Hoy os traigo al blog la reseña de una novela que terminé hace unas semanas y que he podido leer gracias a Edición anticipada, que me proporcionó un ejemplar para su lectura y reseña; se trata de Las tres pasiones de Elif Shafak, un libro sobre la influencia que las creencias e ideas de nuestros padres pueden llegar a tener sobre nosotros y nuestras vidas, sobre cómo pueden llegar a condicionarnos. Sin ser una historia ligera, la autora consigue meterte de lleno en la trama y que disfrutes de su lectura, al tiempo que comienzas a plantearte muchas cosas sobre tus propias vivencias con la religión, independientemente de que seas o no creyente, o de cuál sea la creencia en la que hayas crecido. Las tres pasiones nos presenta a Peri, una mujer turca de buena posición cuya vida no es lo que ella había planeado. A lo largo de una noche, mientras transcurre una cena que no consigue disfrutar, el pasado vuelve a su encuentro y recordará su niñez, cuando se debatía entre agradar a una madre cuya existencia se centraba en una religiosidad extrema donde todo era miedo y pecado, y la debilidad que sentía por un padre ateo cuyas ideas chocaban de frente con las de su mujer; Peri crece en un hogar donde todo se presenta como una batalla, dónde las ideas parecen ser irreconciliables, y con la figura de Dios siempre presente. Peri también deberá enfrentarse a sus vivencias en Oxford, lugar donde intentó reconciliarse con la figura de Dios, entenderlo y acercarse a él desde una visión neutral. Sin embargo, esa necesidad de encontrar al verdadero Dios, al que mantiene todo en equilibrio, la llevará a perder el suyo propio, y cuando años después el pasado vuelva, también llegará la necesidad de redención. ¿Hasta qué punto nos influyen las creencias de nuestros mayores?, pocas veces nos paramos a reflexionar si aquello en lo que creemos o no cuando somos adultos es producto de nuestros propios pensamientos o por el contrario es, en realidad, el producto de todo aquello que hemos ido aprendiendo a lo largo de nuestra niñez; ideas que, sin ser nosotros conscientes, se han ido marcando a fuego en nuestra mente y han moldeado lo que somos de adultos. Cuando nos enfrentamos a la lectura de Las tres pasiones de Elif Shafak observamos cómo marca a una niña crecer en un hogar cuyos padres tienen unas ideas completamente contrarias; una madre autoritaria e inflexible que no siente ningún tipo de cercanía hacia su hija, con unas creencias religiosas muy profundas y que antepone estas al bienestar de su familia. Por el contrario, el padre de Peri es un hombre liberal, ateo y que no duda en alentar a su hija a que luche por aquello que quiere. Y en medio de esta dicotomía crece Peri, queriendo agradar a ambos, sintiendo que si se acerca más a uno, el otro se sentirá defraudado. Y siempre presente, la figura de Dios, un Dios que Peri no sabe cómo interpretar, al que no sabe como acercarse. Escrita bajo un estilo directo que Elif Shafak acompaña de una prosa elegante y cuidada, en Las tres pasiones encontramos la figura de un narrador externo omnisciente, que se expresa en tercera persona y que transmite al lector toda la información que afecta a los personajes de la novela, tanto objetiva como subjetiva. Con unas buenas descripciones de cada uno de los escenarios en los que se desarrolla la novela, es muy sencillo acompañar a Peri por las calles de Oxford mientras corre o entrar en una casa donde la atmósfera que se respira es en muchos momentos irrespirable. Los diálogos son solventes y sirven para que los personajes nos hagan conocer cuáles son sus ideas, se nos muestren y podamos conocerlos ya que en las escenas el narrador desaparece a favor de los personajes. Las tres pasiones transcurre en dos hilos temporales diferentes, uno que tiene lugar en el presente, durante la vida actual de Peri; y otro que nos cuenta su niñez y años de universidad, por lo que los flashbacks o analepsis están presentes durante toda la novela. Estos saltos temporales se encuentran separados por capítulos, en cuyo inicio Elif Shafak nos indica en qué momento de la vida de la protagonista nos encontramos. En cuanto a los personajes, en Las tres pasiones encontramos personajes bien definidos dentro de la trama, que se muestran llenos de matices ante el lector, y algunos de ellos resultan completamente antagónicos, personajes con los que la autora ha pretendido mostrar los dos extremos de una misma cultura. Por una parte vemos a los padres de Peri, completamente diferentes en sus ideas y en su forma de ver la vida, y que se enfrentan a la desgracia de forma distinta. En una situación similar se encuentran Shirin y Mona, compañeras de universidad de Peri y que se convierten en sus amigas aunque entre ellas los conflictos están siempre presentes ya que, aunque ambas creen en la libertad de la mujer musulmana y la defienden sobre todas la cosas, su perspectiva es completamente diferente. El otro protagonista masculino de esta novela de Elif Shafak es Azur, un profesor de Oxford que llevará a Peri a plantearse cosas que viene dudando desde su niñez. Y por supuesto, Peri, la protagonista de la novela y con la que he tenido encuentros y desencuentros a lo largo de toda la lectura. La Peri niña me ha conquistado, me ha parecido una niña despierta y madura que intenta con todas sus fuerzas acercarse a su madre sin perder la complicidad que tiene con su padre. Sin embargo, cuando llega a la universidad, muestra una personalidad llena de dudas e inseguridad que en muchas ocasiones me ha sacado de mis casillas, no llegando a entender cómo en lugar de ganar en seguridad parecía que la iba perdiendo conforme avanzaban las páginas. Las tres pasiones de Elif Shafak es una de esas novelas que te hace reflexionar al mismo tiempo que vas pasando sus páginas. Aunque a priori se pueda pensar que una novela en la que la figura de Dios está muy presente va a resultar tediosa, nada más lejos de la realidad. Las tres pasiones habla de Dios, pero al final, lo que queda es la imagen que de Dios tenemos nosotros, que en muchas ocasiones no es más que un reflejo de nosotros mismos, de nuestra luz y de nuestra oscuridad.
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