Inteligencia (Claves para una nueva forma de vivir)

Fragmento

¿Cómo pueden comportarse más inteligentemente los amantes? 179 A veces dudo de mi inteligencia... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181
¿Cómo puedo apoyar el crecimiento de mi propia inteligencia? 183

EPÍLOGO. Volver a descubrir la inteligencia mediante la meditación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187

ACERCA DEL AUTOR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197

OSHO I<1>NTERNATIONAL MEDITATION RESORT . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199

Prólogo

LA INTELIGENCIA NO ES LO QUE PIENSAS

TEN CLARO QUE INTELECTUALIDAD no es inteligencia. Ser intelectual es ser falso; es simular inteligencia. No es real porque no es algo tuyo, es algo prestado.

La inteligencia es el crecimiento de la consciencia interna. No tiene nada que ver con los conocimientos, tiene que ver con ser meditativo. Una persona inteligente no actúa según su experiencia pasada; actúa en el presente. No reacciona, responde. Por consiguiente, es siempre impredecible; nunca se puede estar seguro de lo que va a hacer.

Un católico, un protestante y un judío estaban hablando con un amigo que decía que le acababan de dar seis meses de vida.

—¿Qué harías tú —le preguntó al católico—, si tu médico te diera seis meses de vida?

—¡Ah! —dijo el católico—, yo donaría todas mis pertenencias a la Iglesia, comulgaría todos los domingos, y rezaría avemarías a menudo.

—¿Y tú? —le preguntó al protestante.
—¡Yo lo vendería todo y me iría de crucero por el mundo y me lo pasaría en grande!

—¿Y tú? —le dijo al judío. —¿Yo? Yo iría a ver a otro médico.

¡Eso es inteligencia!

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La inteligencia, un don de la naturaleza

A INTELIGENCIA ES INTRÍNSECA A LA VIDA. La inteligencia es una cualidad natural de la vida. Así como el fuego es candente, el aire es invisible y el agua fluye hacia abajo, así la vida es inteligente.

La inteligencia no es una hazaña. Naces inteligente. Los árboles son inteligentes a su manera, tienen suficiente inteligencia para su propia vida. Los pájaros son inteligentes, también los otros animales. De hecho, lo que las religiones denotan al decir «Dios» es solo esto: que el universo es inteligente, que hay inteligencia oculta en todas partes. Y si tienes ojos, puedes verla. La vida es inteligencia.

Solo el hombre se ha vuelto falto de inteligencia. El hombre ha dañado el flujo natural de la vida. Excepto en el hombre, no hay falta de inteligencia. ¿Has visto alguna vez un pájaro al que puedas llamar estúpido? ¿Has visto alguna vez un animal al que puedas llamar idiota? No, esas cosas solo le pasan al hombre. Algo ha ido mal. La inteligencia del hombre ha sido dañada, corrompida, ha sido mutilada.

La meditación no es otra cosa que deshacer ese daño. La meditación no será necesaria en absoluto si se deja en paz al hombre. Si el sacerdote y el político no interfieren con la inteligencia del hombre, no habrá necesidad de meditación. La meditación es medicinal: primero hay que crear la enfermedad, entonces será necesaria la meditación. Si no hay enfermedad, la meditación no es necesaria. No es accidental que las palabras medicina y meditación provengan de la misma raíz.

Todo niño nace inteligente, pero desde el momento del nacimiento

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nos abalanzamos sobre él y empezamos a destruir su inteligencia, porque la inteligencia es peligrosa para la estructura política, para la estructura social, para la estructura religiosa. Es peligrosa para el Papa, es peligrosa para el sacerdote, es peligrosa para el líder. Es peligrosa para el statu quo, para la clase dirigente. La inteligencia es naturalmente rebelde. A la inteligencia no se la puede forzar a ninguna subordinación. La inteligencia es muy categórica, individual. A la inteligencia no se la puede forzar a ninguna imitación mecánica.

