INTRODUCCIÓN
Descubrir quién eres te ayuda a volver a ti.
Descubrir quién eras, con qué llegaste a este mundo, qué viniste a compartir y con qué mirada te ayuda a algo tan bonito como necesario: comprenderte, para después seguir evolucionando en tu camino de desarrollo hacia quien realmente eres.
¿Qué nos pasa normalmente? Que nacemos y ya llegamos aquí con unas cualidades y tendencias (esencia), que cuando no se ajustan a lo que tu entorno necesita de ti aprendemos a esconderlas y a sustituirlas por algo más adaptativo (para ser parte, para que te quieran), y nunca vuelves a eso que eras, a eso que fuiste, porque de tanto adaptarte al mundo ya ni te acuerdas de quién eres tú.
Pero de pronto, la persona inadaptada eres tú.
Ya no encajas en la versión que inventaste para «ser parte» del mundo. Ya no te sientes bien. No sientes coherencia, plenitud o conexión contigo.
¿Qué pasa? ¿Qué he hecho mal? ¿Qué ha fallado? ¿Qué tengo que hacer ahora?
Si estás viviendo un momento en el que te haces estas preguntas, enhorabuena, porque tu alma está pidiendo su lugar.
Salir a jugar, expandirse y experimentar.
Ha llegado la hora de dejar de adaptarte al mundo para permitirte ser tú, por una vez, por primera vez, cambiando el orden de tus valores, de tus principios y de tus necesidades, y quizá ahora es más importante sentirte feliz contigo misma y sentir que contribuyes al mundo con lo que haces, que tener el puesto que siempre (creíste que) soñaste.
Estás en tu momento auténtico. Tu gran renacer.
Tu momento para romper el molde que construiste para encajar, y dejar salir tu verdad, tu rareza, tu verdadero sentir, tu autenticidad.
Si estás en ese momento, confía en todo lo que sientes, porque tu alma te está hablando.
Si ya lo has pasado, leyendo este libro comprenderás lo que has vivido, poniendo orden y claridad en tu experiencia, y te sentirás más fuerte, más segura, más contigo.
Si aún no has llegado a ese momento, confía en que tu camino está esperándote para cuando estés preparada para ser tú, pero de verdad, y este libro puede ayudarte a preparar tus pasos para ir caminando cuando lo sientas.
Confía en tus tiempos, tu proceso y tu camino.
Todo está bien.
El mundo (nosotros) estamos esperándote para recibir lo que has venido a darnos.
Con tu mirada, tu forma de ser y de hacer, tu esencia en acción y tu ser auténtico.
Has venido a brillar siendo tú. Y nosotros contigo.
Desde el autoamor. Confía. Todo está bien.
Eres auténtica.
Con amor,
Laura
EN ESTE LIBRO
El 11 del 11 de 2020 escribí:
«Es la era de la autenticidad. Todo lo que no sea auténtico está abocado al fracaso. Es la era de la ruptura de las estructuras, donde se disuelve todo lo que no es verdad: relaciones, trabajo, proyectos. Se quedará solo lo que se tiene que quedar: todo y solo lo que eres tú. Todo lo que no eres desaparece.
Es la era de la autenticidad. Lo que no eres dará paso al vacío, para dejar espacio para construir lo que eres desde quien eres. Poco a poco. Decisión a decisión. Así está siendo este momento, invitándonos a romper con lo que ya no resuena con nuestra alma, y abriendo paso, para que lo que hagas desde hoy resuene de verdad contigo».
Encontré ese texto en una de mis libretas de reflexión, que a veces uso a modo de diario, donde escribo textos, poesía y alguna reflexión canalizada. Lo leo hoy y pienso que este libro ya estaba creándose desde entonces. Si has leído mis otros libros, sabes que siempre digo lo mismo, y es porque siempre pasa lo mismo: mis libros comienzan a crearse antes de ser escritos. Qué bonito.
