Detrás de todo gran escritor hay (¡tiene que haber!) un gran lector. Porque los libros son la manera que tenemos de vernos a nosotros mismos y a los demás. Porque inspiran debates, iluminan, indignan y provocan. Porque los libros cambian el mundo. Como cambiaron el mundo de Marcel Proust cuando aún estaba lejos de escribir esa obra maestra incontestable que es «En busca del tiempo perdido», una de las cimas culturales del siglo XX. En las siguientes líneas, apenas una muestra de un ensayo breve recogido en «Días de lectura» (el número cinco de la serie Great Ideas, colección editada por Taurus), es el propio Proust el que viaja a su infancia para recordar el goce que le provocaba perderse en la literatura cuando era un niño... y también lo mucho que le fastidiaba una interrupción durante una buena lectura.