Hay que convertir a la gente en réplicas exactas; hay que destruir su originalidad; de lo contrario, todas las tonterías que se han hecho en la Tierra serían imposibles. Necesitas un líder, porque primero han hecho que dejes de ser inteligente; de lo contrario, no habría necesidad de ningún líder. ¿Por qué ibas a seguir a nadie? Seguirías a tu inteligencia. Si alguien quiere convertirse en líder, entonces hay que hacer una cosa: hay que destruir tu inteligencia de alguna manera. Hay que sacudirte desde tus mismas raíces, hay que asustarte. Hay que hacer que pierdas la confianza en ti mismo: eso es indispensable; solo entonces puede hacer su entrada el líder.

Si eres inteligente, resolverás tus problemas tú mismo. La inteligencia es suficiente para resolver todos los problemas. De hecho, no importa qué problemas surjan en la vida: tú tienes más inteligencia que esos problemas. Es una provisión, un regalo de la naturaleza. Pero hay personas ambiciosas que quieren mandar, dominar; hay locos ambiciosos: ellos crean miedo en ti. El miedo es como la herrumbre: destruye toda inteligencia. Si se quiere destruir la inteligencia de alguien, lo primero que se necesita es crear miedo: crear un infierno y hacer que la gente se asuste. Cuando la gente le tenga miedo al infierno, irán y se doblegarán ante el sacerdote. Escucharán al sacerdote. Si no escuchan al sacerdote, se enfrentarán al fuego del infierno; por supuesto, tienen miedo. Tienen que protegerse del fuego del infierno, y necesitan al sacerdote. El sacerdote se vuelve indispensable.

Una vez me hablaron de dos hombres que eran socios en un negocio. Su negocio era muy insólito, y les obligaba a viajar por todo el país. Uno de los socios iba a una ciudad; por la noche iba echando alquitrán a las ventanas y por la mañana desaparecía. Después de dos o tres días, llegaba el otro. Se ofrecía para limpiar el alquitrán de las ventanas de la gente. La gente pagaba, por supuesto; tenía que pagar. Eran socios. Uno ocasionaba el daño, el otro venía a deshacerlo.

Los miedos hay que crearlos, la avaricia hay que crearla. La inteligencia no es avariciosa. Te sorprenderá saber que un hombre inteligente nunca es avaricioso. La avaricia forma parte de la falta de inteligencia. Acumulas para mañana porque no tienes confianza en que mañana serás capaz de afrontar la vida; de lo contrario, ¿para qué acumular? Te vuelves tacaño, te vuelves avaricioso, porque no sabes si mañana tu inteligencia será capaz de hacer frente a la vida o no. ¿Quién sabe? No tienes confianza en tu inteligencia, así que acumulas, te vuelves avaro. Una persona inteligente no tiene miedo, no es avariciosa.

La avaricia y el miedo van juntos; por eso, el cielo y el infierno van juntos. El infierno es el miedo, el cielo es la avaricia. Crea miedo en la gente y crea avaricia en la gente: hazlos tan avariciosos como sea posible. Hazlos tan avariciosos que la vida no pueda satisfacerlos; entonces acudirán al sacerdote y al líder. Empezarán a fantasear acerca de alguna vida futura en la que sus deseos tontos y sus fantasías estúpidas se cumplirán. Obsérvalo: pedir lo imposible es estar falto de inteligencia.

Una persona inteligente está satisfecha con lo posible. Se esfuerza por lo probable; nunca se esfuerza por lo imposible y lo improbable. Contempla la vida y sus limitaciones. No es perfeccionista. Un perfeccionista es un neurótico. Si eres perfeccionista te volverás neurótico.

Por ejemplo, si amas a una mujer y le pides fidelidad absoluta, te volverás loco y ella se volverá loca. Eso es imposible. Fidelidad absoluta significa que ella ni siquiera pensará, ni siquiera soñará con otro hombre: esto no es posible. ¿Quién eres tú? ¿Por qué se ha enamorado de ti? Porque eres un hombre. Si puede enamorarse de ti, ¿por qué no va a pensar en otros? Esa posibilidad permanece abierta. ¿Y cómo va a arreglárselas si ve pasar a alguien guapo y surge en ella el deseo? Incluso decir «Este hombre es guapo» es desear: ha entrado el deseo. Solo dices que algo es bello cuando sientes que es digno de ser poseído, de ser disfrutado. No eres indiferente.