En estas páginas vas a encontrar claves para reflexionar cada día cómo puedes ser más tú, vivir con amor y autoamor tu camino de autenticidad, tomar decisiones y romper amorosamente con patrones y creencias que ya no te sirven y te impiden ser tú misma, y hacer este camino conmigo de la mano. En el proceso, compartiré contigo reflexiones, te haré preguntas, te dejaré pensando y te invitaré a hacer cambios para sentirte cada día más auténtica.
Quizá duela, pero así sanamos, afrontando la verdad de nuestra vida, mirando de frente lo que nunca quisimos ver, y, desde ahí, construyendo nuestra vida desde la verdad de nuestra alma.
El reto es brillar siendo tú, desde tu más pura esencia; dejar de esconderte del mundo y de ti, para compartir todo lo que eres.
El mundo está esperándote.
Y tú también.
Auténtica eres tú cuando eliges bailar tu baile
en lugar de seguir a los demás.
Creando tu propia música en un mundo
que no escucha; solo habla.
Exceso de vacío y falta de verdad.
Luchar sin armas es elegir ser tú en una selva
donde todos quieren ser otros,
aparentar y parecer para ganar admiración
mientras se pierden a sí mismos.
A veces cansa,
pero si cierras los ojos y escuchas fuerte, estás ahí.
Esperando el momento de salir a la pista de baile
y crear tus propios pasos, no importa quién te mire.
Suelta los miedos en cada paso
y baila tu propia música.
Escucha lo que tu alma quiere decirte:
quién eres, qué amas, para qué estás aquí.
Baila una vida que ames
y ama la vida que estás bailando.
Y ahora sí:
ha llegado el momento de crear el baile de tu vida
siendo verdaderamente tú.
QUÉ ES LA AUTENTICIDAD:
INSPIRACIONES TEÓRICAS
Decía Claudio Naranjo:
Descubre quién eres, pero no te aferres a ninguna definición. Muta las veces que sea necesario para vivir en la totalidad de tu ser.
Miremos la autenticidad no como un concepto estático, sino como un proceso de desarrollo sujeto a cambios: evoluciona contigo.
Autenticidad no es descubrir quién eres y quedarte ahí. Autenticidad es descubrir y conectarte con la verdad de tu ser, con tu ser auténtico, respetando y acompañando tu cambio, tu evolución y tu transición con todo tu ser.
Auténtica
RAE: adj. coloq.
Consecuente consigo misma,
que se muestra tal y como es.
Dammann define la autenticidad como «el proceso de estar en una relación congruente con uno mismo, con los demás y con las normas sociales relevantes. Autenticidad es ser fiel a ti mismo y actuar de una manera que refleje tu sentido central del yo. Significa que aspiras a ser tú mismo en todo momento y en todas las situaciones, incluso cuando estás solo, cerca de otros y en entornos sociales». Lehman et al. (2019) proponían la visión 3C de la autenticidad: autenticidad como coherencia, conformidad y conexión, a lo que después otros autores añadieron la cuarta C, la continuidad, porque descubrieron que la autenticidad siempre estaba en desarrollo.
También se investigó en 2020 el impacto de la autenticidad en el bienestar organizacional, donde se descubrió la alta correlación entre ambas. Un metaanálisis de setenta y cinco estudios científicos encontró que la autenticidad se asocia positivamente con el bienestar general y con la participación activa en el trabajo y la vida (Anna Sutton, 2020):
«El análisis reveló una relación positiva entre autenticidad y bienestar y entre autenticidad y compromiso. En general, el metaanálisis demuestra que la autenticidad tiene implicaciones positivas para el bienestar individual y el compromiso laboral y podría proporcionar un camino importante para construir organizaciones laborales saludables».
Quiero compartir contigo también algunas definiciones que a lo largo del tiempo se han hecho del concepto autenticidad.
