1. Para una explicación más completa de las ideas de Melanie Klein sobre las fases paranoide-esquizoide y depresiva, se sugiere al lector que acuda a los capítulos 2 y 5 del libro de Hanna Segal, Introduction to the Work of Melanie Klein (Londres, William Heinemann, 1964).
2. Neville Symington, «The analyst’s act of freedom as an agent of therapeutic change», publicado en International Journal of Psycho-Analysis (1983), vol. 10, n.º 3, pp. 283-291.
3. Se sugiere al lector que acuda a la explicación de la teoría de la contención de Wilfred Bion que se ofrece en el capítulo 16 del libro de James Grotstein, A Beam of Intense Darkness: Wilfred Bion’s Legacy’ (Londres, Karnac Books, 2007).
4. Hanna Segal, «Reflections on Truth, Tradition and the Psychoanalytic Tradition of Truth», publicado en la revista Imago (2006), vol. 63, n.º 3, pp. 283-292.
5. Isabel Menzies Lyth, «Social systems as a defence against anxiety: An empirical study of the nursing service of a general hospital», publicado en Human Relations (1960), vol. 13, pp. 95-121.
6. D. H. Lawrence, «Fenimore Cooper’s White Novels», publicado en la revista Studies in Classic American Literature (Nueva York, Viking, 1964), pp. 35-36.
7. Isabel Menzies Lyth, «A Psychoanalytical Perspective on Social Institutions», incluido en el libro de Eric Trist y Hugh Murray (eds.), The Social Engagement of Social Science, Volume 1, The Social-Psychological Perspective (Londres, Free Association Books, 1990), pp. 463-475.
8. W. R. Bion, Experiences in Groups (Londres, Tavistock, 1961).
9. Eugène N. Marais, The Soul of the White Ant (Londres, 1938) y The Soul of the Ape (Londres, 1973). El primero apareció en principio como serie de artículos en publicaciones en idioma afrikaans entre 1923 y 1925. El segundo, inconcluso en el momento de morir Marais en 1936, se publicó de forma póstuma.
10. The Report of the Mid Staffordshire NHS Foundation Trust Public Inquiry, 6 de febrero de 2013.
11. Se sugiere al lector que acuda al artículo de Ronald Britton, «The missing link: parental sexuality in the Oedipus complex», incluido en el libro de Ronald Britton, Michael Feldman y Edna O’Shaunessy (eds.), The Oedipus Complex Today: Clinical Implications (Londres, Karnac Books, 1989).
12. Thomas Nagel, «What is it like to be a bat?» (1974), incluido en el libro Mortal Questions (Cambridge, Cambridge University Press, 1991), pp. 164-179.
13. Se sugiere al lector que acuda al artículo de Donald Winnicott, «Ego Distortion in Terms of True and False Self», incluido en el libro The Maturational Process and the Facilitating Environment (Londres, Hogarth Press, 1995), y al libro del mismo autor Playing and Reality (Londres, Routledge, 1971).
14. Anne Alvarez, «Play and the imagination: where pathological play may demand a more intensified response from the therapist», incluido en el libro The Thinking Heart: Three levels of psychoanalytic therapy with disturbed children (Londres, Routledge, 2012).
15. Paula Heimann, «On Counter-Transference», publicado en International Journal of Psycho-Analysis (1950), vol. 31, pp. 81-84.
16. George Lakoff y Mark Johnson, Metaphors We Live By (Chicago, University of Chicago Press, 1980).
PRÓLOGO
Las siguientes conversaciones tratan de la práctica de la terapia psicoanalítica y de lo que esta representa en un contexto social y filosófico más amplio. Versan sobre toda una serie de procesos, tanto individuales como de grupo, internos al contexto clínico pero también externos. Debido a que en el Occidente laico de hoy en día la terapia psicoanalítica y el ideal del crecimiento personal se han convertido en parte del Zeitgeist, confiamos en que también resulten interesantes a los lectores ajenos a la profesión terapéutica.
La correspondencia que sigue se basa en la premisa de que el psicólogo se puede beneficiar de explorar su práctica terapéutica en compañía de alguien que no pertenezca a su disciplina, en este caso un escritor y crítico literario provisto de una predisposición favorable. A primera vista, el psicoterapeuta y el novelista tienen mucho en común, por lo menos en lo que respecta a su foco de interés. Tanto a uno como a otro les interesan profundamente la naturaleza y la experiencia humanas, así como todo lo que pueda llevar al crecimiento y desarrollo de las personas.
Por supuesto, tanto el escritor como el terapeuta oral usan el lenguaje como medio. Los dos se dedican a explorar, describir y analizar la experiencia humana, o bien a encontrar o inventar estructuras lingüísticas y narrativas destinadas a abarcarla, y tal vez de forma más particular les interesan los confines de esa experiencia.