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Pero si pides fidelidad absoluta habrá conflicto y siempre desconfiarás. Serás siempre desconfiado porque también conoces tu mente: tú piensas en otras mujeres, de modo que ¿cómo vas a confiar en que tu mujer no esté pensando en otros hombres? Sabes que tú estás pensando, de manera que sabes que ella está pensando en las mismas cosas. Entonces surge la desconfianza, el conflicto, la agonía. El amor que era posible se ha vuelto imposible debido a un deseo imposible.

La gente pide lo que no se puede hacer. Quieres seguridad para el futuro, lo que no es posible. Quieres seguridad absoluta para mañana: no puede garantizarse; no está en la naturaleza de la vida. Una persona inteligente sabe que eso no está en la naturaleza de la vida. El futuro permanece abierto: el banco puede ir a la bancarrota, la esposa puede fugarse con otro, el marido puede morirse, los niños pueden resultar de poco mérito. ¿Quién sabe algo del mañana? Puede que te pongas enfermo, puede que te quedes lisiado. ¿Quién sabe algo del mañana?

Pedir seguridad para el mañana significa vivir con miedo constante. La seguridad no es posible, de modo que cuando temes a la inseguridad, tu miedo no puede ser destruido. Habrá miedo, temblarás... y mientras tanto te estás perdiendo el momento presente. Con el deseo de seguridad en el futuro estás destruyendo el presente, que es la única vida disponible. Y estarás cada vez más convulsionado, asustado, avaricioso.

Nace un niño; un niño es un fenómeno muy, muy abierto, extremadamente inteligente. Pero nos abalanzamos sobre él, empezamos a destruir su inteligencia. Empezamos a crear miedo en él. Lo llamáis enseñanza, lo llamáis hacerle capaz para afrontar la vida. Él no tiene miedo, y creáis miedo en él.

Y vuestras escuelas, colegios, universidades... todo ello le hace cada vez menos inteligente. Le exigen tonterías. Le exigen que memorice tonterías, cosas en las que el niño y su inteligencia natural no puede ver ningún sentido. ¿Para qué? Ese niño no puede ver el sentido de ello. ¿Para qué abarrotar tu cabeza de estas cosas? Pero la universidad dice, el colegio dice, la casa, la familia, las personas con buenas intenciones dicen: «¡Abarrótate! Ahora no lo sabes, pero más adelante sabrás por qué es necesario».

Abarrótate de historia, de todas las tonterías que la gente le ha estado haciendo a otra gente, toda la locura... ¡estúdialo! Y el niño no le ve el sentido. Qué importa cuándo reinó cierto rey, de qué fecha a qué fecha... Tiene que aprender de memoria esas estupideces. Naturalmente, su inteligencia va quedando cada vez más agobiada, inhabilitada. Se va acumulando cada vez más polvo sobre su inteligencia. Para cuando una persona vuelve de la universidad, ya no es inteligente: la universidad ha hecho su trabajo. Es muy excepcional que alguien pueda graduarse en la universidad y seguir siendo inteligente. Poquísimas personas han sido capaces de escapar de la universidad, de evitarla, de pasar por la universidad y, sin embargo, conservar su inteligencia... muy excepcionalmente. Es un mecanismo tan enorme para destruirte.

En el momento que te conviertes en una persona instruida, has dejado de ser inteligente.

¿Puedes verlo? La persona instruida se comporta de una manera muy poco inteligente. Vete a ver a la gente primitiva que nunca ha tenido estudios y encontrarás una inteligencia pura en funcionamiento.

He oído que...

Una mujer estaba intentando abrir una lata, y no podía llegar a entender cómo hacerlo. Así es que fue a mirar en el libro de cocina. Para cuando miró en el libro, el cocinero ya la había abierto. Ella volvió y se quedó sorprendida. Le preguntó:

—¿Cómo lo has hecho?
—¡Señora, cuando no sabes leer, tienes que usar tu inteligencia! —respondió el cocinero.

