«No escribo sobre la guerra, sino sobre el ser humano en la guerra. No escribo la historia de la guerra, sino la historia de los sentimientos. Soy historiadora del alma». Casi un millón de mujeres combatió en las filas del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo les transformó esta experiencia? ¿De qué tenían miedo? ¿Cómo aprendieron a matar? En «La guerra no tiene rostro de mujer» (Debate), la premio Nobel de Literatura Svetlana Alexiévich recoge los testimonios de cientos de ellas (mujeres que fueron francotiradoras, condujeron tanques o trabajaron en hospitales de campaña), relatos que hablan de la suciedad y del frío, del hambre y de la violencia sexual, de la angustia y de la sombra omnipresente de la muerte. Las siguientes líneas son las notas que la propia Alexiévich tomó en sus diarios entre los años 1978 y 1985 para darle forma a esta obra (la cual pudo reescribir en 2002 para introducir los fragmentos censurados y material que no se había atrevido a usar en la primera versión); anotaciones que le sirvieron para reflejar una perspectiva habitualmente ignorada: la de las mujeres que combatieron en el frente ruso.