Silber. El segundo libro de los sueños (Silber 2)

Kerstin Gier

Fragmento

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Créditos

Título original: Silber. Das zweite Buch der Träume

Traducción: Nuria Villagrasa Valdivieso

1.ª edición: mayo 2015

© S. Fischer Verlag GmbH, Frankfurt am Main 2014

© Ediciones B, S. A., 2015

para el sello B de Blok

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

www.edicionesb.com

DL B 9791-2015

ISBN DIGITAL: 978-84-9069-103-8 

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidasen el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

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Contenido

Portadilla

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Dedicatoria

Cita

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Esa misma noche...

Apéndices

Medialunas de vainilla para consolar, aptas para todo el año, de Lottie

Lista de personajes

Nota del autor

Notas

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Dedicatoria

Para Leonie. ¡Estoy tan orgullosa de ti!

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Cita

Si puedes soñarlo, puedes hacerlo.

WALT DISNEY

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Realmente, Charles no me había puesto difícil encontrar su puerta: tenía una foto de sí mismo a tamaño real, con una amplia sonrisa y una bata blanquísima en cuyo bolsillo superior ponía «Dr. med. odont. Charles Spencer» y debajo: «El mejor que puede conseguir para sus dientes.»

Sin embargo, con lo que no había contado era con que la foto empezara a cantar cuando toqué el timbre.

«¡Trabajando duro para mantener los dientes limpios!», cantó lleno de entusiasmo y con una bonita voz de tenor usando la melodía de Campanita del lugar. Asustada, miré a un lado y a otro del pasillo. Madre mía, ¿podría hacerlo un poco más bajito? De todos modos, durante todo el rato había tenido la sensación de ser observada. Aunque, aparte de mí y del Charles de la foto, no se veía a nadie, solo puertas hasta donde alcanzaba la vista. La mía estaba justo a la vuelta de la siguiente esquina y, en el fondo, nada me apetecía más que regresar a ella corriendo e interrumpir la operación. Mi conciencia casi me mata. En cierto modo, esto era como leer el diario secreto de alguien, solo que mucho peor. Además, había tenido que cometer un robo para hacerlo, aunque de todos modos se podía discutir si realmente era tan inmoral como parecía. Desde un punto de vista jurídico, naturalmente era un robo, pero este tipo de gorra de trampero forrada de piel y con orejeras que le había sustraído a Charles solo le quedaba bien a muy poca gente. Con ella puesta, casi todos parecían borregos con menos de dos dedos de frente, y Charles no era una excepción, así que, en el fondo, incluso le había hecho un favor. Solo esperaba que no entrara nadie en mi habitación y me viera tumbada en la cama con la estúpida gorra. Pues eso era lo que estaba haciendo yo en realidad: estar tumbada en la cama y dormir. Con una gorra de trampero robada en la cabeza. Solo que no estaba soñando con algo agradable, sino que estaba espiando a alguien en sueños. A alguien que, probablemente, estaba a punto de romperle el corazón a Lottie (de profesión, la mejor trenzadora de peinados locos, cocinera de galletas, susurradora de perros y tranquilizadora mundial de almas de niñas). Y como nadie en el mundo tenía un corazón más tierno que el de Lottie (por cierto, oficialmente nuestra niñera), eso no podía pasar bajo ningún concepto. Así pues, en este caso, esperaba que el fin justificara los medios. ¿O no?

Suspiré. ¿Por qué tenía que ser siempre todo tan complicado?

—No lo hago por mí, lo hago por Lottie —dije a media voz y solo por si acaso tenía un oyente invisible; después respiré hondo y accioné el picaporte.

—¡Eh, eh, nada de colarse! —El Charles de la foto levantó el dedo índice y empezó a cantar otra vez—. «Trabajando duro para mantener los dientes limpios, por delante y por detrás...» ¿Y...?

—Hum... ¿Por en medio? —susurré insegura.

—¡Correcto! Aunque si se canta es mucho más bonito. —Mientras se abría la puerta, Charles siguió canturreando alegremente—: «Si un buen rato me cepillo, ¡tendré una sonr

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