El psicólogo humanista Carl Rogers describió la autenticidad como la congruencia entre el yo real y el yo ideal de una persona, y se consigue cuando una persona es fiel a sus propios valores y creencias, permitiendo así un mayor autoconocimiento y desarrollo personal. Erich Fromm, psicoanalista y filósofo, consideraba la autenticidad como la capacidad de expresar la verdadera naturaleza del individuo. Para Fromm, ser auténtico implica vivir de acuerdo con nuestras necesidades más profundas y nuestros valores fundamentales. Jean-Paul Sartre defendía que la autenticidad está vinculada a la responsabilidad y la elección consciente. Ser auténtico implica asumir la responsabilidad de nuestras elecciones y reconocer que somos lo que elegimos ser. Heidegger, filósofo existencialista, decía que la autenticidad era el proceso de «ser uno mismo». Argumentó que las personas a menudo caen en la inautenticidad al adoptar roles y expectativas sociales en lugar de enfrentar su existencia de manera auténtica. Y así una larga lista de pensadores, filósofos, psicólogos, sociólogos y otros profesionales que en su momento intentaron dar una definición a la autenticidad.
En el marco de la psicología positiva, la autenticidad se define como la capacidad de ser fiel a uno mismo, expresar honestamente las propias emociones y actuar de acuerdo con los valores personales, contribuyendo así al desarrollo de una vida significativa y plena.
Autores como Kernis conceptualizan la autenticidad emocional como la congruencia entre las emociones experimentadas internamente y las expresadas externamente. En otras palabras, ser auténtico emocionalmente implica permitirse sentir y expresar las emociones de manera coherente y genuina.
Desarrollar la autenticidad tiene un impacto positivo en nuestra vida, ya que ser fiel a ti misma reduce el estrés de vivir pareciendo, mejora las relaciones al ser más reales y genuinas, aumenta tu percepción de valor al sentirte fiel a ti misma, aumenta tu autoestima y autoamor, y mejora el bienestar y la conexión con la vida.
Ahora quiero que tú crees tu propia definición de autenticidad, con todo lo que ya sabes, lo que has sentido, reflexionado y vivido.
¿Qué es la autenticidad para ti?
Quédate con tu propia definición y crea una vida en la que puedas ponerla en práctica cada día.
LA AUTENTICIDAD EN TU VIDA
Así como el de autoamor es un camino que nunca termina y vamos transitando durante toda nuestra vida, el camino de la autenticidad también lo es, y, de hecho, siento que van de la mano.
Uno abre paso al otro: cuanto más te quieras, te escuches y te respetes (autoamor), más segura te sentirás para hacer espacio en tu vida a quien eres realmente (autenticidad).
Quizá por eso me lo he encontrado de frente y he sentido que debía compartirlo contigo, mi camino, mis aprendizajes y lo que todavía no he conseguido, pero sé que es por ahí.
Si miro hacia atrás, he pasado la mayor parte de mi vida intentando ser la versión de mí misma para los demás, lo que esperaban de mí, adaptándome incluso a lo que no me gustaba y sintiéndome más conectada con los demás que conmigo misma. Lejos de culpar a las personas, me responsabilizo a mí por haber cedido mi poder tanto tiempo y a tantas personas (incluso a personas que no conocía) y tomo conciencia también de cómo nos educan para ser así, más para lo que necesitan los demás que quien de verdad somos, y esas reflexiones me las aplico para poder cambiar mi vida desde ahí, y ayudar a los demás a que también lo hagan. Y soy madre, tía, amiga, pareja, prima, hija, hermana, mentora, por lo que seguro que puedo impulsar el cambio en muchas personas. Y tú también.
El camino a la autenticidad va más de quitarse que de ponerse, de desaprender lo que nos han dicho que importa, para preguntarnos qué nos importa. De desnudarnos de todas las etiquetas, «virtudes», cualidades o creencias que nos han prestado, para descubrir verdaderamente cómo somos, qué pensamos, qué queremos y qué sentimos.
La autenticidad es en esencia el camino más verdadero que vamos a recorrer en nuestra vida, lleno de valentía y determinación; la valentía de dejar atrás lo que ya no somos, como la serpiente que muda su piel para crear una nueva, y la determinación de tomar decisiones, soltar patrones y mirar adelante con mayor conexión con nosotras mismas y autoamor que nunca. Es sin duda un viaje difícil pero que nos llena de fortaleza y plenitud.
