación la cabeza. Él mismo declara lo siguiente:

«Empecé usando una sierra para cortar la muñeca izquierda del difunto y luego puse la mano cortada en una bolsa de basura. Continué con los brazos y el cuello. Las partes de la carne las corté con un cuchillo y las partes que eran huesos duros los corté con la sierra en pedazos».12

Al no poder usar el cuchillo comprado por él mismo para descuartizar, porque, como bien dijo, no estaba lo suficientemente afilado, los agentes le preguntan lo siguiente:

«¿Dónde compró o de dónde tomó el cuchillo que usted usó para descuartizar el cuerpo?».12

Entonces Daniel reconoce que:

«Ese cuchillo es de la residencia (Bougain Villa). Tras su uso aún se encuentra en dicha residencia».12

Declara que las partes del cuerpo las iba envolviendo en papel film y que luego las introducía en varias bolsas de basura (unas negras y otras verdes con asas) para terminar depositando los trozos dentro del refrigerador.

A los investigadores les llama la atención un aspecto: si no utilizó el cuchillo para acabar con la vida de Arrieta, ¿por qué su camiseta presentaba cinco cuchilladas y por qué estaba rajada de arriba abajo en la parte trasera?

Daniel sostiene que las cuchilladas fueron infligidas con la intención de rasgar la camiseta y quitársela a Edwin tras su fallecimiento. Argumenta que, como el cuchillo que utilizó no cortaba adecuadamente, terminó desgarrándola con unas tijeras que encontró en el hotel. Sin embargo, tras el análisis de la camiseta por parte de los forenses tailandeses, resulta extraño que se hayan dado cinco puñaladas sin que haya un desgarro o intento de corte. A continuación, os presento el informe completo de la prenda para que podáis juzgar por vosotros mismos.[13]

Imágenes del informe

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Como podéis apreciar, aunque los forenses son incapaces de determinar con precisión qué cuchillo causó los agujeros en la camiseta, reconocen que fueron realizados con un objeto liso y afilado. Seamos un poco lógicos, ¿qué sentido tiene apuñalar una camiseta si no es con la intención de matar a quien la porta? Si las estocadas hubieran sido dirigidas a desgarrar y quitar la prenda, habrían tenido alguna dirección, ya sea hacia arriba o hacia abajo. Sin embargo, en este caso tan solo hallamos punzadas sin más.

Por la disposición de las heridas, me atrevería a afirmar que Edwin, posiblemente, recibió cinco puñaladas, tres por la espalda y dos en la parte delantera. No obstante, queda la duda de si las recibió aún con vida o después de su muerte. Lamentablemente, la respuesta a esta pregunta solo podría ser proporcionada por dos personas: una de ellas ya no está entre nosotros y la otra dudo que en algún momento explique realmente lo que sucedió.

Continuando con lo que Daniel estaba haciendo dentro del bungalow, a la pregunta sobre en cuántas partes terminó cortando el cuerpo del cirujano, responde lo siguiente:

«No recuerdo en cuántas partes, tal vez entre diecisiete y veinte, empaquetadas en aproximadamente ocho o nueve bolsas, pero no recuerdo qué órganos o qué partes iban en cada bolsa».12

«¿Por qué no puedes recordar?», preguntan los investigadores. Sancho responde:

«En ese momento no podía controlar mis emociones: estaba lleno de miedo y confusión… Me era imposible manejar mis pensamientos».12

Esto es lo que relata en su tercera declaración, el 16 de agosto, después de haber tenido más de catorce días para ordenar sus pensamientos y ofrecer una versión que, probablemente, considera la más adecuada para salvaguardar sus intereses. Sin embargo, en sus primeras declaraciones, justo los días 5 y 6, apenas unas horas después de cometido el asesinato, llegó incluso a dibujar un croquis del cuerpo de la víctima y a enumerar las partes y el orden en que supuestamente fueron cortadas.

Croquis de una figura humana con líneas que marcan los cortes, que están numerados

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Sea como fuere, lo que parece claro y cristalino es que Sancho fue empaquetando las partes del cuerpo con una precisión milimétrica y con una intención que hiela la sangre.

