Thanix229 y la Battle Royale final

THANIX229

Fragmento

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CHISPAZOS

La batalla estaba en el punto más alto. Literalmente. Ese duelo se estaba alargando más de la cuenta. Thanix tenía que ascender un poco más. Dos estructuras hacia arriba y ya era suyo. El rival no era gran cosa. Disparaba mucho, malgastaba munición. Estaba bien escondido tras su construcción y no dejaba de añadir elementos. La estela de sus proyectiles le pasó zumbando, no una ni dos, sino hasta tres veces por encima de la cabeza. Por fortuna, no dio ni una en el blanco. Ya se encontraba a una altura considerable. Los dos tenían la vida justa. Cualquiera podía ganar. Tan solo necesitaba dar con el ángulo preciso y, ¡bam!, era suyo. Pero un solo error, por pequeño que fuera, daría con ella en el suelo. Y la caída era muy profunda.

—¡Te tengo!

El otro esquivó el disparo justo a tiempo y creó otra estructura. Thanix podía hacer una más, pero entonces el rival empuñó la ametralladora. Las ráfagas la empujaban fuera de la plataforma. Solo tenía una oportunidad si quería alcanzarlo. Un único tiro. Dio un salto lateral, ajustó la mirilla y…

—¡No, no! ¡Te tenía, no es justo, otra vez no!

Ale soltó el mando y se levantó de la silla, completamente enfadado y dando saltos de impotencia.

—¡… bueno, chicas y chicos, ya habéis visto cómo he ganado a mi hermano (oootra vez) y ya lo tengo por aquí, como podéis ver, muy pero que ¡muy enfadado!

Thanix miraba a cámara, concentrada en no perder los nervios por la actitud de su hermano Ale, que daba saltos enrabietado por la habitación. Era la tercera vez que lo vencía esa mañana. Pero ¿qué iba a hacer? ¿Dejarse ganar? ¡Ni hablar!

—Jooo. No es justo. ¡Te tenía!

—Ya habéis visto que su hermana ha vuelto a darle una paliza en un duelo encarnizado y muy disputado. —Thanix puso el brazo sobre el hombro de su hermano y siguió con solemnidad—. Pero déjame decirte que estoy muy orgullosa de ti. Lo has hecho muy muy bien, pequeño padawan.

Ale se detuvo un instante, algo confundido.

—Pequeño ¿qué?

—Y vosotros, queridos suscriptores, si os ha gustado el vídeo de hoy ya sabéis que no podéis olvidaros de ingresar mi código para participar en el sorteo de…

¡DING DONG!

—¡Voy yo, voy yo, voy yo!

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Ale salió a trompicones de la habitación, dejando una estela de desorden a su paso. Thanix lo miró, dijo un par de cosas al aire, se ajustó los cascos y volvió a mirar a cámara.

—Bueno, gente, como habéis visto, han llamado a casa y mi hermano, como no podía ser de otra manera, no se ha resistido y ha salido disparado a abrir la puerta…, ¡cooosa que él sabe muy bien que no puede hacer! Así que ahora, cuando vuelva, vamos a echarle una pequeña bronca. Pero, como os estaba diciendo, no olvidéis ingresar mi código de creador en la página…

¡BAM!

—¡Mira, Tania, mira! ¡Mira lo que han traído!

Ale entraba en la habitación con una caja entre los brazos, dando tumbos y saltos de alegría. Le seguía Neo, brincando hacia la caja y girando sobre sí mismo. Thanix se lo acercó con el brazo y, sin dejar de lado el micro, empezó a hablarle:

—Ale, ven aquí. ¿Sabes lo que acabas de hacer? ¿Qué hemos dicho de salir como un cohete cada vez que llaman a casa? Sabes que eso no está bien. ¿Y si te secuestran?

Ale seguía dando pequeños saltos de impaciencia con la caja entre los brazos.

