De combinar con tino las pócimas de mi lista,
asegura el alquimista.
¡Del perfume de una flor! ¡Del corazón directamente!,
grita el príncipe delicado mientras se lleva la mano a la frente.
Equivocados estáis, ¡pues de la juventud vienen y a la juventud van!,
asegura Peter Pan.
¡No es cierto! ¿Acaso no puede besar a cualquier edad
todo aquel que quiera?,
pregona la costurera.
¡Esas rimas son terribles, suenan tópicas y rimbombantes,
como la canción del verano, de modo que dejad la música a Cyrano!,
dice con aplomo Morgan Kovalski,
rector de la Universidad Científica del Beso. Y concluye:
"Es el cerebro quien da la orden en función de unas reacciones químicas.
Y no hay más."
¡Hay una máquina muy cerca de aquí que los fabrica!,
grita Romeo.
Y árboles maravillosos de los que brotan besos al compás de mi varita,
susurra el Hada Inconstante.
¡Callad de una vez! ¡Los besos no existen! ¿Acaso no lo sabéis?,
maldice el Hada Malvada.
Cuando todos callan y miran el techo como si estuvieran pensando,
habla Madame Bechamel, la prestigiosa chef nacida un 27 de agosto,
de más de cien años y ganadora de tres tenedores de acero inoxidable
por sus recetas con besos. Dice con cautela:
Quizá todos tengáis razón, cada uno lo vive a su manera.
Lo único que yo puedo explicaros es…


...como se cocina un beso
(por Madame Bechamel)
* Carpaccio de morritos
con frutos rojos y mostaza.
* Besos de cocodrilo al papillote.
* Milhojas de Cyrano con
cerezas sobre lecho de nata
Bebida: zumo de fresas
silvestres y maracuyá.
entre semana siempre
que sea luna llena
- * Crujiente de labios
con boniato y pera. - * Besugo al horno.
- * Miel con queso.
- Bebida: zumo de lúcuma
con merengue (1)
Para cocinar un beso hace falta una cocina alegre,
que huela a limpio, cantar un poco.
Que tenga los muebles más o menos ordenados
para que así quepan más sorpresas y desorden, y cajones
secretos que contengan tipos distintos de amor, de mil sabores,
además de frascos, especias orientales, pucheros y cucharas.
¡Ah!, y las ventanas abiertas: algo de aire o mirar
un trozo de cielo favorecen la sensación de libertad.
Escuchad las sartenes mientras fríen,
tenedores y cuchillos que se ríen haciendo esgrima en los morteros,
ollas exprés que silban fuerte cuando el beso ya está listo
para ser dado o recibido:
-¡QUE APROVECHE! –gritan a besucones y besuqueados.
-¡SALUD! –brindan copas y vasos.
Los besos deben ser preferiblemente sinceros y de temporada,
que potencien el sabor y la textura del afecto.
Y para que no quede un beso crudo,
Bechamel pide paciencia,
pues todo a fuego lento gana en sabor y aroma.
Se recomienda un sorbete de limón
para digerir los empachos
que provoca lo cursi y rebozado.
Y para engañar al estómago cuando hay hambre,
se permite picotear de la memoria los besos que alguna vez fueron
y de la imaginación los besos que serán (o tal vez no).
Receta para buñuelos de manzana al estilo Barbaespesa (41 personas, la tripulación): Batir con el garfio y mucho mimo en un bol 1 kg de harina, tres yemas de huevo y un pellizco de sal hasta que se forme una masa compacta. Mondar con cuidado 20 manzanas y sacarles el corazón con la espada antes de espolvorearlas generosamente con azúcar. Dejar reposar un par de horas y freír en aceite. Servir en la bandeja de oro del último botín conquistado.
(1) Averigua quién utilizó esta bebida para cambiar su destino.

Si me das un beso, te daré un botón. Rojo, como tus labios.
Transcripción de un encuentro entre Peter Pan y Wendy algunos años después:
WENDY: ¿De verdad te daba tanto miedo el compromiso?
PETER PAN: El compromiso puede hacer que los besos se vuelvan grises, que los sentimientos caduquen. Y envejeces más deprisa.
WENDY: ¿Y qué hay de malo en crecer? Te vuelves más sabio.
PETER PAN: Y más aburrido.
WENDY: Aprendes a saborear pequeñas cosas, como los besos.
PETER PAN: Carraspeas, gruñes, aprendes a disimular. Y lo peor: dejas de jugar.
WENDY: No. Yo simplemente creo que sigues jugando, solo que a otra cosa.
El beso escondido
de Wendy
¹. Si quieres conocer otra función de los dedales, visita a la costurera.
Wendy oculta un beso en la comisura derecha de los labios,
y ahí seguirá hasta que aparezca alguien a quien dárselo.
¿Por qué Peter Pan se insinúa como el pretendiente óptimo?, se pregunta mucha gente.
Muy sencillo: es guapo, confía en sí mismo y viene del País de Nunca Jamás.
Wendy le enseña a contar historias, le dice que un beso puede ser un dedal¹.
A cambio Peter Pan le enseña a
–Basta con que tengas pensamientos agradables –le susurra– y si no puedes,
una pizca de polvo de hadas te ayudará.
Si la obsesión del único cocodrilo que habita en el País de Nunca Jamás es zamparse al
capitán Garfio, la obsesión del capitán Garfio es terminar con Peter Pan.
Por su parte, la obsesión de Peter Pan no es, como parece, conseguir el beso que
oculta Wendy en la comisura derecha de los labios, sino VOLAR, y más que
eso todavía, no convertirse nunca en uno de esos hombres parecidos al
capitán Garfio que van todos los días a la oficina
en coche, metro o autobús.
A estos dos parientes lejanos de Campanilla no les importaba hacerse mayores.
Era una manera de ir guardando besos. Llevaban muchos años juntos y seguían
citándose en el dedal. Allí solían quedarse embobados, mirándose el uno al otro
como si el futuro no existiera, enamorados como el primer día: se gastaban sus alas,
se gastaban las ganas de volar, pero lo que les unía no parecía gastarse nunca.
