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Empecemos por el principio
(bueno, lo que creemos que es el principio).
Hubo un tiempo en el que todo nuestro universo cabía en menos de lo que ocupa una naranja.
En aquella época, no había mucho que ver.
Ni luz, ni estrellas, ni Tierra…

¡Qué fuerte!
Hasta que un día...


… se produjo una gran explosión.
¡Ay,
madre!


¡Bang!