El título, "Cuento de hadas". Es exactamente eso lo que King ha escrito. Ha puesto su firma no en un libro de fantasía al uso sino en un cuento de hadas al estilo King. Ha bebido en las fuentes de los cuentos tradicionales recopilados por los hermanos Grimm. No con las versiones edulcoradas de nuestra infancia, sino con las originales, que son bastante más truculentas, con un toque añadido a lo Lovecraf. No estamos ante un libro de fantasía tipo Sanderson o Abercrombie. Estamos ante un libro con el inconfundible sello del maestro, el que siempre le da otra vuelta a todo lo que escribe y va un poco más allá.La prosa. Que King es un genio con esto de la palabra escrita ya es sabido, que leerlo es toda una experiencia, también. He disfrutado tanto de esa experiencia, que llegó un momento en que la trama me daba exactamente igual. Son muchas las frases que nos regala a cuál mejor. Me quedo con dos, quizá las más significativas, las que generan una especie de hilo conductor. "¿No estás harto y cansado de estar harto y cansado?". "Los hombres valientes ayudan, los cobardes hacen regalos". Grande, King.La estructura y la trama. El libro está dividido en treinta y dos capítulos y un epílogo. Cada capítulo, que consta a su vez de varias partes, tiene un título con frases alusivas a cada una de ellas. Al comienzo, una ilustración igualmente alusiva. Al estilo clásico de los cuentos tradicionales. Bueno, bonito y sencillo en apariencia.La trama está narrada en primera persona por un Charlie ya adulto. Podemos diferenciar dos partes. En la primera, situada en un pueblo de Illinois, nos presenta a Charlie desde que tenía siete años hasta los diecisiete, cuando conoce al señor Bowditch y a su perra Radar. Esta parte es tan buena, que en cierto modo, opaca un tanto a la segunda. La cantidad de emociones, valores y sentimientos que King pone en juego nos van a acompañar durante el resto del libro. Destacan las relaciones, todas ellas magistralmente trazadas. La relación de Charlie con el señor Bowditch, la relación de Charlie con Radar y la relación entre Charlie con su padre, que es el motor inicial. El ritmo es el que caracteriza al autor, sin prisa, pero sin pausa. El maestro se toma su tiempo a la hora de presentarnos personajes y contexto. Está bien medido, tiene que ser así. El resultado, maravilloso. He experimentado alegría, pena y ternura. He sonreído, y hasta se me han escapado algunas lagrimitas. Grande, King.La segunda parte transcurre ya en el mundo de Empis. Un cuento de hadas al estilo primigenio, con toques de humor y con escenas duras, de esas que no se leen a los niños. Una princesa heredera camuflada de pastora, un gobernante malvado, insectos del tamaño de gatos, gigantes, zombis eléctricos, una zapatera muy especial, una familia real diezmada, un reino destruido, una ciudad peligrosa y Charlie, que viaja a ese mundo impulsado por su amor a Radar. A medida que se avanza en esta segunda parte, comprendemos el tiempo que King se ha tomado en la primera. Todo tiene su razón de ser.Los personajes, lo que mejor sabe hacer King. Esta novela no es la excepción. El elenco es importante en ambas partes del libro. El padre de Charlie y el señor Bowditch en la primera. Otros tantos del mundo de Empis en la segunda y sobre todos ellos, brillando con luz propia, Charlie y Radar.Charlie Reade, a quien conoceremos desde los siete años. Un niño que perdió a su madre y durante un tiempo, también a su padre. No es un personaje en blanco y negro. A los diecisiete es responsable, comprometido y empático. Capaz de cuidar de un anciano impedido y de su perra envejecida, movido por un compromiso que adquirió consigo mismo. No siempre fue así. En el pasado los problemas de su padre le llevaron a cometer acciones de las que no se siente orgulloso.Las relaciones entre los personajes son el punto más fuerte de este libro. La relación de Charlie con su padre, al que quiere y siempre quiso, aunque "a veces no tanto", y las que establece con Howard Bowditch y con Radar. Relaciones que implican decisiones y renuncias. Por amor a su padre, adquirirá ese compromiso consigo mismo. Por cuidar de Radar, envejecida y enferma, renunciará a muchas de las cosas que hacía y daba por sentadas ( "El hombre valiente ayuda, el cobarde hace regalos"). Elecciones y renuncias que le preparan para afrontar las situaciones duras, que le toca vivir en el reino de Empis.La propia Radar es un personaje entrañable. El maestro la presenta como lo que es, una más de la familia, que merece afecto y cuidados en su vejez, no un juguete navideño deshechable con la llegada del verano. Grande, King.El final o mejor dicho los finales. El final en Empis, que no es en su totalidad el final feliz de un cuento de hadas edulcorado. Y el final en Illinois, ese momento perfecto. "Ahí tenéis vuestro final feliz", dice el maestro. Yo no tengo nada más que añadir. Grande, King.En conclusión, una novela maravillosa, en la que destacan dos de los mejores personajes que han salido de la pluma de King. ¿Recomendable? A los que como yo son incondicionales del autor, no hace falta, ya la estarán leyendo o lo harán próximamente. Al resto, por supuesto que lo es. Eso sí, si no habéis leído nada de King, leedla y si os es posible, leed también, alguna de su primera época. Así podréis apreciar su evolución.
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