Yoga para los que pasan del yoga

Geoff Dyer

Fragmento

Índice

Índice

CUBIERTA

Dedicatoria

Citas

Introducción

Desviación horizontal

Capítulo 1

Miss Camboya

Capítulo 2

El borde infinito

Capítulo 3

Skunk

Capítulo 4

Yoga para los que pasan del yoga

Capítulo 5

Decadencia y caída

Capítulo 6

La desesperación del Art Déco

Capítulo 7

Hotel Olvido

Capítulo 8

Leptis Magna

Capítulo 9

La lluvia dentro

Capítulo 10

La zona

Capítulo 11

NOTAS

BIOGRAFÍA

CRÉDITOS

ACERCA DE RANDOM HOUSE MONDADORI

Para Rebeca

capitulo 1

Todo es único, nada ocurre más de una vez en la vida. El placer físico que te dio cierta mujer en cierto momento, el plato exquisito que comiste un día en concreto... no volverás a disfrutar de ninguno de los dos. Nada se repite y todo es incomparable

Los hermanos GONCOURT

... y esta luz de luna entre los árboles e incluso este momento y yo mismo.

NIETZSCHE

intro

Hace ya varios años que me desconciertan unos versos de Auden; en realidad me desconciertan muchos de los versos de Auden, pero me refiero a unos de «Detective Story» (1936), donde habla de

el hogar, el centro donde las tres o cuatro cosas

que le pasan a un hombre pasan.

Creo que me cuesta dejarme convencer por esta idea de hogar porque no puedo reducir el número de cosas que me han pasado a «tres o cuatro» (al menos, todavía). Auden podría estar en lo cierto, pero de momento han pasado muchas cosas y han pasado en muchos sitios distintos. En cambio, «el hogar» es el lugar donde han ocurrido menos cosas. De hecho, durante los últimos doce años más o menos, la idea de «hogar» se me ha antojado bastante periférica y, en consecuencia, no poco borrosa. O quizá, como Steinbeck, «tengo hogares en todas partes», muchos de los cuales «todavía no he visto. Quizá por eso estoy inquieto. Todavía no he visto todos mis hogares».

El poema de Auden empieza con la pregunta «¿Quién está alguna vez fuera de su paisaje…?». A mitad de la primera estrofa pregunta: «¿Quién no sabe dibujar el mapa de su vida…?». Yo (al menos, todavía). Este libro es un mapa rasgado y en absoluto fiable de algunos de los paisajes que conformaron una fase concreta de mi vida. Habla de lugares donde pasaron cosas y donde no pasaron cosas, lugares donde me quedé y de cosas que se han quedado conmigo, lugares que quise ver o por los que pasé o donde simplemente acabé. En cierto modo son todos el mismo lugar –el mismo paisaje– porque la persona a la que le ocurrieron las cosas era la misma, que a su vez es la suma de todas las cosas que pasaron o dejaron de pasar en esos y otros lugares. Todo lo que aquí se cuenta pasó de verdad, pero algunas de las cosas que pasaron, pasaron solo en mi cabeza; del mismo modo, todas las cosas que no pasaron, no pasaron en mi cabeza.

desviación horizontal

DESVIACIÓN HORIZONTAL

capitulo 1

En 1991 viví una temporada en Nueva Orleans, en un piso de la avenida Esplanade, justo detrás del Barrio Francés, donde de vez en cuando matan a algún turista británico por negarse a entregar su cámara de vídeo a los chorizos adictos al crack que viven y trabajan por los alrededores. Jamás tuve ningún problema –tampoco he tenido nunca cámara de vídeo–, a pesar de que iba andando a todas partes a cualquier hora.

Había decidido instalarme en Nueva Orleans después de pasar por la ciudad con una novia de camino a Los Ángeles desde Nueva York. Teníamos que entregar un coche, y aunque normalmente solo se te permite sumar unos cientos de kilómetros a los que llevaría cruzar el continente en línea recta, no habían apuntado el kilometraje original del vehículo y, por tanto, avanzábamos en zigzag por el país, superando en varios miles de kilómetros la distancia normal del viaje y dejándonos la piel en el proceso. En el curso de este frenético itinerario habíamos pasado una única noche en Nueva Orleans, pero nos pareció –y me refiero al Barrio Francés, no a la ciudad en su conjunto– el lugar más perfecto del mundo, así que me juré que en cuanto volviera a tener algo de tiempo libre regresaría. Hago esta clase de juramentos continuamente y no los respeto, pero en esta ocasión, al año de haber pasado por allí, regresé a Nueva Orleans para instalarme durante tres meses.

Las primeras noches dormí en el Rue Royal Inn

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