INTRODUCCIÓN
Antes de que empieces a leer sobre todos los mitos y bulos que vas a encontrar en este libro, me gustaría presentarme. Soy Pablo García, farmacéutico de formación y profesión y, desde hace ya más de una década, compagino mi actividad profesional tanto dentro como fuera del mundo de la oficina de farmacia con lo que más me apasiona: la divulgación sanitaria.
Todo empezó cuando comencé a trasladar a las redes sociales los consejos, recomendaciones y tips que daba tras el mostrador de la farmacia en la que trabajaba en un pueblo de Málaga. Mi razonamiento era sencillo: si los vecinos del barrio se beneficiaban de mis consejos, ¿por qué no hacer que lleguen a más gente? Y así surgió mi alter ego: Medicadoo.
El caso es que, dentro de mi contenido, cada vez ha ido cogiendo más peso todo lo relacionado con los bulos y mitos. Ojo, no porque yo quiera, esto ha ocurrido porque lamentablemente cada vez abundan más en internet. Hoy en día es fácil toparse con perfiles que acumulan millones de seguidores y que comparten todo tipo de remedios mágicos que prometen curar cualquier enfermedad; yo los llamo populistas sanitarios.
El problema es que, aunque pensemos que no, esto nos afecta a todos, debilita nuestro concepto de la verdad y nos lleva a desconfiar de la ciencia. La desinformación y los bulos están a la orden del día y aparecen no solo en el ámbito de la salud, sino que están por todas partes. De hecho, no es raro que varias veces al día, y desde diferentes lugares, nos la intenten colar. Y, queriendo o sin querer, lo consiguen.
Los bulos prosperan porque apelan al miedo, a la incertidumbre y a la esperanza, que son emociones tremendamente poderosas y que, cuando se combinan con la necesidad de respuestas rápidas, nos hacen ser mucho más permeables y aceptar este tipo de información.
Por eso es importante ser críticos con todo lo que nos llega, practicar un escepticismo sano que nos lleve siempre a cuestionarnos esas soluciones sencillas para problemas muy complejos que nos ofrecen los populistas desde determinadas webs y perfiles de redes sociales.
Este proyecto nace con un objetivo ambicioso, pretende ser una contribución al desenmascaramiento de todos esos bulistas y, para eso, aspira a ser un libro de consulta constante con el que espero que disfrutes y aprendas a partes iguales.
EL ORIGEN
DE LOS
BULOS
¿POR QUÉ APARECEN LOS BULOS?
¿Cómo de fácil es engañarnos? ¿Cuántas veces has leído algo en redes sociales, te lo has creído… y al final ha resultado ser una mentira como una catedral? Seguro que, si estuviéramos cara a cara, me dirías que ninguna, pero me costaría mucho creer tal afirmación.
Y es que hoy en día las redes sociales se han convertido en uno de los medios más utilizados para buscar información sobre salud y bienestar entre todos los grupos de edad, aunque especialmente entre los más jóvenes.
Se sacrifica la credibilidad por la facilidad y la inmediatez y esto, junto a las ganas de participar y también de ser un poco protagonistas de los temas candentes en ese momento, trae como consecuencia que nos creamos a pies juntillas los bulos, fake news o medias verdades que inundan las redes.
Esto queda reflejado perfectamente en el I Estudio sobre la desinformación en España realizado por la Universidad de Navarra y la Unión de Televisiones Comerciales en Abierto, que nos cuenta que un 72,1 % de los españoles admite haber creído alguna vez un mensaje que resultó ser falso.
En ese mismo estudio también se nos da otro dato muy interesante: la gran mayoría de los encuestados se creen más el mensaje si este coincide con su forma de pensar y esto, en el contexto de las redes sociales, forma un círculo vicioso perfecto porque… ¿qué es lo que nos muestran los distintos algoritmos de cada una de ellas? Justo eso. Nos enseñan una y otra vez aquello que coincide con nuestra forma de pensar, aquello que nos gusta y a lo que le damos like, publicaciones similares a aquellas en las que nos paramos e invertimos nuestro tiempo o compartimos con nuestra comunidad o grupo de amigos.
Así que las redes sociales y su dichoso algoritmo nos moldean poco a poco, en el mejor de los casos, o nos polarizan radicalmente en el peor.