En el camino vamos a encontrar muchos retos: descubrirte, ver lo que no se ve, comprender lo incomprensible y amarte en todas tus versiones.
Uno de los retos que vamos a encontrar es caminar hacia la autenticidad en una sociedad en la que se premia más la apariencia que la verdad. Es importante decirlo, porque tenemos que incluir todas las variables en la ecuación para saber qué hacer con ello. No será fácil vivir conectada contigo, con lo que eres, con lo que sientes y necesitas, cuando el entorno no te lo ponga fácil. Ahí necesitarás herramientas para equilibrar: seguir adaptada a una sociedad enferma, como decía Krishnamurti, y a la vez liberándote poco a poco de esas cadenas que han contenido durante demasiado tiempo tu verdadero tú. Si eres una persona de alta empatía, es muy probable que vivas priorizando la necesidad del otro a la tuya: qué necesita mi entorno, qué necesita mi familia, qué necesita mi jefe, qué se espera de mí. Esto te hace desconectarte de forma natural de ti, cada vez más, porque tu atención está puesta en el bienestar del otro. ¿Cómo ser auténtica en ese escenario en el que importa más el bienestar de los demás que el tuyo? No es fácil, y quizá tampoco posible. Y tampoco se trata de irte al otro extremo en el que solo te importas tú; de hecho, tú y yo sabemos que no podrías irte allí porque ni te sabes el camino ni estarías bien. Se trata de equilibrio. De amarte tan bonito que tengas en cuenta tu necesidad, tu sentir, lo que necesitas y quieres, además de tener en cuenta a los demás. No es excluyente, es complementario, el reto está justamente en el equilibrio.
Y una vez más, la mayor dificultad que vas a encontrar eres tú misma, pero la mejor aliada también. La dificultad de aprender a ver con ojos de comprensión todo lo que has hecho en tu vida y que realmente no tenía que ver contigo: las veces en las que has priorizado la decisión de otras personas sobre ti, ese NO en voz alta que nunca te salió, la desconexión de tus propias necesidades y de ti misma por no saber darte tu lugar. Esa mirada de comprensión a tu camino y a tu historia es muy necesaria para no juzgarte, una vez más, recordando que siempre estamos en el camino de autoamor y que rechazarte a ti misma no te lleva a nada bueno. Se trata justamente de lo contrario: de aprender a mirar tu vida con ojos de amor, comprensión, compasión, entendiendo que esa versión de ti no sabía lo que sabe ahora, y aprendiendo de ello. Abrázala mucho durante el camino de «darte cuenta» para crear desde este momento la mejor versión de ti misma, con todo lo que has vivido, sentido, comprendido y aprendido.
La clave para la autenticidad es eliminar los juicios sobre nosotros mismos y aceptarnos exactamente como somos en este momento.
Cuando nos amamos y nos aceptamos incondicionalmente, podemos vivir auténticamente y con plenitud.
Louise Hay
1. NACEMOS AUTÉNTICAS Y NOS VOLVEMOS COPIA
Todo el que hace planes hace el mismo: ser otro.
Benjamín Prado
La autenticidad es nuestro ser esencial. Al nacer, somos. No hay máscaras, no hay miedos, no hay intentos por ocultar lo que se siente o las necesidades que tenemos. Podríamos decir que el momento de mayor autenticidad de nuestra vida es desde que nacemos hasta los dos o tres años, que empezamos a aprender lo que tenemos y no tenemos que hacer «para que nos quieran». Quizá por eso cada vez que veo un bebé se me ilumina el alma; quizá esa autenticidad me despierta tanto amor, ternura, y también admiración, porque me conecta con mi ser auténtico.
