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Ignacio Aldecoa
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Ignacio Aldecoa (Vitoria, 1925 - Madrid, 1969) fue un escritor español, de amplia e intensa producción narrativa. Estudió Filosofía y Letras en las universidades de Salamanca y Madrid, donde trabó amistad con...
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Ignacio Aldecoa (Vitoria, 1925 - Madrid, 1969) fue un escritor español, de amplia e intensa producción narrativa. Estudió Filosofía y Letras en las universidades de Salamanca y Madrid, donde trabó amistad con Sánchez Ferlosio, Martín Gaite, Fernández Santos y otros jóvenes que formaron el futuro plantel de la narrativa de los cincuenta. Aunque se inició como poeta (Todavía la vida, 1947; El libro de las algas, 1949), pronto se dedicó al cultivo del cuento -género del que fue sin duda un maestro- y la novela.

Su novelística, reducida a cuatro títulos, es parte de un vasto proyecto consistente en tres trilogías que debían de abordar, respectivamente, el trabajo del mar, el trabajo de las minas y el mundo de los guardias civiles, los gitanos y los toreros. De todo ello la muerte sólo le permitió escribir una parte de la primera, Gran sol, de 1957, que trata de la pesca de altura, y dos de la última: El fulgor y la sangre, de 1954, sobre la vida cotidiana de una pequeña guarnición de la guardia civil, y Con el viento solano, de 1956, en torno al mundo de los gitanos. Independiente de estas series es la novela titulada Parte de una historia (1967). A pesar de la crudeza humana de su escritura, de su intensa carga testimonial, Ignacio Aldecoa rehúye el mensaje explícitamente político (en ello se aparta de las propuestas del realismo crítico) y tiende a una ajustada técnica objetivista.

Sus cuentos son fragmentos de vida, historias insignificantes pero dotadas de un gran poder evocador; por su variada temática (los oficios, la clase media, los bajos fondos, las vidas extrañas, el éxodo rural a la ciudad, etc.) configuran un amplio cuadro de comedia humana de nuestra posguerra. Recopilados en 1973 (Cuentos completos), aparecieron en las colecciones Vísperas del silencio (1955), El corazón y otros puntos amargos (1959), Caballo de pica, de 1956, Arqueología (1961), Los pájaros de Baden Baden (1965) y Santa Olaja de acero (1968).

Aldecoa convirtió en materia novelable su profunda experiencia de los hombres y la difícil tesitura por la que atraviesa España en años particularmente crueles: los posteriores a la Guerra Civil. Guiado siempre por un creciente deseo de objetividad y comprensión de las formas de vida del país y de sus gentes, en especial las más sencillas y sometidas a la injusticia, el novelista le da al conjunto de su obra un sello personal inconfundible: rico, laborioso, con un riguroso sentido de la construcción por lo que hace a las situaciones y una técnica realista de la que sobresale la nota enérgica, teñida invariablemente de poesía y verdad.

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Los cuentos de Ignacio Aldecoa reunidos en un solo volumen.


«Ignacio era un narrador de raza. Para él, contar historias era una manera de vivir. Contarlas del modo más eficaz y con el lenguaje más bello y expresivo, la meta a la que le conducían su talento, su esfuerzo y su voluntad apasionada de perfección.

Ignacio admiraba profundamente a Stevenson. Y solía contar cómo los indígenas de la isla de Samoa habían grabado un hermoso epitafio en l...

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«Ignacio era un narrador de raza. Para él, contar historias era una manera de vivir. Contarlas del modo más eficaz y con el lenguaje más bello y expresivo, la meta a la que le conducían su talento, su esfuerzo y su voluntad apasionada de perfección.

Ignacio admiraba profundamente a Stevenson. Y solía contar cómo los indígenas de la isla de Samoa habían grabado un hermoso epitafio en la tumba del escritor: -Aquí yace Tusitala, el narrador de historias.. Luego, Ignacio se quedaba pensativo un instante y añadía: -Así es como me gustaría que me recordaran: Ignacio Aldecoa, el narrador de historias-.