Sí, eso es correcto. Cuando no sabes leer tienes que usar tu inteligencia. ¿Qué otra cosa puedes hacer? En cuanto empiezas a leer —cuando te vuelves competente en esas cosas peligrosas— no necesitas ser inteligente, los libros se ocuparán.

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¿Lo has observado? Cuando una persona empieza a mecanografiar, su caligrafía se pierde; su caligrafía deja de ser bella. No hay necesidad: la máquina se ocupa. Si llevas una calculadora en el bolsillo, se te olvidan todas las matemáticas; no hay necesidad. Tarde o temprano, todo el mundo llevará consigo pequeños ordenadores. Tendrán toda la información de una Enciclopedia británica y entonces no habrá ninguna necesidad de que seas inteligente en absoluto; el ordenador se ocupará.

Vete a ver a la gente primitiva, la gente sin estudios, los aldeanos, y encontrarás una inteligencia sutil. Sí, no están muy informados, eso es verdad. No tienen conocimientos, eso es verdad; pero son tremendamente inteligentes. Su inteligencia es como una llama sin humo.

La sociedad ha hecho algo erróneo con el ser humano debido a ciertas razones: quiere que seáis esclavos, quiere que siempre tengáis miedo. Quiere que seáis siempre avariciosos, quiere que seáis siempre ambiciosos, quiere que seáis siempre competitivos. Quiere que no seáis cariñosos, quiere que estéis llenos de ira y odio. Quiere que permanezcáis débiles, imitadores, réplicas exactas. No quiere que os volváis originales, únicos y rebeldes, no. Por eso hay que destruir vuestra inteligencia.

La meditación solo es necesaria para deshacer lo que ha hecho la sociedad. La meditación es negativa: simplemente anula el daño, destruye la enfermedad. Y una vez que la enfermedad se ha ido, tu bienestar se impone por sí mismo.

En el último siglo se ha ido demasiado lejos: la educación universal ha sido una calamidad. Y recuerda que no estoy en contra de la educación, estoy en contra de esta educación. Existe la posibilidad de un tipo diferente de educación que será beneficiosa para aguzar tu inteligencia, no para destruirla; que no la sobrecargará con hechos innecesarios, que no la sobrecargará con conocimientos innecesarios, que no la sobrecargará en absoluto, sino que la ayudará a volverse más radiante, fresca, joven.

Esta educación solo te vuelve capaz de memorizar. Esa otra educación te volverá capaz de más claridad. Esta educación destruye tu inventiva. Esa otra educación te ayudará a volverte más inventivo.

Por ejemplo, la educación que yo quisiera en el mundo no requerirá que un niño responda en la vieja manera estereotipada. No estimulará la repetición, el ser como loros. Estimulará la inventiva. Incluso si la respuesta inventada no es tan correcta como lo pueda ser la respuesta copiada, aun así, valorará al niño que ha aportado una nueva respuesta a un viejo problema. Ciertamente, la respuesta del niño no puede ser tan correcta como la respuesta de Sócrates; naturalmente, en un niño pequeño... la respuesta no puede ser tan correcta como la de Albert Einstein, por supuesto. Pero pedir que la respuesta del niño sea tan correcta como la de Albert Einstein es ridículo. Si el niño es inventivo, va en la dirección correcta; un día, el niño se convertirá en un Albert Einstein. Si está tratando de crear algo nuevo, naturalmente tiene sus limitaciones, pero se debería valorar simplemente su esfuerzo por tratar de crear algo nuevo, se debería alabar.

La educación no debería ser competitiva. Las personas no deberían ser juzgadas, comparadas las unas con las otras. La competitividad es muy violenta y muy destructiva. Alguien no es bueno en matemáticas y le llamas mediocre. Y puede que sea bueno en carpintería, pero nadie mira eso. Alguien no es bueno en literatura y le llamas estúpido; y será bueno en música, en baile.

