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La maldición del barco fantasma
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Lauren Magaziner
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ERIO!
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La maldición del barco fantasma
Primera edición: noviembre de 2023© 2023, Lauren MagazinerCon la colaboración de Laura Tárraga© 2023, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U.Travessera de Gràcia, 47-49. 08021 BarcelonaImágenes del interior: © Jelena83 / istockphoto; © neyro2008 / istockphoto; © iSidhe / Shutterstock Resto de las imágenes del interior: istockphoto y Grafime S. L.© 2023, Carolina Roda Pérez, por la ilustración de la cubiertaDiseño de la cubierta y del interior: CompañíaPenguin Random House Grupo Editorial apoya la protección del copyright.Elcopyrightestimula la creatividad, defiende la diversidad en el ámbito de las ideas y el conocimiento, promueve la libre expresión y favorece una cultura viva. Gracias por comprar una edición autorizada de este libro y por respetar las leyes del copyrightal no reproducir ni distribuir ninguna parte de esta obra por ningún medio sin permiso. Al hacerlo está respaldando a los autoresy permitiendo que PRHGE continúe publicando libros para todos los lectores. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, http://www.cedro.org) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.ISBN: 978-84-272-4143-5Compuesto en Grafime S. L. Composición digital: www.acatia.es
Para TI,que vas a leereste libro: Porayudara Carlos,Eliza yFranka resolver todos sus casos.Pordeterminar cómoavanza su historia.Porescogerlos. !sopmeitsolsodotedevitcetedrojem le res ropsaicarG¡


9PRIMER DÍAUN DETECTIVE NUNCA ESTÁ DE VACACIONES. ALmenos,esoes loque murmura mi madre aldespe-rezarse cuandonos bajamos delautocar.—Estonoes loque esperaba de este viaje —me dice mientras le cruje elcuello.Me encojode hombros.Se suponía que íbamos a pasarunos días visi-tandoa mi abuela en Nueva York.Quisiera insistiren estode que «se suponía».Porque hace unashoras hemos recibidouna llamada que ha puestonuestros planes patas arriba.Nos hemos tenidoque despedirde la abuela antes de loprevistoysubirnos a un autocarincomodísimo.
10¿Elmotivo? Mi mejoramiga,Eliza,que forma parte delequipode Las Pistas,la agencia de detec-tives que llevan mi madre ysu socioCole,me ha llamadomuypreocupada.—Porfavor,ven —me ha rogado—.Necesitamos tu ayuda.Ysi tengouna certeza en este mundo,esa es quesi Eliza pide ayuda es porque ha ocurridoalgoque conviene resolverde manera urgente.Es lapersona más inteligente que conozcoysería ca-paz de resolvercualquiermisterioque se cruzaraen su camino.Esoes un problema,porque a vecesintenta quitarme mi papelde jefe en elequipoy,aunque hemos tenidonuestros problemillas,siempre nos hemos apoyado.Perosi ahora estamos en un pueblecitode Nue-va Inglaterra ynoen Nueva Yorkcon la abuela es porlosiguiente:Eliza ysu familia están de vacaciones aquí y… un fantasma los ha atacado.Oesoes loque parece,porque ni Eliza ni Frank,suhermanopequeño,nilosseñoresThompson,sus padres,han vistoningún fantasma.Bueno,Frankha gritadoporteléfono:

11—¡ROLANDO ES UN FANTASMA! ¡ROLANDO ESUN FANTASMA!Notengoni idea de quién es Rolando,peropa-rece que ese comentarionole hizoni pizca degracia,porque se escuchóun gruñidode fondoque gritaba «¡Venaquí,niño!»mientraselpequeñoFrankse partía de risa.Porloque Eliza me ha contado,ella ysu familia estaban en una excursión de avistamientode ba-llenas a la que se habían apuntadoy,apenas un instante después,toda la familia Thompson se des-pertaba en la orilla de la playa juntocon los demás turistas que había en elbarco.Lohabituales que en Las Pistas noaceptemos ningún casoa noserque nos contraten expresa-mente para que loresolvamos,perocomomi ma-dre yyoestábamos a solounas horas de distancia de los Thompson,hemos decididoayudarlos.Nome ha gustadotenerque despedirme de la abuela,porquecuandoestoyconellacomomejorquenunca.Peronopodíamos dejartirados a nuestros amigos cuandomás nos necesitan.Asíqueaquíestamos,coneltraserodormidoporculpa de loincómodoyduroque era elasiento
12delautocar,peroporfin hemos llegadoa nuestrodestino:Blocktown.Le escriboun mensaje a Eliza:Yo:«¿Dónde estáis? Acabamos de llegar».Eliza:«En elAyuntamiento,venidrápido».Nos envía la ubicación ycorremos hasta elim-ponente edificioblancoen elque nos esperan.Nosé cuánta gente vive aquí,perola estancia en la que entramos está hasta arriba de gente.Si yotuviera eltamañode Frank,sin duda intentaríaavanzarcolándome entre las piernas de todoelmundo.Peroahora que soymás altoque mi madre (aunque esonosea muchodecir),tengoque abrir-me pasocomolos mayores.Veoun atriosobre un escenarioyuna mujerdelante de un micrófono.La verdades que nunca he vistoa nadie con un aspectotan impolutocomoesa señora.Su pieles tan blanca que puede rebotarla luz,su pelorubiotiene unos rizos perfectos ycuenta con las gafas más rectangulares que he vis-toen la vida.Estoytan centradoen ella que doyun brincocuandoalguien me tira delbrazo.Es Eliza,que se ha acercadohasta nosotros nada más vernos.

