Diarios zombi 1 - ¡Apocalipsis vaca!

Guy Edmonds
Matt Zeremes

Fragmento

cap-1

¡¿Qué tal, diario?!

Me llamo Jimmy.

Nunca he escrito un diario. ¡Es un poco raro! Lo escribo solo porque siempre le cuento a mi madre mis superideas para pelis, y va y un día me dice: «Tendrías que apuntarlas para que no se te olviden».

O sea que eso es justo lo que hago.

En fin, vivo en una ciudad que se llama Birriavilla. Sí, ya sé que debes de estar pensando: pero qué clase de nombre es ese?! La verdad es que antes, en los años ochenta, era una ciudad superguay, pero dejaron de suceder cosas guais desde que en el autocine de Doug echaron una maratón de pelis de Arnold Chungohuever Y SE PEGÓ FUEGO A LA PANTALLA!

Por suerte, no hubo heridos. ¡Uf!

Estas son algunas de mis pelis de acción favoritas de todos los tiempos:

Cuando sea mayor, rodaré mis propias películas de acción con unos tipos duros de mirada penetrante ¡que muelan a patadas a los malos! Unos pedazo de héroes, como este:

Como el Niño Poli, soy uno de los más enanos de la clase, lo que ya me va bien. Mi madre dice que lo que me falta de alto lo tengo de guapo (¡gracias, mamá!).

Faltan exactamente sesenta y cuatro días para que cumpla once años... No es que los haya contado, ¿eh? Para celebrar mi cumple voy a dar una fiesta en la sala Máquina Total con mis colegas Daisy y Hooey, ¡y pediremos una pizza supergigante!

Daisy es tan lista que lo peta. ¡Y Hooey tiene la silla de ruedas más molona que te puedas imaginar!

He tenido una idea para una peli: MAMINATOR. Va de una supermamá robot del futuro que viaja al pasado para pararles los pies a unos malos haciendo llaves de kárate y saltando en PARACAÍDAS.

Me he inspirado en mi propia madre, la verdad. Ella no es un robot del futuro, ¡pero sí SALTA EN PARACAÍDAS!

También va en monopatín, come alitas picantes y ve películas de acción conmigo siempre que a mí me apetece, con la condición de que haga los deberes.

Pero hoy mi madre estaba distinta. Se ha pasado casi todo el día encerrada en el baño... (¡cagaleras, seguro!).

Creo que compró carne caducada en la sección de ofertas del súper. Ayer preparó con ella unos espaguetis a la boloñesa.

Lo que decía: espero que un día este diario sea superútil y pueda venderle mis ideas a esa maravillosa empresa que hace todas las pelis de héroes.

Debo irme, me llama mi madre. Seguro que necesita más papel de váter.

¡Hasta luego!

cap-2

¡Hey, diario, colega!

Estoy en el bus. A algunos compañeros los llevan sus padres al cole con unos cochazos que tienen tele en la parte de atrás y unos asientos que les calientan el culo.

Pero a mí me encanta el bus. Y te digo por qué:

1. El señor Autobusero siempre llega puntual. Además, siempre pone música rock de la buena.

2. Siempre hay algún chicle pegado debajo del asiento. ¡Chicles gratis!

3. El bus circula por el carril bus, y así nos evitamos los MEGASUPERATASCOS de 17 horas.

Además, Daisy también va en autobús, ¡o sea que echamos un buen rato juntos!

Hoy, cuando Daisy ha subido al autobús, comía ganchitos de queso y escuchaba un pódcast que explicaba cómo se hacían estos deliciosos y crujientes aperitivos de queso de color naranja.

—¿Qué mosca te ha picado? —me ha preguntado Daisy cuando se ha sentado a mi lado—. Parece que te hayas tragado un pedo.

—Mi madre y yo teníamos que ir a la nieve este finde, pero han cerrado las fronteras. Acaba de cancelar la salida —le he dicho.

—¡¿Qué?! —ha exclamado Daisy con tanto ímpetu que los ganchitos han saltado por los aires.

Toda la gente que había en el bus se ha vuelto hacia ella.

—¡Mirar es de mala educación! —le ha soltado a todo el mundo.

Entonces Daisy se ha girado hacia mí y me ha dicho:

—Jo, qué rollo, Jimmy.

—No, no pasa nada —he dicho—. ¡Ya veré la nieve el año que viene!

Mi madre no tiene la culpa de que hayan cerrado las fronteras. ¡Yo ni siquiera sabía que las fronteras se PODÍAN cerrar!

—Mi padre está con cagaleras chungas, y esta mañana por poco no va a trabajar —me ha explicado Daisy.

—¿Sí? —le he preguntado—. Mi madre igual. ¿Tu padre no compraría carne de oferta?

—No, mi padre es vegano.

—Ah. Creo que una vez comí unas costillas de cerdo veganas —he comentado.

—Gran dato, Jimster —ha dicho Daisy con ironía.

—¡Faltan sesenta y tres días para mi cumple! —he confesado.

¡Daisy se ha puesto como loca!

—¡Tenemos que ir al Máquina Total! —ha sugerido.

—Ya lo tengo todo pensado, Daiz —le he dicho con una sonrisa.

Pero justo cuando hemos empezado a hablar de mi cumpleaños, el autobús se ha parado. Un atasco. ¡¿Cómo?! Un atasco en el carril del autobús? Todo el mundo se ha callado y se ha apresurado a mirar por la ventana.

He oído que el señor Autobusero hablaba por radio.

—Hay algo grande en mitad de la carretera —ha informado.

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