Arta Game 1 - ARTA en el apocalipsis máximo

Arta Game

Fragmento

cap-2

¿Cómo? ¡No me puedo creer que haya vuelto a pasar DE NUEVO!

—Tío, ten más cuidado, que es la tercera vez que me tiras el refresco encima ¡y ya no me quedan pantalones limpios! —le digo al cara pan de mi amigo Pablo.

—Yi ni mi quidin pintilinis limpis mimimimi —se burla de mí en ese momento y yo le doy un golpe en el brazo para que se calle inmediatamente mientras me levanto del sofá para ir a cambiarme de ropa por tercera vez.

¿En qué momento me pareció buena idea que mis colegas se vinieran a casa para echarnos unas partidas a la Play? Han tirado todas las patatas fuera de la bolsa, ya van cinco refrescos por los suelos (tres caídos en combate sobre mi ropa) y ahora quieren pedir PIZZAS.

Yo encantado, ¿eh? Pero es que luego el marrón de limpiarlo me va a tocar a mí, no a ellos.

Cuando me vuelvo a sentar en el sofá oigo tanto follón en el piso de arriba que me tengo que reír.

—Menudo fiestón tienen ahí arriba —comenta Charlie (que, en realidad, se llama Carlos, pero en inglés todo suena mejor).

—Cuando terminemos las partidas, podríamos subir —digo yo y, enseguida, Pablo y Charlie se empiezan a animar—. Pero primero vamos a comer esas pizzas. Charlie, pide tú, que me da toda la pereza.

—¿Yo? Pfffffffff —resopla antes de sacar su móvil y abrir una aplicación para pedir comida—. Mmm, creo que no, porque no funciona.

—¿Cómo no va a funcionar?

—Que no funciona, Arta, prueba tú.

—Sieeeeeempre tengo que hacerlo yo todo, tío. —Cojo el móvil y veo que, efectivamente, se ha caído la aplicación—. Pues nada, tío, llama por teléfono y ya está.

Me hago con el mando de la Play para retomar mi partida mientras Charlie llama en manos libres a la pizzería.

Lo que no me espero es que un PITIDO horrible salga del teléfono y me obligue a soltar el mando de la consola para taparme los oídos.

—¿Qué es eso? ¡PÁRALO! —grita Pablo.

—¡NO SOY YO! ¡ES EL MÓVIL! —Charlie tira el teléfono contra el sofá y lo aplasta con un cojín a ver si el pitido se detiene, pero sigue y sigue sin parar.

PERO ¡CUELGA LA LLAMADA! —grito tan desesperado que me he salido al balcón con Pablo.

Parece que Charlie tarda un segundo en reaccionar, pero al final se lanza a por el móvil y cuelga. El pitido se detiene por completo y respiro tranquilo. Menos mal, me estaban a punto de explotar los tímpanos.

Parece que todo está bien cuando, de repente, dejo de ver. Literalmente. No veo NADA.

—¿Qué está pasando? —Parece que a Pablo le sucede lo mismo, porque está acojonado.

—¡TÍOS, NO VEO NADA! —Charlie grita desde dentro del apartamento—.

—Eso parece... Y por toda la ciudad —digo cuando echo un vistazo a la calle. Solo la luna ilumina las calles. No hay ningún edificio con luz.

cap-3

cap-4

—NOOOOOOOOO. ¡No había guardado los últimos progresos! —se queja Pablo a mi lado cuando entramos en el apartamento y todo sigue a oscuras. Menos mal que nuestros móviles tienen linternas.

—¿Qué está pasando? —Charlie parece asustado con la situación, mientras que yo no puedo apartar la mirada de la ventana.

—Esto es Barcelona —digo—. Fijo que son efectos especiales de alguna peli que están grabando por aquí cerca.

—¿Qué dices, tío? —Pablo me da un golpe en el brazo—. ¿Cómo van a apagar toda la ciudad para grabar una película?

—Movidas más raras han hecho...

Mientras tanto, los del piso de arriba parece que no se enteran de nada de lo que está ocurriendo, porque aunque la música no funciona (obvio), parece que no la necesitan porque están cantando a pleno pulmón ellos solos.

—Bueno, si no pueden traernos las pizzas, habrá que prepararse algún bocata o algo —propone Charlie.

—Bro, ¿no puedes dejar de pensar con el estómago ni AHORA?

Parece que Pablo y Charlie no van a parar de chincharse cuando mi teléfono empieza a sonar. Miro quién es y...

¡Mi padre! ¿Estarán bien en casa? Él casi nunca me llama. Voy a contestar cuando se me resbala el móvil de la mano y se cae al suelo. Me lanzo a por él y veo que la llamada se ha cortado.

Por eso decido abrir la lista de últimas llamadas para hablar con él, pero no me da tiempo. Mi padre es mucho más rápido y su nombre reaparece en pantalla.

Acepto la llamada y la pongo en manos libres.

—¡Hola, papá! Antes se me ha colgado sin querer...

—Arta. Tú escuchar bien.

—Pues no puedo porque se te oye de pena.

—Yo estar en Rusia.

—¿Cómo que estás en Rusia? Pero si esta mañana he hablado con mamá y estaba contigo.

—Los dos estar en Rusia.

—¿Por qué estáis los DOS en RUSIA?

—¡Tú escuchar, Arta! —Me callo para que siga hablando—: Yo ser agente de KGB.

¿QUÉ? ¿CÓMO? No, no, no, no. Esto tiene que ser coña.

—¿Cómo vas a ser un maldito agente del KGB? ¡Si el KGB ya no EXISTE!

Por si no sabes qué es, el KGB es el Comité de Seguridad del Estado, la agencia de inteligencia más tocha de Rusia. Es como la CIA o el FBI.

—Gente pensar que KGB ser mentira, pero nosotros ser de verdad. Nosotros escondidos.

—¿Y POR QUÉ soy el último en enterarme?

—¡ARTA! Ahora no ser momento para tonterías. Tú escuchar bien. Hay plagas extrañas por mundo entero. Volcán del Teide entrado en erupción unos minutos at

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