Historias de una becaria incorrecta

Dani Gove
Becaria

Fragmento

cap-1

ME PRESENTO

La verdad es que no sé cómo empezar, porque he empezado muy pocas cosas, y menos son las que he terminado. Por eso soy Becaria. La Becaria. Y tengo la sensación de que lo seré toda la vida. Pero intentaré comenzar por el principio.

Mi vida laboral ha ido dando bandazos. He pasado por incontables empresas como becaria, de un lado a otro, y ya me parece un logro haber conseguido establecerme en una agencia donde he encajado a pesar de mis pajas mentales y delirios emocionales.

He perdido la cuenta de todos los trabajos en los que he estado sin salario, de todos los sectores empresariales que he conocido, de todos los jefes que he tenido, de todos los malentendidos y las veces que la he liado, y lo mal valorada que siempre he estado bajo contratos precarios en régimen de salario emocional. Contratos emocionales, salarios emocionales, permisos emocionales, bajas emocionales… Todo un leitmotiv en mi vida.

Duermo poco y mal. Una cafetera italiana para una única taza me mantiene viva, no me duermo gracias a ella y a veces llevo un termo al trabajo para darle un lingotazo entre llamadas, papeles, indirectas y ganas de pegarle una patada en los huevos al jefe. No me gustan las cafeteras de cápsulas ni la espuma blanca que les queda en la superficie, porque saben a cualquier cosa menos a café. Siento mucho decepcionarte, George Clooney. Me parece que es como pedirte para comer un cachopo con sabor a paella y al final, ni cachopo ni paella (ni para ninguno).

En el amor no me va mejor, soy una inválida emocional. He estado con muchos tíos sin estar realmente con ninguno porque tengo la mala costumbre de caer en relaciones confusas y tóxicas que no llevan a nada, pero mientras tanto, echo el rato, voy aprendiendo al revés y sigo tropezando con la misma piedra hasta perder la cuenta. Con las tías no me va mucho mejor, y no porque no quiera. A veces pones todo tu empeño en cosas que luego no siguen la dirección correcta, te equivocas en otras cosas que no apuntas en tu libreta de asuntos importantes para rectificarlas, y otra vez a empezar.

He crecido con internet, he estado en todas las redes sociales que han ido apareciendo en los últimos años, y ahora estoy centrada en Twitter, Instagram y Facebook con los perfiles que jamás deberían filtrarse en mis trabajos ni en los despachos de mis jefes. Soy la community manager de la república independiente de mi vida. Me han pasado cosas feas, raras y también maravillosas. El poder de las redes es ilimitado. Han intentado ligar conmigo en aplicaciones de compraventa de cosas usadas, me han tirado la caña en apps de trabajo, he tenido sexo fugaz gracias a Linkedin, me han llenado el correo de fotopollas, no me he comido un colín en Tinder, me he sentido acosada, me han ofrecido dinero por mis bragas usadas y la Wikipedia me ha enseñado muchas cosas.

En los pocos minutos libres que me quedan en mi vida como becaria, me encanta asistir a eventos, exposiciones, conciertos, leer libros raros, conocer gente de otras culturas, religiones, creencias espirituales y gustos sexuales, no quedarme con las ganas de nada, luchar contra el machismo oprimente, que me coman bien el coño, tomar gintonics y que nadie gobierne en mis movidas. Me fascina la gente que cree en el poder de las piedras, las energías, el karma, etcétera, y tratar de ahondar en sus ideas y motivaciones, porque yo no creo en nada, salvo en la energía de mi clítoris cuando llego al orgasmo. Y ya me parece demasiado.

Es complicado ser becaria y tener dinero (una contradicción vital), pero he hecho cosas que me han permitido ir tirando, fuera de mis contratos de prácticas en régimen de salario emocional. He trabajado para una sexshop online de probadora de juguetes sexuales, he hecho algunas ñapas contables en B, he escrito artículos y entrevistas cobrando euros de verdad, me han regalado latas de refrescos, que también son muy importantes para mantenerse hidratada, y me han invitado a cafés, indispensables para seguir despierta.

Entre el salario emocional, las calefacciones estropeadas y la propuesta que ha salido en la TV de la reducción de cafés para ahorrar para la jubilación, estoy encantada con esto de ser becaria. Y quiero contar mi historia.

cap-2

1

TRABAJO

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