Una educación auténtica ayudará a las personas a encontrar su vida, en la que puedan estar totalmente vivas. Si un niño nace para ser carpintero, entonces eso es lo que debe hacer. Nadie debería obligarle a hacer otra cosa. ¡Este mundo puede convertirse en un mundo tan estupendo, tan inteligente, si se permite al niño que sea él mismo o ella misma, si se le ayuda, si se le estimula de todas las maneras y nadie viene a interferir! De hecho, nadie manipula al niño. Si el niño quiere ser bailarín, entonces está bien: los bailarines son necesarios. Se necesita mucha danza en el mundo. Si el niño quiere ser poeta, bien. Se necesita mucha poesía; nunca hay suficiente. Si el niño quiere ser carpintero o pescador, perfectamente bien. Si el niño quiere ser leñador... perfectamente bien. No hay necesidad de que llegue a ser presidente o primer ministro. De hecho, que menos personas se interesaran en esos objetivos sería una bendición.

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Ahora mismo todo está patas arriba. Alguien que quería ser carpintero se ha hecho médico; alguien que quería ser médico se ha hecho carpintero. Todos están en el puesto de otro, por eso hay tanta carencia de inteligencia: todo el mundo está haciendo el trabajo de otro. En cuanto empieces a verlo, comprenderás por qué la gente se comporta con tan poca inteligencia.

En India hemos meditado profundamente, y hemos encontrado una palabra: Swadharma, la naturaleza de uno mismo. Contiene la mayor de las implicaciones para un mundo futuro. Krisna ha dicho: «Swadharme nadhanam shreyah», «Es bueno morir en tu propia naturaleza, siguiendo tu propia naturaleza», y «Per dharmo bavaha baha», «La naturaleza de otra persona es muy peligrosa». No seas un imitador. Sé tú mismo.

He oído que...

Bill siempre quería ir a cazar alces, así que ahorró el dinero suficiente y se fue a los bosques del norte. Allí le proveyeron del equipo necesario y el dueño de la tienda le aconsejó que contratase los servicios de Pierre, el mejor llamador de alces del país.

—Es verdad que Pierre es caro —dijo el dueño de la tienda—, pero tiene una cualidad sexy en su llamada a la que ningún alce puede resistirse.

—¿Cómo es eso? —preguntó Bill.
—Bueno —dijo el comerciante—, Pierre detecta un alce a trescientos metros, entonces ahueca las manos y hace su primera llamada. Cuando el alce la oye, se excita con deseo expectante y se acerca a doscientos metros. Entonces Pierre vuelve a llamar, poniendo un poco más de gancho sexual en la llamada, y el alce saltará con júbilo ardiente hasta una distancia de cien metros. Esta vez, Pierre pone una nota realmente sexy en su llamada, prolongándola un poco, lo que incita al alce, alborotado por empeño carnal, a acercarse a solo veinticinco metros de ti. Y ese es el momento, amigo mío, en que debes apuntar y disparar.

—Supongamos que falle el tiro... —propuso Bill.

—Oh, eso sería terrible! —dijo el otro.
—Pero ¿por qué? —preguntó Bill.
—Porque entonces se apareará con el pobre Pierre.

Eso es lo que le ha sucedido al hombre: imitación, imitación. El hombre ha perdido completamente la visión de su propia realidad. La gente zen dice: «Busca tu rostro original». Descubre tu autenticidad. ¿Quién eres? Si no sabes quién eres, siempre serás algo accidental; siempre. Tu vida será una larga serie de hechos accidentales y, suceda lo que suceda, nunca será satisfactoria. El descontento será el único sabor de tu vida.

Puedes verlo a tu alrededor. ¿Por qué tantas personas parecen tan apagadas, aburridas, simplemente pasando los días de alguna forma? Dejando pasar un tiempo tremendamente valioso que no podrán recuperar... y dejándolo pasar con tanto embotamiento, como si solo estuvieran esperando la muerte. ¿Qué les ha sucedido a tantas personas? ¿Por qué no tienen la misma lozanía que los árboles? ¿Por qué el hombre no tiene la misma canción que los pájaros? ¿Qué les ha sucedido a los seres humanos? Ha sucedido una cosa: el hombre ha estado imitando. El hombre ha estado intentando convertirse en otro. Nadie está en casa. Todos están llamando a la puerta de otro; de ahí el descontento, el embotamiento, el aburrimiento, la angustia.