Te contaré una historia curiosa. En el año 2017 nació un movimiento que destapó una trama de espionaje increíble en los Estados Unidos de América. El movimiento que ponía toda esta formidable historia negro sobre blanco fue bautizado por su fundador, Peter McIndoe, como Birds Aren´t Real.
Peter McIndoe, casi por casualidad, descubre cierta información secreta por parte del gobierno de los Estados Unidos sobre un genocidio, pero no uno cualquiera, sino aviar, en el que habrían exterminado a todos los pájaros. Puede que te preguntes: «De ser así, entonces ¿qué son esos animales que sobrevuelan nuestras cabezas…?». Tranquilo, no adelantemos acontecimientos.
En los años cincuenta, la CIA urdió un plan para controlar y vigilar a la población norteamericana. ¿Cómo lo haría? Sencillo, buscarían algo que pudiera pasar desapercibido y dieron con la clave, el plan no tenía fisuras: iban a exterminar a todos los pájaros y reemplazarlos por drones con forma de ave; nadie sospecharía de un gorrión o de una paloma, ¿verdad?
Así comenzó el genocidio aviar que se inició en 1959 y acabó en 1971 y que tuvo graves consecuencias para el pueblo norteamericano. Quién sabe si detrás del magnicidio de JFK se encuentran los mismos responsables que crearon este complot o si la guerra de Vietnam se produjo para hacerse con grandes cantidades de bauxita, un mineral imprescindible para fabricar estos robots-pájaro y cuya tercera mayor reserva del planeta se encontraba en este país.
Peter McIndoe aportó pruebas casi irrefutables: entrevistas con exagentes de la CIA, correos electrónicos filtrados, abundantes informes en formato papel con el membrete oficial de la CIA con información clasificada. Y no solo eso, sino que Peter se hacía preguntas más mundanas y en las que solo cabía una explicación.
¿Por qué los pájaros se posan en los cables de alta tensión y no se electrocutan? Obvio, porque al fin y al cabo, son pequeños robots con un diseño especial muy optimizado y al posarse en estos, no están descansando, en realidad están cargando la batería.
¿Por qué nunca has visto una cría, por ejemplo, de paloma? No lo has pensado, ¿a que no? Estás muy acostumbrado a ver aves «adultas» y nunca o casi nunca polluelos de palomas, gaviotas o lo que se te ocurra. Fácil, no los ves porque no se fabrican, y no se fabrican porque no son rentables. Prefieren fabricar drones con forma de pájaro adulto directamente.
En fin, este movimiento tiene cientos de miles de adeptos que aparecen en televisión, periódicos, e incluso organizan manifestaciones multitudinarias, una de ellas a las puertas de la sede de la antigua Twitter para solicitar la retirada del pájaro del logo y, adivina…, el pájaro ha desaparecido.
Pero por mucho que lo pienses, Peter McIndoe no está loco, quizá es el más cuerdo de todos nosotros. ¿Quieres saber por qué?
Cuando alguien se pone en contacto con la organización para darles la razón, para «comprar» este relato conspiranoico al completo, siempre reciben la misma respuesta. Y es que… Bird´s Aren´t Real no existe. Es una especie de broma. Bueno, quizá se trate de algo más profundo, un movimiento que lo que busca es que tomemos conciencia de lo fácil que es engañarnos y que tiene una moraleja muy fácil de entender: si te has creído por un momento que los pájaros no son reales, que son unos drones diseñados para espiarte y controlarte… qué no te habrán colado en las redes sociales.
Ahora mismo puede que estés pensando que ya lo sabías, que era un sinsentido, pero no hace mucho las redes estaban inundadas de personas con una cuchara pegada en el hombro que intentaban demostrar la magnetización que se generaba en la zona donde les habían inyectado la vacuna del COVID, o gente quemando una bola de nieve durante la tormenta Filomena para concluir que no era nieve, que era plástico lo que caía del cielo, o curanderos que proclaman (y venden) un suplemento mineral milagroso (MMS) para la cura de casi cualquier enfermedad y que no es más que lejía diluida en agua.
¿CÓMO CONSIGUEN VIRALIZARSE?
Estos mitos o f