Y sonreía. Porque Ignacio tenía una forma risueña de decir las cosas en las que creía seriamente. Detestaba la solemnidad, rechazaba la pedantería y le gustaba pasar levemente sobre los asuntos graves: la brevedad de la existencia, la inaceptable injusticia de nacer para morir, la muerte misma.»
Josefina R. Aldecoa

De los Cuentos completos se ha dicho...
«Aldecoa es algo así como el Dostoyevski de 'Pobres gentes' pasado por el costumbrismo castellano; un realismo humanista muy personal y un objetivismo anti-intelectual que tenía sus raíces más en el primario vitalismo americano de los Hemingway o los Capote, a los que leyó con avidez, que en el compromiso social de la generación del 50 a la que perteneció.»
Iñaki Ezkerra, El correo español

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Colección
Cuentos completos
Páginas
760
Target de edad
Adultos
Tipo de encuadernación
Tapa blanda con solapas
Idioma
ES
Fecha de publicación
21-06-2018
Autor
Ignacio Aldecoa
Editorial
ALFAGUARA
Dimensiones
151mm x 239mm
Colección
Cuentos completos
Páginas
760
Target de edad
Adultos
Tipo de encuadernación
Tapa blanda con solapas
Idioma
ES
Fecha de publicación
2018-06-21
Autor
Ignacio Aldecoa
Editorial
ALFAGUARA
Dimensiones
151mm x 239mm
9788420432434

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Ignacio Aldecoa (Vitoria, 1925 - Madrid, 1969) fue un escritor español, de amplia e intensa producción narrativa. Estudió Filosofía y Letras en las universidades de Salamanca y Madrid, donde trabó amistad con...
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Ignacio Aldecoa (Vitoria, 1925 - Madrid, 1969) fue un escritor español, de amplia e intensa producción narrativa. Estudió Filosofía y Letras en las universidades de Salamanca y Madrid, donde trabó amistad con Sánchez Ferlosio, Martín Gaite, Fernández Santos y otros jóvenes que formaron el futuro plantel de la narrativa de los cincuenta. Aunque se inició como poeta (Todavía la vida, 1947; El libro de las algas, 1949), pronto se dedicó al cultivo del cuento -género del que fue sin duda un maestro- y la novela.

Su novelística, reducida a cuatro títulos, es parte de un vasto proyecto consistente en tres trilogías que debían de abordar, respectivamente, el trabajo del mar, el trabajo de las minas y el mundo de los guardias civiles, los gitanos y los toreros. De todo ello la muerte sólo le permitió escribir una parte de la primera, Gran sol, de 1957, que trata de la pesca de altura, y dos de la última: El fulgor y la sangre, de 1954, sobre la vida cotidiana de una pequeña guarnición de la guardia civil, y Con el viento solano, de 1956, en torno al mundo de los gitanos. Independiente de estas series es la novela titulada Parte de una historia (1967). A pesar de la crudeza humana de su escritura, de su intensa carga testimonial, Ignacio Aldecoa rehúye el mensaje explícitamente político (en ello se aparta de las propuestas del realismo crítico) y tiende a una ajustada técnica objetivista.

Sus cuentos son fragmentos de vida, historias insignificantes pero dotadas de un gran poder evocador; por su variada temática (los oficios, la clase media, los bajos fondos, las vidas extrañas, el éxodo rural a la ciudad, etc.) configuran un amplio cuadro de comedia humana de nuestra posguerra. Recopilados en 1973 (Cuentos completos), aparecieron en las colecciones Vísperas del silencio (1955), El corazón y otros puntos amargos (1959), Caballo de pica, de 1956, Arqueología (1961), Los pájaros de Baden Baden (1965) y Santa Olaja de acero (1968).

Aldecoa convirtió en materia novelable su profunda experiencia de los hombres y la difícil tesitura por la que atraviesa España en años particularmente crueles: los posteriores a la Guerra Civil. Guiado siempre por un creciente deseo de objetividad y comprensión de las formas de vida del país y de sus gentes, en especial las más sencillas y sometidas a la injusticia, el novelista le da al conjunto de su obra un sello personal inconfundible: rico, laborioso, con un riguroso sentido de la construcción por lo que hace a las situaciones y una técnica realista de la que sobresale la nota enérgica, teñida invariablemente de poesía y verdad.

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