¡Qué incendio! ¡Qué esplendor!
Mi vocación pirómana se supera esta noche. Se prodiga en llamas que se empinan desde abajo, de la acera, tratando de subir a mí, como lenguas de fuego más largas que las del Espíritu Santo. Lenguas vile, lisonjeras, no me venga a decir ahora que yo soy el incendiador de Nueva York porque no se lo voy a creer.
La crítica ha dicho...
«Es l...
Leer más
¡Qué incendio! ¡Qué esplendor!
Mi vocación pirómana se supera esta noche. Se prodiga en llamas que se empinan desde abajo, de la acera, tratando de subir a mí, como lenguas de fuego más largas que las del Espíritu Santo. Lenguas vile, lisonjeras, no me venga a decir ahora que yo soy el incendiador de Nueva York porque no se lo voy a creer.
La crítica ha dicho...
«Es la de Vallejo una voz singular, potente e inflamada, pero su prosa no desborda a borbotones: fluye caudalosa y encauzada por el don literario del narrador. Hay en Vallejo una intensidad vital y una fiereza alucinada y delirante en las que se hace visible su origen latinoamericano, y es ese rasgo lo que lo vuelve más próximo a nuestra idiosincrasia y en consecuencia, también más perturbador.»
Fernando López, La Nación
«La plasticidad de la prosa vallejiana, la fuerza torrencial de su voz, convierten cualquier objeto nombrado en real, en algo cierto. Fernando Molle, Clarín... Despotrica, injuria, provoca. Pero más allá de la diatriba de sus libros, el escritor colombiano Fernando Vallejo ha consolidado una obra en la que ese afán escandalizador queda en segundo plano ante la calidad de su escritura.»
María Sonia Cristoff, La Nación
Leer menos