Cuando éramos bebés, éramos, sin filtro. La mayor conexión con nosotras mismas se daba ahí, mostrando calma cuando estábamos en calma, mostrando incomodidad cuando estábamos en incomodidad, y llorando o pataleando cuando había alguna necesidad por cubrir antes de que pudiésemos hablar para pedirla. La autenticidad es inherente a la naturaleza humana y se expresa a través de la espontaneidad y la sinceridad. ¿Qué nos pasó? Que lo que era natural y sano se volvió trauma cuando tus cuidadores (papá, mamá, personas cercanas) no pudieron atender tus demandas. Mantenido en el tiempo, aprendimos a adaptarnos a la realidad que teníamos para sobrevivir emocionalmente y, sobre todo, ser parte de ese entorno, que es una de las necesidades clave que nos mueve desde muy temprana edad. Según la perspectiva biológica, dos de las necesidades básicas desde que nacemos son la necesidad de apego (la más conocida) y la necesidad de autenticidad, que en realidad es la necesidad de sentir lo que sentimos, de conectarnos con nuestro cuerpo y reconocer lo que necesitamos y estar conectados al instinto (natural).
La necesidad de apego es la más poderosa, más que atender a nuestra biología, como sería esa «necesidad de autenticidad», por tanto si son excluyentes, la necesidad de apego ganaría a la otra. El trauma del apego se produce cuando de niñas no recibimos el cuidado y la atención emocional adecuados durante los primeros años de vida, por negligencia, abuso o separación temprana de los cuidadores primarios, o simplemente por el «no saber hacerlo mejor» de nuestros cuidadores. Esta experiencia puede afectar al desarrollo emocional y psicológico de los niños, así como en la vida adulta.
Con el tiempo vamos aprendiendo a ser lo que ellos necesitan de nosotros, para que nos quieran, para pertenecer y para merecer amor. Y, ¿sabes cuál es el precio que pagamos la mayoría de las veces para adaptarnos al entorno? Abandonarnos a nosotras mismas: no atender lo que sentimos, dejar de responder a las necesidades biológicas de nuestro cuerpo, o invalidar nuestras propias emociones. Te abandonas para adaptarte e intentar ser lo que necesitan de ti. Es decir: anulamos la necesidad de estar conectadas a nosotras mismas (autenticidad) por la necesidad de apego (que nos quieran). Realmente, es un trauma y funciona como tal. Te has desconectado de ti, de tu ser esencial, al igual que lo hicieron tus padres, los suyos, y así sucesivamente.
Quizá ahora es el momento de atenderte tú, como habrías necesitado que lo hicieran los demás.
Cuando escuché esta información la primera vez me emocioné mucho, porque comprendí gran parte de mi historia, y de esa Laura pequeñita que tuvo que cuidarse sola mucho tiempo porque se aisló para no sufrir. Nunca hubo una intención negativa por parte de mis padres, pero sí un hermano pequeño que concentró toda la atención y no supieron incluirme como quizá yo necesitaba. Y ahí comencé a desarrollar un patrón que me ha hecho mucho daño, en el que yo todo lo hago sola, lo vivo sola y lo supero sola. Para no sufrir. Para no pedir sin recibir. Para no vivir rechazo. Hasta que puse consciencia y ahora estoy experimentando el bello camino que es dejarse cuidar y acompañar en este breve trayecto que es la vida.
Sin darse cuenta, la mayoría de las veces que ocurre esto, el mensaje inconsciente que nos da la familia es que «para amarte y ser de los nuestros, tienes que ser como nosotros».
Es impresionante verlo escrito así, pero la realidad es que, ante ese mensaje, nuestra respuesta es abandonar cómo realmente somos, lo que sentimos y necesitamos, para ser parte, porque es mucho más importante sentirnos parte de nuestra familia que ser auténticos.
Elegimos pertenecer en lugar de ser.
Es un mecanismo de adaptación al medio, y a la vida, que podemos comprender y aceptar. Pero aceptamos también que habrá algún momento en la vida en el que podamos replantearnos esta relación condicional, rompiendo partes de los condicionantes de ese vínculo, y podamos caminar hacia nosotras mismas, hacia atrás, en búsqueda activa de esa esencia pura y poderosa que también nos está buscando a nosotras. Sea cuando sea, y en el momento de la vida que sea. Hasta que la vas encontrando, te vas encontrando, y el vacío que te ha acompañado siempre se hace cada vez más pequeño, y el amor por ti se va haciendo infinito. Esta sí que es la historia de amor más bonita que vivirás en tu vida.
