Crímenes. Diez casos reales (Crímenes 2)

Carles Porta

Fragmento

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Prólogo

La llamada crónica negra —ahora está de moda hablar de true crime o crímenes reales— existe desde siempre, tanto en la narrativa de ficción como en la de no ficción. Es un género que posee los elementos esenciales para hacer un buen cocido: grandes personajes y una trama potente. Sin embargo, hay que trabajar bien los ingredientes y poner las dosis adecuadas en el orden correcto. Este es, seguramente, el secreto que a lo largo de estos años nos ha permitido llegar, con los podcasts, los programas de radio y los de televisión, a miles de espectadores, oyentes y lectores.

A principios de 2018, cuando preparábamos los primeros bosquejos y dosieres de Crims (Crímenes), uno de los puntos de arranque era el deseo de contar el lado más oscuro de nuestra sociedad, que ya había abordado en mi trabajo periodístico en la prensa, la televisión y en libros como Tor, Fago o La farmacéutica. Porque los crímenes —lo queramos o no— son un espejo del colectivo del que somos parte. Con esta premisa encima de la mesa, empezamos a escribir los guiones con la voluntad de crear un formato, es decir, de generar una estructura narrativa que fuera inmediatamente reconocible.

Eso se consigue —cuando sale bien— a base de solidez y de repetición. La solidez significa que la estructura debe funcionar, tener sentido, fluir, gustar y, sobre todo, permitir que el oyente, el espectador y el lector se adentren con facilidad en el relato y que, una vez hayan conectado con el autor, se sientan cómodos. Repetirla una y otra vez ayudará a que con el tiempo se genere una complicidad muy necesaria.

Impulsado por ese deseo inicial de contar buenas historias en audio, papel e imágenes, Crímenes se ha convertido en un proyecto de esos que se denominan transmedia. Ahora tenéis el libro entre las manos, pero también hacemos podcasts, radio y televisión, y en los tres ámbitos intentamos trabajar con la misma filosofía, porque nos fascina la realidad y nos apasionan las historias que nos ofrece. Para capturarlas y contarlas siempre nos basamos en la regla de las tres erres: rigor, respeto y ritmo narrativo.

En primer lugar, RIGOR, porque todo lo que leeréis en este libro es cierto, sale de documentos oficiales, investigaciones contrastadas, sentencias o testimonios directos. Buscamos vuestra confianza, queremos ser creíbles. No hay nada inventado. Eso significa que hemos dedicado mucho tiempo a recabar material, estudiarlo, entrevistar a los protagonistas, leer y clasificar la documentación, y luego a asegurarnos de no cometer errores. Seguimos un proceso de edición como el de los grandes medios norteamericanos o alemanes. Repasamos los textos para comprobar que todo esté correcto y, si se nos escapa algo, debería ser solo tipográfico. La credibilidad es esencial para nosotros.

En segundo lugar, RESPETO por los hechos y, sobre todo, por los protagonistas de las historias que estos cuentan, en especial por las víctimas y sus familias. Procuramos tener mucho tacto con los adjetivos y las opiniones. También tenemos cuidado con los datos y las informaciones, y damos solo los necesarios. Estas páginas no tienen vocación morbosa. Si hay alguna descripción dura es para que la realidad ayude a entender la mentalidad del asesino. Los hechos objetivos muestran más que los adjetivos. Además, nos gusta tratar a los lectores como adultos que saben decidir e interpretar. Por eso intentamos siempre quedarnos en el escalón justo para satisfacer la curiosidad sin caer en el morbo. Bien es verdad que cada uno tiene el límite en un peldaño diferente, pero en caso de duda preferimos pararnos en el de abajo y siempre tratando de dar la información que consideramos necesaria, esencial. Si no es imprescindible, es que sobra. El límite es, para nosotros, el respeto a las personas. Las cosas ocurren, no pueden evitarse. Pero lo que sí podemos evitar es regodearnos. Tratamos de contar los hechos con respeto y sin perder de vista que las víctimas y sus familias ya han sufrido bastante. Nos gusta pensar que la lectura de estos relatos no les causaría dolor. No más del que ya sienten y que, por desgracia, nunca desaparecerá. Muchos de los allegados a las víctimas que protagonizan estos relatos han comprobado que compartir su historia los ha ayudado.

Y por último, RITMO narrativo, porque, al fin y al cabo, contamos historias con la intención de que os atrapen como lectores. Queremos gustar. Queremos que estéis en vilo en cada página, en cada párrafo y en cada frase. Queremos que vuestra atención se concentre en el relato. Un ritmo atropellado agobia, uno parsimonioso aburre. Tratamos de encontrar el punto de equilibrio y organizarlo todo de manera que no queden preguntas sin respuesta, para que os sintáis catapultados al corazón de lo que os estamos contando. No analizamos, no escribimos ensayo. Colocamos un hecho al lado de otro para que vosotros saquéis la fotografía final.

Animados por esta voluntad, ponemos en vuestras manos un libro que contiene diez historias reales. Puede que ya hayáis oído algunas en la radio o las hayáis visto en la televisión, mientras que otras son inéditas; en ambos casos, en estas páginas ponemos luz en la oscuridad con los recursos que ofrece la escritura.

Son diez casos reales que han sido elegidos por su impacto social, el perfil de los acusados, la complejidad de la investigación o su sorprendente desenlace. De la estremecedora desaparición de unos hermanos, que treinta años después sigue envuelta en el misterio, al cruel asesinato de un hombre en un juego de rol; de la muerte de una joven italiana que estaba de vacaciones en Lloret a la mujer que se convirtió en madre de la víctima y del verdugo; del asesinato de una chica en una noche de carnaval, crimen que tardó casi dieciséis años en resolverse, a la casualidad que permitió localizar al asesino de una joven que los investi­gadores creían víctima de su novio. Estos son solo algunos de los casos que descubriréis a lo largo de esta recopilación. Unos los leeréis de un tirón y otros los saborearéis más pausadamente, relato a relato. De Manresa a Ulldecona, de Lloret de Mar a Abrera, del País Vasco a Madrid y —allende nuestras fronteras— hasta Fargo, Estados Unidos, este libro hurga en el lado más sombrío de nuestra sociedad y, con el mismo espíritu con el que empezamos este viaje, quiere seguir poniendo «luz en la oscuridad» en unas historias que nos desvelan una parte de nosotros y del mundo que nos rodea, que no podemos ignorar; unas historias que también es necesario iluminar para revelar todos sus recovecos y descubrir todas las miradas posibles. Solo así podréis llegar a vuestras propias conclusiones, más allá de las investigaciones y las sentencias.

Finalizamos este prólogo con ganas de dar paso a los diez relatos que ya os están esperando y con una invitación a acompañarnos en el viaje que pondrá luz en la oscuridad.

¡Empecemos!

CARLES PORTA

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