Primero, tras el desmembramiento, cogía la parte y la envolvía en papel film. Luego, introducía el paquete en una bolsa verde con asas y esta, a su vez, dentro de otra negra. En la negra podía meter una o varias verdes, pero los restos siempre terminaban envueltos en una barrera de tres plásticos diferentes. Cuando todo estaba correctamente embalado, lo iba colocando en el refrigerador para evitar su descomposición y que comenzase a oler.

Se ha debatido mucho durante los meses previos al juicio (e incluso después) esto que voy a puntualizar, lo cual en mi opinión todavía carece de explicación: si Sancho descuartizó el cuerpo de su víctima en tres horas o, por el contrario, cuando comenzó sus primeras salidas para deshacerse del mismo aún no lo tenía completamente desmembrado y fue realizándolo sobre la marcha. Él declara que fue extrayendo las partes del cuerpo del frigorífico del bungalow, pero, como ya he dicho, su palabra y su confesión tienen la credibilidad justa que deseemos darle.

CAPÍTULO 4

ENTRE EL MAR Y LA BASURA

Imagen de la cámara de seguridad

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Como marca la cámara de la salida a la playa del Bougain Villa situada en la tienda Crystal Day, se observa a Daniel marchándose por primera vez del bungalow desde su llegada a las 15.37 con Edwin. Esto sucede a las 19.17 y, como se describe en la imagen, Daniel pone rumbo a la playa de Haad Salad. Como se conocerá posteriormente a través de la declaración de la propietaria del establecimiento Coral Beach Bungalow, la señorita Katahoma: «El “chef” entró en su establecimiento siendo, aproximadamente, las 19.00 del día 2 de agosto de 2023, puso mil dólares sobre el mostrador y le dijo que deseaba comprar uno de sus kayaks. Ella le dijo que los botes no estaban a la venta, que solo eran para alquiler. Según cuenta la testigo, tras decirle esto, el joven le dijo que tomase el dinero como depósito, que tomaría uno y lo tendría, aproximadamente, entre tres y cuatro días. Después, salió de su tienda y Katahoma vio cómo arrastraba uno de sus kayaks rojo y blanco en dirección al mar. Le sorprendió que tomase uno de los más viejos y deteriorados».

Imagen de la cámara de seguridad

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Como indica la cámara de seguridad, después de la transacción Daniel volvió al hotel a las 19.32.

Detengámonos aquí un momento, ya que me gustaría que prestarais atención a un detalle. El tiempo transcurrido entre la salida del bungalow y su vuelta tras alquilar el kayak ha sido única y exclusivamente de quince minutos. Para ser algo realizado de forma improvisada y no saber tan siquiera si iba a encontrar este tipo de embarcaciones en esa playa, es un tiempo muy breve. Esto hace suponer casi con seguridad que Daniel ya sabía dónde tenía que ir para conseguir el transporte que deseaba. Recordemos lo que hizo el día anterior: se dirigió a la playa Haad Salad tras dejar la compra de los cuchillos en la habitación del Bougain Villa y permaneció allí de 17.33 a 18.00. En estos veintisiete minutos tuvo tiempo de ver la tienda Coral Beach Bungalow y de saber exactamente dónde tendría que acudir al día siguiente. Es por ello por lo que Daniel pudo realizar un acto así en tan solo quince minutos; ya tenía sus movimientos planeados.

Si hay que reconocerle algo a Sancho es precisamente eso: lo bien mapeados que tenía algunos aspectos del crimen. En contra de lo que muchos piensan, la preparación para deshacerse del cuerpo de su víctima estaba calculada al milímetro, aunque siempre pueden ocurrir agentes externos o circunstancias que hacen variar el plan inicial, cosa que sucedió y pudo ser, quizás, uno de los detonantes de la pronta resolución del caso.

¿Por qué digo que el «chef» tenía bien planificada la parte de hacer desaparecer los restos del cirujano? Básicamente por el poco tiempo que tardó en ir, coger restos y salir con ellos.

Como hemos expuesto, regresa a la habitación tras alquilar el kayak a las 19.32 y solo tarda tres minutos en realizar su primera salida al mar con los primeros restos del cuerpo de Edwin.

En sus afirmaciones, Daniel indicaría siempre que

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