Corazón de León

Ben Kane

Fragmento

Lista de personajes

LISTA DE PERSONAJES

(Los marcados con un * son personajes reales.)

Ferdia Ó Catháin/Rufus: noble irlandés del norte de Leinster.

En Striguil:

Robert FitzAldelm: «Puños y Botas», caballero.

Richard de Clare: conde de Pembroke (fallecido).*

Aoife: su viuda.*

Isabelle: la hija de ambos.*

Gilbert: el hijo y heredero de ambos.*

Rhys: niño galés huérfano.

Hugo, Walter, Reginald y Bogo: escuderos.

Gran Mary: lavandera.

FitzWarin: caballero y amigo de Robert FitzAldelm.

Gilbert de Lysle: mensajero del duque Ricardo.

Guy FitzAldelm: caballero y hermano de Robert FitzAldelm.

Casa de Anjou y personajes relacionados:

Enrique II: rey de Inglaterra y Anjou.*

Leonor (Alienor) de Aquitania: su esposa.*

Enrique el Joven: el hijo superviviente de mayor edad de Enrique II.*

Ricardo: duque de Aquitania y segundo hijo de Enrique II.*

Godofredo: conde de Bretaña y tercer hijo de Enrique II.*

Juan Sintierra: hijo menor de Enrique II.*

Matilda*: una de las hijas de Enrique, casada con Heinrich der Löwe,* antiguo duque de Sajonia y Bavaria.

Alienor, Juvette: doncellas de Matilda.

Beatrice: doncella de la reina Leonor.

Godofredo: hijo ilegítimo y canciller de Enrique II.*

Geoffrey de Brûlon: caballero.*

Maurice de Craon: caballero.*

Hawise de Gloucester: novia del príncipe Juan.*

Casa de Ricardo:

André de Chauvigny: caballero y primo del duque Ricardo.*

John de Beaumont: caballero.

John de Mandeville, Louis, el comadreja de John: escuderos.

Philip: escudero y amigo de Rufus.

Owain ap Gruffydd: caballero galés.

Richard de Drune: hombre de armas inglés.

Casa de Enrique el Joven:

William Marshal: caballero.*

D’Yquebeuf: caballero.*

Thomas de Coulonces: caballero.*

Baldwin de Béthune: caballero.*

Simon de Marisco: caballero.*

Heloise de Kendal: tutelada de William Marshal.*

Joscelin: escudero de William Marshal.

Jean d’Earley: escudero de William Marshal.*

Otros personajes:

Felipe Capeto*: rey de Francia e hijo del rey Luis* (fallecido).

Bertran de Born: trovador.*

Conde Vulgrin Taillefer de Angulema.*

Matilda: su hija.

William y Adémar Taillefer: hermanos de Vulgrin.*

Conde Aimar de Limoges: hermanastro de ambos.

Philippe: conde de Flandes.*

William des Barres: uno de los caballeros de Philippe.*

Conde Raimundo de Tolosa.*

Duque Hugo de Borgoña.*

Peter Seillan: asesor privado del conde Raimundo.*

Prólogo

PRÓLOGO

La historia recuerda a los grandes. A reyes y emperadores, a los papas. Al morir, las personas normales y corrientes como tú y como yo permanecemos en el anonimato. Ningún arzobispo oficia nuestro funeral ni ningún mausoleo magnífico se erige donde reposan nuestros restos. Sin embargo, algunos de nosotros estuvimos allí cuando el destino de los reinos pendía de un hilo, cuando las batallas que parecían perdidas sufrieron un vuelco inesperado. Por mucho que los escribas monacales y los historiadores nos hayan olvidado, ayudamos a los poderosos en su camino hacia la gloria y la fama eterna.

Por muy canoso y encorvado que ahora esté, en mis tiempos empuñé una espada junto a los mejores hombres. Toda la Cristiandad conoce a Ricardo, rey de Inglaterra, duque de Normandía, conde de Bretaña y Anjou, Corazón de León. Unos pocos privilegiados han oído hablar de su caballero Rufus y menos incluso de Ferdia Ó Catháin. No me preocupa lo más mínimo. No serví a Ricardo para obtener riquezas ni fama. Fui uno de sus hombres y todavía lo soy por lealtad hacia él, aunque lleve muerto treinta años, que Dios lo tenga en su gloria.

Se me apaga la vista, los músculos se me debilitan. Disfruté sobremanera enfundado en una cota de malla y montando un caballo de guerra; ahora me conformo con llegar al banco de fuera arrastrando los pies y calentar los huesos al sol. La muerte llamará a mi puerta, si no este invierno, el siguiente. Estaré preparado, pero ruego a los monjes que me concedan el tiempo necesario para contar mi historia, tal como es, antes de exhalar mi último aliento.

Llegar a la setentena es más de lo que consigue la mayoría de los hombres. He tenido una vida plena. He conocido la dicha exquisita del amor verdadero, a diferencia de muchos. Con el corazón henchido, pude sostener en mis brazos a mis hijos y a mi hija nada más nacer. Tuve compañeros de lucha a quienes me sentí más unido que a mis propios hermanos. El dolor apareció en mi vida en más de una ocasión, al igual que la tragedia; no son sino situaciones que nos envía Dios para ponernos a prueba. Lo único que puede hacer un hombre es cargar con su cruz y seguir adelante.

Dicen que los caminos del Señor son inescrutables y es cierto con respecto al mío. Llegué a Inglaterra procedente de una zona poco conocida de Irlanda y acabé al servicio del mayor guerrero de la época: Ricardo Corazón de León. Juntos asediamos castillos y libramos docenas de batallas. Derramé sangre y maté por Ricardo. No me enorgullece decir que maté por él. Confesé tales pecados, pero, en lo más profundo de mi corazón, no me arrepentí. Que Dios me perdone, pero volvería a matar a esos hombres si tuviera fuerzas suficientes.

Continuaré o, de lo contrario, seguiremos debatiendo acerca de mi alma al atardecer. Estuve presente cuando Ricardo se reunió con su padre Enrique por última vez; presencié su coronación en la abadía de Westminster. Estuve a punto de morir en Chipre por salvar a su reina. En Arsuf, luchamos codo con codo y derrotamos a Saladino; poco después, marchamos

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