El debate intelectual del que forma parte la siguiente correspondencia se inició en 2008, y refleja (por un lado) el interés de una terapeuta sorprendida por un corpus novelístico en el que los procesos mentales son transmitidos desde un punto de vista radicalmente distinto al psicológico (por ejemplo, la sucinta y vigorosa crónica que hago de la resistencia mental de Michael K a la opresión en Vida y época de Michael K), y (por el otro lado) el interés de un escritor por entender mejor una forma posreligiosa de diálogo terapéutico.
Este que tienen en sus manos es el segundo producto de dicho debate. El primero apareció con el título «Nevertheless, my sympathies are with the Karamazovs» [«Aun así, yo simpatizo con los Karamazov»] en la revista Salmagundi, números 166-167 (2010), pp. 39-72.
Esta correspondencia se publica con vocación interdisciplinar y también con voluntad de exploración. No siempre sigue un argumento lineal. A veces se repite y se contradice, regresa a una serie de preocupaciones recurrentes o bien sigue una línea de razonamiento sin saber adónde lleva. Esto es así con la esperanza de que en algún momento pueda abrirse una perspectiva nueva o diferente sobre la práctica de la terapia psicoanalítica y sobre el proyecto psicoterapéutico en sus formas sociales más amplias.
Los autores quieren dar las gracias a las siguientes personas por sus útiles comentarios sobre esta correspondencia y/o por sus valiosas apreciaciones sobre toda una serie de ideas relevantes: Nick Everett, Jillian Vites, Orna Hadary, Margot Waddell y Daisy Evans.
A. K. y J. M. C.
NOTA SOBRE EL USO DE EJEMPLOS CLÍNICOS
A fin de proteger el anonimato de los pacientes, se han cambiado todos los detalles de los ejemplos clínicos que surgen en la correspondencia. La decisión de alterar el material en lugar de obtener el consentimiento de los pacientes obedece al riesgo que existía de entorpecer el proceso terapéutico.
TÉRMINOS TÉCNICOS
Los términos que llevan un asterisco aparecen definidos en el glosario de términos.
1
Ser el autor de la historia de tu vida (inventarte tu pasado) o bien ser únicamente su narrador. Ofrecer una historia bien tramada o bien contar la historia verdadera.
El psicoanalista como oyente de esa historia que presta un grado ideal de atención. Que oye y analiza las resistencias del relato. La meta de la terapia: liberar la voz del paciente y su imaginación narrativa.
J. M. C.: ¿Qué cualidades ha de tener una buena historia (verosímil y hasta apasionante)? Cuando le cuento a otra gente la historia de mi vida —y, lo que es más importante, cuando me cuento a mí mismo la historia de mi vida—, ¿acaso debería intentar convertirla en un artefacto bien construido, pasar a toda prisa por los momentos en que no sucedió nada e intensificar el dramatismo de los momentos en que pasaron muchas cosas, dar forma a la historia, crear expectación e intriga? O, al contrario, ¿debería ser neutral y objetivo y esforzarme por contar un tipo de verdad que cumpliera con los criterios de un tribunal: la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?
¿Qué relación tengo con la historia de mi vida? ¿Soy su autor consciente o bien debo considerarme a mí mismo una simple voz que va emitiendo con la menor interferencia posible un torrente de palabras que brota de mi interior? Por encima de todo, dada la cantidad ingente de material que tengo en mi memoria, el material de una vida entera, ¿qué debería dejar fuera, teniendo en cuenta la advertencia que hizo Freud de que lo que omito sin pensar (es decir, sin pensar de forma consciente) puede ser la clave de las verdades más profundas sobre mí? Y, sin embargo, por una pura cuestión de lógica, ¿cómo puedo yo saber qué es lo que estoy dejando fuera de forma inconsciente?
A. K.: Supongo que la tarea del psicoanálisis es intentar contar la verdad más profunda; o, para decirlo de forma más humilde y precisa, analizar las resistencias a contar esa verdad, a fin de que la historia de un individuo pueda salir a la luz de la forma más plena, coherente y sincera posible en un momento dado; y digo en un momento dado porque se trata de un proceso continuo y de una historia que no para de cambiar. La historia verídica de uno mismo que alguien puede contar siendo niño será distinta de la crónica que ese alguien puede hacer de las mismas experiencias siendo adolescente, o adulto, etcétera.
Freud propuso el método de la asociación libre como vía óptima para acceder a la experiencia inconsciente en la consulta, pero, al menos en mi experiencia, la verdad es que ese método no funciona tal como la gente se espera. Se invita al paciente a que hable con toda la libertad que pueda, sin atender a las normas y cortesías sociales habituales, pero lo que el paciente no tarda en descubrir es hasta qué punto esa libre expresión está limitada, incluso en la intimidad de sus propias mentes. Esto tiene el efecto de mostrarnos cómo funcionan las defensas del individuo y ayudarnos a analizar la resistencia, una tarea básica en la mayoría de las terapias.
Una forma de plantearse el psicoanálisis es decir que busca liberar la narrativa o la imaginación autobiográficas. Siguiendo esta línea de razonamiento, puede que un escritor como tú tenga ideas que plantear sobre la forma que adopta esa narración en la consulta.