Alguien quiere morir. Ya no es joven, y se pregunta para qué otro día más, por muy privilegiada, divertida y amable que aún sea su vida. Alguien quiere amar. No sabe con certeza si le corresponden, si sus sentimientos serán entendidos, si tiene siquiera derecho a expresarlos. Alguien viaja. Visita ciudades, playas, bares, fiestas exóticas, cabañas al borde del agua donde pasar la noche bebiendo y riendo. Alguien ilustra unos libros preciosos y alguien se ocupa de editarlos. Trabajan sin prisas, con admiración mutua, con cierta sensación decadente de existir en un mundo que desaparece. Alguien ha tenido un grave problema de salud, se levanta despacio, se tienta la ropa y decide aprovechar la segunda oportunidad. Alguien gusta, despierta deseo, está siempre de paso en la vida de los demás, sonríe, paga la cena. Alguien es el mejor amigo y la persona favorita de otro. Alguien quiere morir.
Ray Loriga narra los abismos de estos personajes, y compone una sinfonía sobre la amistad, el amor y el final de la juventud. Una novela en la que se habla de la muerte brindando por la vida. Una novela sobre el verano que aún queda por disfrutar antes de que llegue el invierno.
«Un libro incontestable, lleno de cicatrices y sin una sola costura visible. [...] [Loriga] atraviesa, una vez más, su propia línea de sombra».
Karina Sainz Borgo, ABC
«Loriga envuelve esta trama en la belleza lírica evocadora que siempre gasta».
María Paredes, The Objective
«Inteligente e ingeniosa, reflexiva y honda a su pesar, nos atrapa».
Juan Marqués, La Lectura (El Mundo)
«Una novela de una melancólica calidez, como de la última copa de vino en el patio, en la última noche de agosto, frente a la playa, con las maletas a medio hacer desparramadas por la casa alquilada».
Marta Medina, El Confidencial
«Loriga narra [...] casi el deseo de canibalización del otro».
Gonzalo Núñez, El Debate
«Loriga siempre al borde del abismo. Por el riesgo que asume en su escritura, pero también por unos personajes que a menudo se mueven en el límite. [...] Cualquier verano es un final tiene la forma de una frontera».
Jaime Cedillo, El Cultural
«Ray trae en la postura esa pose que algunos pueden correr el riesgo de confundir con el fatalismo y que en realidad solo es serenidad. [...] Una obra con el temple que le ha dejado el tiempo en la muñeca y el intelecto».
Javier Ors, Zenda
«Mira como miraba a su lector desde la portada de Héroes pero este Bob Dylan madrileño [...] canta menos rock y más blues, parece menos rebotado y más desarmado y ha sustituido la camiseta que dejaba al aire todos sus tatuajes por un elegante jersey de cuello vuelto».
Marta de la Calzada, Telva
«Me gusta la facilidad aparente de la prosa de Ray Loriga, su levedad es un iceberg que esconde su masa bajo las aguas».
Ricardo Lladosa, Zenda
«La literatura de Ray Loriga, alejada de toda banalidad, se parece un poco al cine de John Ford: economía narrativa, poesía y sensibilidad».
Enrique Bueres, Revista GQ