13—Esa es Angelina Socorro,la alcaldesa de Block-town —me susurra.—Porfavor,les pidoque mantengan la calma.Eldepartamentode policía alcompletoestá investi-gandola zona delsuceso—dice la mujercon tonopausadoyaduladoralmismotiempo.—¡Menudodespropósito! ¡En la vida había vis-tounos policías más vagos! —se queja alguien en-tre la muchedumbre.—Es cierto,señor,nuestrodepartamentode po-licía necesita una reestructuración,nodude que me encargaré de ellocuandosalga reelegida en las próximas elecciones —responde.—¡Peroqué chorradas está diciendoesta mujer! ¡Si tenemos un equipomuycompetente! —espeta otra persona.—Totalmente de acuerdocon que nuestrode-partamentode policía es unode los más cualifica-dos de toda Nueva Inglaterra…Arrugoelceñoymiroa Eliza,quien suspira yniega con la cabeza.¿Es cosa mía oesta mujernopara de contradecirse?—¿Yqué piensa hacerahora? ¡Nobasta con la policía! ¡Nos ha atacadoun fantasma ya mí casi
14me da un infarto! Todavía tengola tensión dispa-rada —se queja un señorcorpulentoque viste una camisa hawaiana yunas bermudas.—Ese es RolandoQuejido—me susurra Eliza—.Es un pesado.Durante la excursión en barcopara ira verballenas noha paradode quejarse de abso-lutamente TODO.Me fijoen elseñorun segundoantes de que la alcaldesa vuelva a hablar:—Está claroque nobasta con la policía,señor.Hace semanas que investigamos estos extraños in-cidentes fantasmales y…—¡Un momento! ¿Dice ustedque estode que un fantasma ataque a la población ha ocurridoen más ocasiones? ¿Yha permitidoque traigamos a nues-tros hijos a un lugartan peligroso? —pregunta al-guien cerca de mí.Cuandome doyla vuelta,veoque se trata de la madre de Eliza,la señora Thompson.Está tan ner-viosa que ha aprisionadoentre sus brazos a Frank,que lucha pordespegarse con todas sus fuerzas.—Apesarde estos incidentes,todoindica que Blocktown es un puebloseguropara los habitan-tes yturistas —afirma la alcaldesa.

15—¡Esodígaseloa mi tensión! ¡Tengola intención de demandaralpueblopordaños emocionales! —grita de nuevoRolandoQuejido,quien,para es-tartan preocupadoporsu tensión,parece disfrutargritandoa todopulmón.Comosiga así,le va a re-ventarla vena delcuello.—He invitadoa MarEspadas,la responsable de los voluntarios delmuseolocalypresidenta de la Sociedadde Conservación Histórica,para que re-suelva todas las dudas que tengan acerca de los incidentes.Porfavor,señorita Cutler,acérquese —dice la alcaldesa Socorro,que se aparta delmi-crófonopara que una chica joven con cara de ra-tón se coloque detrás delatril.Parece bastante incómoda con la situación,por-que camina con la cabeza gacha yhundida entre los hombros.Confirmomi teoría cuandoempieza a hablar.—Es-esto… —tartamudea con voz de pajarito.—¡Ay! ¡Creoque también me he quedadosor-do! —comenta RolandoQuejidocon tonoburlón.—¡Sordoytonto! ¡Sordoytonto! —se mofaFranka mi lado.La señora Thompson le tapa la boca a su hijo,bastante avergonzada,antes de que
16Rolandoreplique,peroMarEspadas carraspea yreanuda su discurso:—S-se di-dice que… —La mujertoma aire porla nariz,loexpulsa porla boca ycierra los ojos antes de soltarde carrerilla toda la información—:Sedice que un barconaufragóen estas costas en 1738 yquedesdeentoncesreapareceunavezalaño.Este barcofantasma estalla en llamas yse hunde comouna piedra.Hayquienes creen que aquellos que loavistan sufren una maldición:la mala suer-te los acompaña durante muchos años.Peroes la primera vez que a este incidente hayque sumarle otros.Levantola manoysientoque se me clavan las miradas de todoelpueblo,perocomobuen detec-tive quierotenertoda la información posible antes de empezara investigar.—¿Yse puede saberqué otros incidentes se han producido? —pregunto.—Pu-pues… porejemplo,todas las noches apa-recen barcos en llamas que cruzan la línea de la playa y… E-esonotiene nada que vercon la histo-ria delbarcofantasma —empieza a decirMarEs-padas,perola interrumpen otras voces.