Una persona inteligente tratará tan solo de ser ella misma, cueste lo que cueste. Una persona inteligente nunca copiará, nunca imitará. Nunca será un loro. Una persona inteligente escuchará su propia llamada intrínseca. Sentirá su propio ser y actuará en consecuencia, no importa el riesgo que eso entrañe.

¡Hay riesgo! Cuando copias a los demás hay menos riesgo. Cuando no copias a nadie, estás solo: ¡hay riesgo! Pero la vida solo les sucede a los que viven peligrosamente. La vida solo sucede a los que son aventureros, a los que son valientes, casi temerarios; solo a ellos les sucede la vida. La vida no les sucede a las personas tibias.

La inteligencia es confianza en tu propio ser. La inteligencia es aventura, emoción, alegría. La inteligencia es vivir en este momento,

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no anhelar el futuro. La inteligencia es no pensar en el pasado y no preocuparse por el futuro; el pasado ya no existe, el futuro aún no existe. La inteligencia es aprovechar al máximo el momento presente, que está disponible. El futuro saldrá de él. Si este momento se ha vivido con deleite y alegría, el momento siguiente va a nacer de él. Traerá más alegría naturalmente, pero no hay necesidad de preocuparse por él. Si mi hoy ha sido dorado, mi mañana será aún más dorado. ¿De dónde vendrá? Saldrá de hoy.

Si esta vida ha sido una bendición, mi vida próxima será una bendición más elevada. ¿De dónde puede venir? Saldrá de mí, de mi experiencia vivida. De manera que una persona inteligente no está preocupada por el cielo y el infierno, no está preocupada por la vida después de la muerte, no está preocupada ni siquiera por Dios, no está preocupada ni siquiera por el alma. Una persona inteligente simplemente vive inteligentemente, y Dios y el alma y el cielo y el nirvana vienen naturalmente.

Vives creyendo; la creencia no es inteligente. Vive sabiendo; saber es inteligencia. Y la inteligencia es meditación.

Las personas sin inteligencia también meditan, pero, por supuesto, meditan de una manera carente de inteligencia. Piensan que tienen que ir a la iglesia una hora todos los domingos; esa hora hay que dársela a la religión. Esta es una manera nada inteligente de relacionarse con la religión. ¿Qué tiene que ver la Iglesia? Tu vida verdadera está en los otros seis días. El domingo no es tu día real. Vivirás irreligiosamente durante seis días, ¿y luego vas una hora o dos a la iglesia? ¿A quién estás tratando de engañar? Tratando de engañar a Dios con que eres devoto...

O, si pones más empeño, haces meditación transcendental todos los días, veinte minutos por la mañana y veinte por la tarde. Te sientas con los ojos cerrados y repites un mantra de una manera muy estúpida: «Om, om, om», que te embota la mente aún más. Repetir un mantra mecánicamente te quita inteligencia. No te da inteligencia, es como una canción de cuna.

A lo largo de los siglos, las madres lo han sabido. Cuando un niño está inquieto y no quiere dormirse, la madre le canta una canción de cuna. El niño se siente aburrido; y el niño no puede escaparse. ¿Adónde va a ir? La madre le está sujetando en la cama. La única manera de escapar es dormirse. Así que se duerme; simplemente se rinde. Dice: «Es una tontería estar despierto ahora, porque ella va a seguir con este aburrimiento, repitiendo y repitiendo una sola línea».

Hay historias que las madres y las abuelas les cuentan a los niños cuando no se duermen. Si estudias estas historias, descubrirás un cierto patrón de repetición constante. Justo el otro día estuve leyendo una historia contada por una abuela a un niño pequeño que no quería dormirse, porque no sentía que entonces fuera el momento de dormir. Su inteligencia le decía que estaba perfectamente despierto, pero la abuela le estaba obligando. Ella tenía otras cosas que hacer... el niño no era importante.