—Pero han traído esta caja. ¡Es para ti! ¿Puedo abrirla? ¡Déjame abrirla!

Thanix cogió la caja y la miró detenidamente. Neo estaba sentado al lado, con la boca abierta y la lengua colgando.

—Sí. Es una caja —dijo para sí misma, poniendo cara de interesante delante de la cámara. Acababa de tener una idea—. ¿Qué misterios esconderá la caja que me ha traído mi hermano? ¿Será un regalo? ¿Será una promoción? ¡Tengo una idea! ¿Qué os parece si lo descubrimos en el siguiente vídeo? Un unboxing sorpresa en directo, para todo el mundo…

Ale dio un tumbo y comenzó a corretear por la habitación.

—Pero ¡yo quiero abrirlo ahora!

Thanix sonrió a cámara. Alguien acababa de picar el anzuelo. Se acercó al micro mientras su hermano refunfuñaba y susurró:

—Mi hermano es incapaz de no meter las narices en mis asuntos, así que vamos a hacer una cosa: yo ahora voy a salir a buscar a mi novio, dejaré a mi hermano con la caja aquí y pondré la cámara a grabar. Le diré que no puede abrirla mientras no estoy. En el siguiente vídeo comprobaremos el resultado. ¡Nos veremos en el siguiente! ¡Chao!

Thanix se quitó los cascos, apagó el directo y se levantó. Estiró un poco los brazos y se acercó a su hermano. Neo seguía mirándola y se llevó una caricia de Thanix.

—Ale, tengo que salir.

—¿Abrimos la caja, porfa?

Thanix se giró un segundo a cámara y sonrió.

—No, Ale. La abriremos mañana en directo. Ahora la voy a dejar aquí. —Cogió el paquete y lo puso sobre la silla—. Cuando vuelva quiero verla tal cual la he dejado. Pórtate bien y después te dejaré jugar hasta bien tarde. ¿Qué me dices?

Ale estaba con los brazos cruzados, todavía enfurruñado. Agitó un poco la cabeza.

—Pero quiero abrirla ahora…

Thanix estaba en la puerta, con la cazadora puesta y ajustándose la gorra. Neo la seguía.

—La abriremos mañana delante de todos, que tengo que hacer el unboxing. Mientras estoy fuera, aprovecha para hacer deberes.

Ale saltó, indignado:

—¡Sí, encima!

—Bueno, haz lo que quieras. —Desde la puerta, Thanix dirigió una mirada disimulada a la cámara—. Solo recuerda: ¡no toques la caja!

Ale se había sentado, con los brazos aún cruzados, en la otra silla y había empezado a girar sobre sí mismo, todavía con indignación.

—¡Que no, jo!

Thanix salió de la habitación seguida de Neo, y Ale se quedó en ella con su malhumor. Miró al techo, miró el paquete y resopló. ¿Qué extrañas cosas contendría esa caja? ¿Miniaturas? ¿Una taza de esas que cambia de color con la temperatura? ¿Un nuevo teclado?… ¡Estaba impaciente por saberlo! Miró el reloj y calculó cuántas horas faltaban para el unboxing… ¡Demasiadas! ¿Por qué tenía que esperar tanto? ¿Por qué era todo tan difícil? Bastaba con abrir la caja, ver lo que había dentro y ya está. No parecía complicado… Ah, pero no, Thanix tenía que hacer un unboxing delante de todo el mundo, que todos vieran las cosas maravillosas que había dentro de esa caja y luego pasar a otra cosa. Si al menos le dejara echar un vistazo, uno pequeñito siquiera, rapidito… total, los seguidores no iban a notar la diferencia al otro lado de la pantalla… ¡Pues no!

Ale saltó de la silla y se puso de pie delante del paquete. Había tenido una idea. Si lograba abrir la caja, ver el contenido y volver a cerrarla antes de que su hermana regresara, ¿quién iba a notarlo? Solo era un vistacillo de nada. Abrir, mir

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