17—¡Ysalen gritos delfaro! ¡Peroahí nohayna-die,que losé yo! —espeta alguien.—¡Y,de día,los barcos desaparecen ylos pasaje-ros aparecen en la playa inconscientes ysin recor-darnada! —contesta otra persona.—¡Eso! ¡Esonos ha pasadoa nosotros! —dice RolandoQuejido,llevándose una manoa la fren-te—.Yparece que ha pasadomás veces.¡Los voya demandar! ¡AlAyuntamientoya toda Blocktown! Estoes intolerable.Voya tenerque dejarmi traba-jopara poderrecuperarme de este trauma…Veoque mi madre ya toma notas de todos los testimonios,peroEliza me tira delbrazoyme dis-trae de las quejas de la gente.—Mira —me susurra yseñala elfondode la sala.Nohace falta sermuylistopara saberen qué me tengoque fijar.Hayuna mujercon una cámara que parece muyentretenida grabandoloque sucede en la sala. Aver,estoen sí notiene nada de raro,ymenos cuandohayun follón así.Alfinal,estamos en la era de las redes sociales yhaymás de una persona dis-puesta a documentarlotodomóvilen mano.Loque llama más la atención de esta mujeres que no
18graba con elmóvil,sinoque lohace con una cáma-ra profesional.Me basta verla mirada de Eliza para saberque tenemos que hablar.CuandoFranklogra soltarse de los brazos de su madre,los tres nos escabulli-mos hasta donde está la cámara.Me fijoen que tiene las manos ylas muñecas repletas de tatuajes,la pieloscura,elpelocortoyun piercingen la na-riz.Me gusta muchola camisa a cuadros que lleva ylos pantalones rasgados,ysalta a la vista que se lopasa en grande con la situación.Me muerode ga-nas de interrogarla,peroes Frankquien suelta la primera pregunta de sopetón:—¿Vamos a saliren la tele? ¡Bieeeeeen! La mujerdeja de sonreírynos mira de los pies a la cabeza.—No,noes para la tele,estoygrabandoun docu-mental.Vaya,esosí que nome loesperaba.—¿Un documental? —pregunta Eliza—.¿Sobre las desapariciones? Porla pregunta de Eliza,sé que a ella también le parece muysospechoso.—Sobre la vida localen una ciudadturística.La

19verdades que todoeste asuntole está proporcio-nandoun ángulomuyinteresante a la historia.—Nonos hemos presentado—digo.Necesitosa-bercon quién estoyhablando—.Somos Carlos,Eliza yFrank,de la agencia de detectives Las Pis-tas.Hemos venidoa investigarlos sucesos sobre-naturales…—YosoyInés DelgadoEspina y…,para serossincera,esperoque tardéis en resolverlo.Antes de lode los fantasmas,este documentalera tan abu-rridoque ni mi novia quería que le hablara de él.—¡¡¡ESTO ES INTOLERABLE!!! —Alguien (lomás seguroes que sea RolandoQuejido) grita desde la primera fila de la sala ydoyun brincoalescuchar-lo.Inés abre los ojos ysonríe de oreja a oreja.—Disculpadme,necesitoun primerplanode eso. Nonos despedimos,porque Inés se larga tan rá-pidoque nome da tiemponi a pestañear.Mis amigos yyonos quedamos a solas juntoa la puerta de salida delAyuntamiento.La verdad es que todoestoes muyraro,inclusopara noso-tros,que ya hemos salvadoa una millonaria que recibía amenazas de muerte,hemos encontradoa
20una actriz secuestrada,hemos descubiertonume-rosos secretos en un hotelencantadoytambiénhemos halladounas piezas arqueológicas de unvalorincalculable.—¿Qué opinas,Carlos? —pregunta Eliza con la manoen elmentón.—Que esode los fantasmas tiene que teneralgu-na explicación lógica.Hayalguien detrás de todoesto,ylotenemos que desenmascarar.Eliza asiente.Estaba claroque ella,la persona más inteligente yracionalque conozco,noiba a creeren supersticiones sobre barcos fantasmales.Ysi algome ha demostradomi experiencia en Las Pistas es que detrás de todosucesoextrañosiem-pre hayun culpable.—¡Ah! ¡Estáis aquí! —La señora Thompson apa-rece entre la multitudde gente con una manoen elpechoyabanicándose la cara mientras nos achu-cha para salirdelAyuntamiento—.Nome gustanada de esto.—Bueno,pues parece que tenemos muchotraba-jopordelante —dice mi madre sonriendouna vezque hemos cruzadola puerta delAyuntamiento—.¿Cómoestáis? —pregunta a los señores Thompson.

21—Pues mal.Todoesto… es terrible —responde la señora Thompson con brusquedad.—¿Viste