Escuela de dragones 3 - El secreto de la dragona del agua

Tracey West

Fragmento

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Tranquilo —dijo Griffith, el hechicero del rey—. Es la primera vez que intentamos ponerle una silla de montar a un dragón. No sé si le gustará.

Griffith y los maestros de dragones estaban en la sala de entrenamiento, oculta bajo el castillo del rey Roland. Una piedra mágica llamada la Piedra de Dragón había elegido a Drake, Bo, Rori y Ana para que trabajaran con los dragones. Griffith era su profesor. Los maestros de dragones se habían reunido alrededor de una gran dragona de escamas azules y brillantes.

Bo, pasa la hebilla por debajo del vientre de Shu —le pidió Griffith—. Ahora apriétala. Muy bien.

Drake observó cómo su amigo Bo ensillaba a Shu. Shu era una dragona del agua, por lo que solía ser muy tranquila. Shu se quedó quietecita mientras Bo tiraba de la hebilla con fuerza.

—Muy bien, Shu —dijo Bo mientras le acariciaba el cuello.

—¿Le puedo poner una silla de montar a Volcán? —preguntó Rori.

—¿Y podemos montar a nuestros dragones hoy, Griffith? —preguntó Ana.

—Los artesanos del rey Roland están haciendo una silla de montar para cada dragón —respondió el hechicero—. Las otras monturas estarán listas mañana.

—¿Y habrá una silla de montar para Lombriz? —preguntó Drake, y miró a su dragón.

Lombriz era un dragón de tierra. Tenía el cuerpo largo como el de una serpiente. No tenía patas y sus alas eran diminutas. Lombriz no podía volar como los demás dragones.

—Sí. Lombriz tiene un poder muy especial. Puede llevarte de un lugar a otro en un segundo —respondió Griffith—. Una silla de montar es una buena idea para cualquier tipo de viaje.

Drake asintió.

—Es hora de cenar —dijo Griffith—. Por favor, guardad los dragones e id al comedor.

—Bueno, espero ser la primera en probar la montura de Volcán mañana —dijo Rori—. Volcán y yo no hemos podido hacer nada divertido hoy.

Echó a andar hacia las cuevas de los dragones. Su dragón, Volcán, la siguió caminando. Era un dragón de fuego con escamas rojas.

Ana siguió a Rori dando saltitos. Su dragona, Kepri, se movía como una elegante bailarina junto a ella. Kepri era una dragona del sol de cuerpo esbelto y escamas blancas.

Drake ayudó a Bo a quitarle la montura a Shu y dejaron a cada dragón en su cueva. Después, subieron hasta el comedor de la torre. Cuando acabaron de cenar, los chicos se fueron a su habitación.

Drake tocó su Piedra de Dragón mientras caminaban. Todos los maestros de dragones llevaban un fragmento de aquella piedra. Les permitía conectarse con sus dragones.

—Bo —dijo Drake—, ¿crees que Lombriz puede ir a cualquier parte del mundo?

—Creo que sí —respondió Bo—. Tiene unos poderes muy fuertes.

Bo abrió la puerta. Y se quedó inmóvil. Drake chocó con él.

—Bo, ¿qué pasa? —preguntó Drake.

Su amigo estaba mirando su cama. Se había quedado blanco.

Drake siguió la dirección de su mirada. Había una pluma negra encima de la almohada de su amigo.

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