Para mi hijo Ulises,
porque no hay nada malo en él.
Y a mis padres, que me regalaron un magnetofón.
Nota para Ulises
Querido Ulises:
Ahora mismo, mientras escribo, tú tienes dos años y medio y eres magnífico. A tu edad actual, es científicamente imposible que estés leyendo esto, pero te harás mayor y lo podrás hacer.
Las personas somos bastante vanidosas. Incluso los que en apariencia son más humildes presumen de no presumir. Yo he escrito este libro para entretenerte cuando crezcas, claro está, pero también con la secreta esperanza de parecer más listo. Las personas somos así y difícilmente podemos evitarlo. Hasta hace muy poco, no obstante, yo quería que me admiraran todos, sin importarme quién lo hiciera. Ahora, sin embargo, sólo me interesa parecerte listo a ti. Y eso, lejos de lo que pueda suponerse, no me convierte en más humilde, sino en muchísimo más ambicioso.
Tu madre y yo hemos trabajado bastante para que este libro exista. Ella haciendo las ilustraciones y yo escribiendo las historias. Por tanto, si cuando lo leas no te gusta nada, no seas demasiado bestia y háznoslo saber con un poco de tacto.
Verás que casi todos los cuentos que te he escrito transcurren en un país lejano. Se trata de una vieja técnica que se inventaron ciertos narradores hace muchísimo tiempo con el fin de situar los hechos en un ambiente remoto e irreal, donde las cosas más disparatadas parecen un poquito más posibles.
Sé que soy algo raro, y tal vez por ello te haya dado la impresión en muchísimas ocasiones de vivir también yo en un país lejano. Pero te aseguro que no es así. Vivo muy cerca de ti. En realidad, vivo exactamente en tus manos, y continuaré viviendo ahí para siempre, aunque yo ya no esté y tú tengas noventa años.
Cuentos para Ulises
El talento