Dos años de vacaciones

Julio Verne

Fragmento

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3

El colegio Chairman

¿Pero cómo habían llegado hasta allí aquellos muchachos?

La tarde del 14 de febrero de 1860, casi un mes antes de dar comienzo esta historia, un centenar de chicos salían corriendo, felices y contentos, del colegio Chairman, en la ciudad australiana de Auckland.

¡Empezaban las vacaciones!

Y algunos, además, iban a disfrutar de un fantástico viaje de seis semanas por las costas de Nueva Zelanda a bordo de la goleta Sloughi. El capitán Garnett, padre de uno de los alumnos, estaría al mando de la tripulación. Los afortunados estaban entusiasmados con la aventura.

A bordo de la goleta había chicos de edades que iban entre los ocho y los catorce años. Y ninguno de ellos sabía que dentro de poco vivirían aventuras increíbles.

Vamos a conocerlos un poco más.

Gordon, de catorce años, era el mayor. De origen norteamericano, era muy fuerte y, sin duda, el más tranquilo de todos los alumnos de su clase.

Doniphan y Cross, de trece años, eran primos y pertenecían a una familia rica de Nueva Zelanda. Doniphan era elegante y se creía mejor que los demás, por lo que le apodaban lord Doniphan. En cuanto a Cross, era un estudiante que solo destacaba por su admiración por todo lo que pensaba, hacía o decía su primo Doniphan.

Briant, el mayor de dos hermanos franceses, tenía también trece años. No era demasiado trabajador en clase, pero cuando estudiaba superaba a Doniphan, algo que ponía celoso a este, que le consideraba un rival.

Jacques, el hermano menor de Briant, siempre había sido el más travieso de todo el colegio Chairman, aunque, como veremos más adelante, su carácter cambió mucho durante el viaje.

Baxter estaba en el mismo curso que Briant y tenía trece años. Era un chico prudente, trabajador, muy ingenioso y hábil con las manos.

Webb y Wilcox, de doce años y medio, eran bromistas y demasiado exigentes con los más pequeños.

Garnett y su compañero Service eran inseparables. Eran buenos chicos, pero no les gustaba trabajar y solo pensaban en divertirse. Garnett era muy aficionado a tocar el acordeón y se había llevado el suyo a bordo de la Sloughi. En cuanto a Service, era el más alegre y bromista de todos, y solo pensaba en aventuras y viajes.

Entre los más pequeños estaban Jenkins e Iverson, de nueve años, y dos niños de ocho años, Dole, que era muy testarudo, y Costar, que era muy goloso.

Estos eran los chicos que el día 14 subieron al barco recibidos por Moko, un grumete de doce años. La tripulación aún no estaba a bordo y el capitán no llegaría hasta el día siguiente. El resto de la tripulación estaba celebrando la despedida en una taberna del puerto.

¿Qué pasó después? Lo cierto es que la amarra del barco se soltó sin que nadie se diera cuenta.

La oscuridad envolvía el puerto. El viento soplaba con fuerza y empujó la goleta hacia alta mar. Cuando Moko se despertó, notó que la Sloughi se balanceaba más de lo normal. Corrió hacia el puente de mando, que es el lugar desde donde el capitán de un barco puede ver el mar y dar órdenes a su tripulación, y comprobó que… ¡estaban navegando!

Al oír los gritos de Moko, Gordon, Briant, Doniphan y otros saltaron de sus literas. Todos gritaron pidiendo ayuda, pero nadie los oyó. No se veía ni una de las luces del puerto. Estaban muy lejos de la costa.

Briant y Moko, con la ayuda de los demás, intentaron mover una vela para orientar el barco en dirección al puerto, pero la vela era demasiado pesada y no lo consiguieron. Poco después, la Sloughi se encontraba muy lejos de Nueva Zelanda.

Ya sabemos lo que ocurrió a partir de entonces: días después comenzó una terrible tormenta que duró dos semanas y, al final, la goleta llegó a una tierra desconocida, a más de 7.000 kilómetros de Nueva Zelanda.

¿Quién podría ayudar a los quince alumnos del colegio Chairman? Nadie, porque después de encontrar unos salvavidas en los que se leía claramente el nombre «Sloughi», sus familias creyeron que la embarcación, destrozada por el mar, se había hundido con sus pasajeros a bordo. Y dejaron de buscarlos.

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