Los niños están muy perplejos, todo les parece absurdo. Cuando quieren dormir por la mañana, todos quieren despertarles. Cuando no quieren dormirse, todos les obligan a dormir. Se quedan muy desconcertados. ¿Qué le pasa a esta gente? Cuando llega el sueño, bien: eso es inteligencia. Cuando no llega, es perfectamente bueno estar despierto.

De manera que aquella vieja abuela estaba contando una historia. Al principio, el niño estaba interesado, pero poco a poco... Cualquier niño inteligente se sentiría aburrido, solo un niño estúpido no se sentiría aburrido.

La historia es la siguiente:

Un hombre se duerme y sueña que está ante un gran palacio. En el palacio hay mil y una habitaciones. Así es que va de una habitación a otra —mil y una habitaciones— hasta que llega a la última. En ella hay una hermosa cama: cae sobre ella, se duerme y sueña... que está ante las puertas de un gran palacio que tiene mil y una habitaciones. Así es que entra en mil habitaciones, luego llega a la habitación mil y una. De nuevo, hay una hermosa cama, de modo que se duerme... y sueña que está ante un palacio... ¡Y así sigue!

Ahora bien, ¿durante cuánto tiempo puede permanecer alerta el niño? Simplemente por puro aburrimiento, el niño se duerme. Está diciendo: «¡Acaba de una vez!».

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Un mantra hace lo mismo. Repites, «Ram, ram... Om, om... Alá, Alá», o cualquier cosa. Sigues repitiendo, sigues repitiendo. Estás haciendo las dos tareas: la de la abuela y la del niño. Tu inteligencia es como el niño, y tu aprendizaje del mantra es como la abuela. El niño trata de pararte, se interesa por otras cosas, piensa en cosas bonitas: mujeres guapas, escenas hermosas. Pero lo coges con las manos en la masa y le vuelves a llevar al «Om, om, om». Poco a poco, tu niño interno siente que es inútil luchar; el niño interno se duerme.

Sí, el mantra te pone a dormir de una cierta manera: es un dormir autohipnótico. No tiene nada de malo si te resulta difícil dormirte; si padeces de insomnio, es bueno. Pero no tiene nada que ver con la espiritualidad; es una forma muy poco inteligente de meditar.

Entonces ¿cuál es la manera inteligente de meditar? La manera inteligente es llevar inteligencia a todo lo que haces. Al caminar, camina inteligentemente, con consciencia. Al comer, come inteligentemente, con consciencia. ¿Te acuerdas alguna vez de comer inteligentemente? ¿Piensas alguna vez en lo que estás comiendo? ¿Es nutritivo? ¿Tiene algún valor alimenticio, o estás solo atiborrándote sin ninguna nutrición?

¿Has observado alguna vez lo que haces? Sigues fumando. Entonces es necesaria la inteligencia: ¿qué estás haciendo? Ingiriendo humo y expulsándolo, y entretanto destruyendo tus pulmones. ¿Y qué estás haciendo realmente? Despilfarrar el dinero, echando a perder tu salud. Trae tu inteligencia mientras estés fumando, mientras estés comiendo. Trae tu inteligencia cuando hagas el amor con tu mujer o tu hombre. ¿Qué estás haciendo? ¿Tienes realmente algo de amor? A veces haces el amor por costumbre. Entonces es feo, entonces es inmoral. El amor tiene que ser muy consciente, solo entonces se convierte en oración.

Mientras estás haciendo el amor con tu mujer, ¿qué estás haciendo exactamente? ¿Utilizar el cuerpo de la mujer para expulsar alguna energía que se había vuelto demasiado para ti? ¿O estás rindiéndole honores, estás amando a la mujer, sientes reverencia por la mujer?

No lo veo. Los maridos no respetan a sus esposas, las usan. Las esposas usan a sus maridos, no los respetan. Si la reverencia no surge del amor, entonces la inteligencia falta en alguna parte. De lo contrario, te sentirás tremendamente agradecido al otro, y hacer el amor será para ti una gran meditación.

No importa lo que estés haciendo, lleva a ello la cualidad de la inteligencia. Hazlo inteligentemente: eso es la meditación.

La inteligencia tiene q

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