Los BuscaPistas 7 - El caso del trofeo desaparecido

José Ángel Labari
Teresa Blanch

Fragmento

cap-1

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Era un jueves por la tarde. La señora Rodeo, la directora de la escuela, paseaba por el gimnasio con una revista doblada en una mano y se dirigía a la hilera de niños y niñas que había reclutado para lo que ella denominaba…

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—¡El Gran Acontecimiento Anual! —exclamó, y se detuvo frente a Mikel, uno de los alumnos nuevos—. Será mañana.

—¿Qué? —preguntó el alumno poco familiarizado con las actividades del centro.

—Todos los años, la escuela de Basketville invita a un personaje famoso. Durante su visita, nos regala algo valioso —explicó Pepa Pistas a su compañero—. Luego se subasta y el dinero que sacamos se utiliza para ir de excursión a final de curso.

La directora comenzó a repartir cubos y fregonas.

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—¡El suelo de la cancha tiene que quedar limpio como una patena! Va a venir alguien muy conocido por todos y el gimnasio tiene que estar a su altura. ¡Je, je, je! —La señora Rodeo comenzó a desternillarse de risa.

—¿Quién vendrá? —continuó Mikel.

Pepa se encogió de hombros.

—Es una sorpresa —apuntó Maxi Casos—. Jamás nos dice el nombre del invitado hasta el último momento. Habrá que esperar a mañana.

—Entonces ¿no sabéis nada? —dijo Mikel.

Pepa y Maxi negaron con la cabeza y se dispusieron a fregar el suelo. Un sonido agudo de móvil los distrajo durante unos segundos. La señora Rodeo miró a uno y otro lado hasta localizar su teléfono en un rincón del gimnasio y fue a buscarlo.

—¿Diga? ¡La misma! —gritó, y dejó la revista sobre uno de los asientos de las gradas—. ¿Cómo? No oigo…

Irritada, miró su teléfono y lo zarandeó con fuerza. Luego se lo volvió a acercar a la oreja.

—¿Mejor ahora? —preguntó a su interlocutor.

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Por las muecas que hacía, parecía que la cobertura del gimnasio no era demasiado buena. Así que se alejó hacia la puerta sin dejar de hablar.

—¿La mascota está enferma? —fue lo último que los niños y las niñas pudieron escuchar.

La palabra «mascota» recordó a Maxi que tenía algo importante que hacer. Buscó en la capucha de su sudadera y sacó al pequeño Mouse para que aprovechara la ausencia de la directora y estirara un poco las patitas.

—Pórtate bien o nos meteremos en líos —advirtió Maxi al ratón.

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—No entiendo que sigas trayéndolo a la escuela —dijo Pepa—. Sa

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