Hoy puedes ser tu espacio seguro, para ti misma.
Si en algún momento has buscado ser auténtica, recuerda que ya lo eras, y ya lo eres. Eso que buscas está en alguna parte de ti, esperando a ser vista, reconocida, recordada.
Rumi decía: «Eso que buscas también te está buscando a ti».
Y es precisamente lo que pasa con esto: esa parte de ti que es tu ser esencial está buscándote a ti también, para crear juntas la nueva versión de ti, más pura, verdadera, evolucionada y conectada a todo lo que eres.
Imagina que al nacer somos como lienzos en blanco.
A medida que crecemos, la gente que nos rodea, nuestra familia y la educación que recibimos van pintando nuestro lienzo con trazos de colores que representan sus propias creencias, miedos y expectativas.
Al principio, nos dejamos llevar por esos colores, y nuestras pinturas reflejan los colores que nos han dado. Pintamos nuestra vida con los colores que nos han dicho que podemos pintar. Pero a medida que crecemos, descubrimos que dentro de nosotros hay una paleta infinita de colores esperando a ser probados.
Entonces, empieza nuestro camino de exploración, donde buscamos nuestros propios colores, más allá de lo que nos han dicho, descubriendo nuevos colores y nuevas formas de pintar.
Y de pronto, nace una obra maestra única: nosotros mismos en plena expresión de nuestro ser auténtico.
Nosotros somos los artistas de nuestra vida creando en cada prueba nuestro color interior, ese tono especial que nos hace únicos, y descubrimos nuestra autenticidad compartiendo ese color con el mundo.
2. VIVE UNA VIDA AUTÉNTICA
Prefiero que me odies por lo que soy,
a que me ames por lo que no soy.
Wayne Dyer
A veces es tarde cuando te das cuenta de que tu vida no ha sido tuya.
Abres los ojos a este momento y puedes ver cómo has sido un poco todo el mundo, menos tú misma.
Tus decisiones no han sido tuyas; algunas fueron por no saber decir no y otras por no saber decir sí.
Te perdiste en el camino que te llevaba a ser tú, por intentar ser como otros.
Te perdiste intentando vivir la vida que el mundo quería sin preguntarte si era la vida que realmente querías vivir.
Estudios elegidos por la salida y no por vocación.
Relaciones en las que te has quedado por estabilidad y compromiso, pero te dejaban vacía de ilusión y pasión.
Una vida llena de los demás, pero vacía de ti.
¿Dónde estás ahora?
¿En qué parte de tu vida te quedaste tú?
Quizá es el momento de vivir una vida auténtica.
Salirte del camino que te han marcado.
Abrazar tus miedos.
Bajar el sonido de la voz del mundo y escuchar la tuya.
Soltar los trajes que han vestido tu vida y elegir tu nueva piel.
Vaciar tu vida de todo lo que ya no eres tú, y llenarla de ti.
Vivir una vida auténtica pasa por decirte sí a todo lo que eres tú.
Sí a tu mirada.
Sí a tus nuevos miedos.
Sí a tus nuevos sueños.
Sí a lo que te gusta, y a lo que no.
Sí a lo que de verdad quieres, y a lo que no.
Sí a todo lo que eres tú, con miedo y con sueños, porque ya es hora de hacerte hueco en tu propia vida.
De vivir con libertad.
De vivir tu vida con verdad.
De vivir una vida en la que por fin seas protagonista y cada día puedas elegir un final.
Como un cuento.
Como una historia.
En la que no sabes lo que va a pasar, ni cuándo ni cómo, pero por fin sientes que tú misma salvaste a la princesa del castillo,
con tu fortaleza, tu valentía y tu verdad,
dejando a un lado el final de un cuen