El cochecito blanco

Dan Rhodes

Fragmento



Índice

Portadilla

Índice

Nota del autor

Primera parte

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Segunda parte

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Tercera parte

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Agradecimientos

Sobre el autor

Créditos

Grupo Santillana

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Nota del autor

 

 

 

 

Este libro fue publicado por primera vez en Gran Bretaña bajo el seudónimo Danuta de Rhodes y con la siguiente biografía:

 

Nacida en 1980, Danuta de Rhodes pasó gran parte de su niñez en París, Milán y Río de Janeiro. Empezó a escribir artículos para revistas de moda a la edad de doce años, y su primer guión, la comedia romántica Le cochon d’Inde, llegó a las pantallas cuando sólo contaba catorce. La película tuvo una acogida buenísima y le granjeó diversos premios pero, en contra de varias propuestas para escribir una continuación, De Rhodes decidió concentrarse en sus estudios. En 1998, después de un año componiendo música para el Jerusalem Ballet, se trasladó a Londres, donde estudió literatura moderna y medieval y diseñó zapatos. Actualmente reside en Nueva York, donde trabaja en el sector de la moda. El cochecito blanco, su primera novela, se publica simultáneamente en todo el mundo.

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Primera parte

 

 

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1.

 

 

 

 

Una de las cosas curiosas del Octeto Sofía Experimental de la Tabla del Pan es que no eran un octeto. En realidad lo formaban catorce. Otra cosa era que ninguno de esos catorce tocaba una tabla del pan. Había dos bateristas, uno que tocaba con escobillas y otro que tocaba con el dorso de las manos, un flautista zurdo, una mujer que, pese a su aprendizaje clásico, tocaba el clarinete con sólo tres dedos, un vibrafonista que a veces se pasaba a la sierra, y varias personas que utilizaban toda suerte de instrumentos musicales, herramientas, grabadoras y utensilios de cocina, ninguno de los cuales era una tabla del pan. El Octeto Sofía Experimental de la Tabla del Pan era, eso sí, experimental. También eran de Sofía. Es decir, residían en esa ciudad. De hecho, dos de los miembros del octeto, gemelas idénticas, eran de Bucarest, otro era de Berlín, y el resto procedía de diversas partes de Bulgaria, pero los catorce se habían instalado definitivamente en Sofía a principios de los años noventa, y la formación no había cambiado desde entonces.

Jean-Pierre le explicó todo esto a su novia, Veronique, mientras sacaba de su caja el tercer álbum del grupo, Donde las ondas sonoras se transforman en sonido, y lo introducía en el lector de discos compactos de su pequeño y caro equipo estereofónico.

Ella tomó un trago largo de vino blanco y dijo:

—Oh.

—En realidad no son canciones —dijo él—. Son más bien paisajes sonoros.

Ella dio otro sorbo de vino y dijo:

—Ah.

—Escucha —dijo Jean-Pierre, pulsando el play en el mando a distancia y arrellanándose en el suelo con las piernas estiradas y la cabeza apoyada en la butaca.

El Octeto Sofía Experimental de la Tabla del Pan empezaba a propósito el primer corte del disco pasados dos minutos y quince segundos, como para que sus oyentes se preguntaran si estaban perdiéndose algo inaudible pero extraordinario. Aprovechando el silencio, Veronique tomó un mechón de pelo entre los dedos, separó tres hebras y empezó a trenzarlas. Era una costumbre que había adquirido cuando tenía el pelo largo, y seguía haciéndolo incluso ahora que sus cabellos eran demasiado cortos como para poder hacerse una buena trenza.

—No te estás concentrando —dijo Jean-Pierre.

Ella no contestó, pero dejó de trenzarse el pelo. No era algo que le importara tant

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