Viaje de Londres a Génova a través de Inglaterra, Portugal, España y Francia

Giuseppe Baretti

Fragmento

Introducción, por Soledad Martínez de Pinillos Ruiz

Introducción

Giuseppe Marcoantonio Baretti, el autor de este libro, era originario de Monferrato, una región de la península italiana perteneciente a los duques de Saboya desde 1703. Fue el hijo mayor de Luca Baretti, ingeniero militar en Turín. Allí nació Giuseppe el 24 de abril de 1719 reinando Víctor Amadeo II.

Desde la infancia, tuvo Giuseppe Baretti un carácter apasionado y rebelde. Su educación, dirigida por el padre, estuvo encaminada a la búsqueda de una profesión. Poseían los Baretti un beneficio eclesiástico y Luca obtuvo para su hijo su disfrute, con el que durante algunos años Giuseppe cursó sin ninguna vocación estudios eclesiásticos, que finalmente abandonó. Luca pensó entonces hacer de él un arquitecto, pero la miopía de Giuseppe le impide seguir ese camino. ¿Sería, pues, hombre de leyes? El padre le envía a estudiar latín con los jesuitas; pero los métodos de enseñanza son tan malos que nunca conseguirá dominar esa lengua, ni tampoco el griego, que siempre le interesó y cuyo estudio, curiosamente, le prohibiría su padre. En 1735 muere la madre, y su padre, al mes de quedarse viudo, vuelve a contraer matrimonio con una mujer joven y bella. La nueva esposa aporta al matrimonio un chichisbeo, y es entonces cuando el joven Baretti conoce de cerca esta costumbre social que, ya mayor, hallará en Madrid y describirá en su relato del Viaje. La nueva situación familiar hace que Giuseppe abandone la casa paterna en Turín y vaya a vivir a Guastalla con el hermano menor de su padre, un hombre afable y bondadoso, secretario de la corte ducal.

En Guastalla Baretti encuentra empleo como escribiente en un negocio de la ciudad donde trabaja también el poeta Carlo Cantoni. Cantoni va a ser muy importante en la educación literaria y humanistadeGiuseppe.Le inculcaunaespecialaficióna lospoemasde Berni, poeta burlesco del siglo XVI, que Baretti tomará como modelo. En 1737 abandona esta pequeña ciudad y vuelve a Turín, donde estudia elocuencia en la Universidad. En 1739 lo encontramos ya en Venecia. Venecia le deslumbra, y es allí donde se afirma su gran pasión por la literatura. Frecuenta las reuniones literarias y busca un trabajo que le permita vivir. No tiene éxito en sus pretensiones, y en 1740 se dirige a Milán, donde también va a frecuentar la sociedad de la gente de letras. Allí hace amistad con el doctor Gian Maria Bicetti, el conde Giuseppe Maria Imbonat y otros poetas y escritores, y con ellos forma el primer núcleo de la Academia de los Transformati, desde la que trata de extender el gusto por los buenos estudios, y donde practica el ejercicio de la poesía jocosa e imparte un gusto literario más abierto que el dominante. En esta época vuelve a sus estudios clásicos y traduce a Ovidio, sin conseguir mucho éxito. Perfecciona su conocimiento del francés y comienza a estudiar español. Publica algún trabajo de erudición, pero su gusto se inclina por la crítica literaria y por observar todo lo que sucede a su alrededor. En 1742 se reconcilia con su familia y vuelve a Turín, pero por poco tiempo, ya que ese mismo año lo encontramos en Cuneo, donde permanecerá dos años trabajando como administrador del rey en las nuevas fortificaciones. En 1744 vuelve a Turín. Su padre ha muerto, y Baretti tiene la esperanza de heredar y salir de la necesidad. Pero la única heredera será la viuda, quien, antes de tres meses, vuelve a casarse con su chichisbeo y amante.

Sin trabajo y sin dinero, Baretti decide probar fortuna de nuevo en Venecia, adonde llega con cierta reputación de poeta. Entra en el mundo de las Academias literarias, que proliferan en toda Italia, y recibe el encargo de traducir a Corneille. Acepta porque está sin recursos, pero, falto de tiempo, su traducción no es buena. Compone también poesías de circunstancias, de estilo jocoso, en las que, en breves pero ásperas y violentas diatribas, vierte su humor acre y su ardor polémico hasta exasperar a sus adversarios. Por si fuera poco, sus ataques a la que considera falsa erudición de la época, y en especial los que dirige a la arqueología citando nombres concretos, le crean enemigos poderosos. Todo el profesorado de la Universidad, y el mismo rey, se sienten ultrajados. Para que cese en sus publicaciones le amenazan con la cárcel.

Con muchos y poderosos enemigos, cerrados todos los caminos para conseguir una ocupación estable y lucrativa en su tierra, Baretti decide seguir el camino de otros muchos italianos del siglo XVIII y a fines de enero de 1751, parte para Inglaterra cruzando Francia en su camino.

Al principio, a pesar de las cartas de recomendación que trae consigo y la ayuda de algunos ingleses e italianos, la vida de Baretti en Inglaterra es difícil. Su primera dificultad es con la lengua, que estudia con ahínco. Por algún tiempo trabaja como poeta en el teatro italiano de Londres; pero, otra vez, sus sátiras contra el director y los músicos hacen que tenga que abandonar ese trabajo. Se dedica a dar clases de italiano, lengua que las jóvenes inglesas estudiaban como complemento de sus estudios musicales; también publica algunos trabajos didácticos con el fin de ayudar al estudio del italiano. Poco después de su llegada a Londres conoce a la escritora Charlotte Lennox, autora, entre otras obras, de la novela The Female Quixote; or the Adventures of Arabella, que acababa de publicarse, en 1752, y con ella intercambia lecciones de italiano por lecciones de inglés. Es probable que, por mediación suya, en 1753 o 1754, entrara Baretti en los círculos literarios de Londres, donde conoce a Samuel Johnson. Nace entre estos dos hombres una buena amistad que durará hasta que, poco antes de la muerte de Johnson, una pequeña desavenencia los separe. Tenían gustos y aficiones comunes y, también, un carácter franco y brusco. Ambos eran impacientes y orgullosos, y se sabían en posesión de una inteligencia superior a la común. Johnson guió a Baretti en sus estudios de literatura inglesa y, en muchas ocasiones, le proporcionó trabajo.

Baretti continuó escribiendo y publicando ensayos sobre temas diversos, en especial sobre la lengua, la literatura y la cultura italianas, con los que ayudó a dar a conocer su país en Inglaterra. En sus escritos, muestra Baretti su firme creencia en la unidad geográfica y lingüística de Italia, unidad comprometida por la presencia de potencias extranjeras en su territorio. La lengua italiana era para él el último símbolo vivo de Italia. Como su nombre es ya bien conocido, una asociación de ocho libreros ingleses le encomienda la ampliación y corrección del diccionario inglés-italiano de Altieri. Baretti hizo un excelente trabajo, que, además de consolidar su ya buena reputación de erudito, le permitió reunir algún dinero.

Siempre nostálgico de Italia, Baretti consideraba su estancia en Inglaterra sólo temporal, y proyectaba el regreso a su patria en cuanto surgieran posibilidades de establecerse en ella. Su conocimiento de algunas de las principales lenguas europeas, el inglés, el francés y el español, además de su lengua n

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